martes, 21 de marzo de 2023

Rayado…

 Una conocida galería de arte de Barcelona contaba que en los años ochenta era frecuente que posibles compradores entrasen en la galería pidiendo un cuadro de determinadas medidas. a tono con la tapicería o el papel pintado del salón de casa. El cuadro debía jugar con el estampado y el mantel.

En el museo Picasso de París, para celebrar el llamado año Picasso, han tenido una ocurrencia inversa. Tienen retratos y, tras ardua reflexión, han encargado a un conocido modisto conocido por sus telas rayadas papeles pintados con los motivos y los colores de los vestidos de las figuras.

Después de las exposiciones “inmersivas”, las muestras con gafas 3-D, las visitas a ciegas, en pelota picada, o con chuchos prestados en la entrada -de todo hay en la viña del señor-, lo último, lo que se lleva es esta peculiar decoración:




Los cuadros, antes del siglo XIX, en occidente y en oriente, se pintaban casi siempre para un espacio dado, teniendo en cuenta la decoración, la arquitectura y las demás obras con las que iba a cohabitar. 

Artistas como Andy Warhol organizaron exposiciones de papel pintados diseñados por él; otros han creado entornos pintados con cuadros colgados con motivos semejantes. Mas, en estos casos, el conjunto fue pensado y realizado por el artista. El conjunto es la obra.

Un artista como Daniel Buren lleva años produciendo cuadros, telas, entornos compuestos de rayas de colores. La frontera entre obra y entorno, fondo y figura, arte y decoración, se desdibuja intencionadamente, buscando suscitar preguntas sobre el estatuto de lo que se contempla.

Pero, a menos que se descubra obras inéditas, Picasso nunca concibió papeles pintados ni proyectó paredes con motivos de sus cuadros. Estos, cuadros de caballete, no fueron realizados para ningún lugar en especial o, en todo caso, en y para su propio estudio.

Lo que estás ultimas exposiciones revelan es la incapacidad de apreciar una obra sin efectos especiales. El mundo que la obra abría se ha clausurado. El cuadro como ventana se ha cerrado. Ya no tiene importancia. Y se piensa que para seguir atrayendo a las masas son necesarios estos juegos que ocultan la obra -la obra ya no merece ser vista- en favor del espectáculo.

Bienvenidos a la era tik tok. 


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