Fotos: Tocho, enero de 2025
Bagdad es una ciudad de nueva planta fundada en el siglo VIII según un esquema circular. Capital del califato abasí -de Mesopotamia al Al-Andalús-, devino el centro mundial de la cultura en el siglo XII, que mantuvo hasta la invasión turca en el siglo XVI, aunque la destrucción de la ciudad por los mongoles, en el siglo XIII, supuso una primera pérdida de prestigio.
En el momento de máximo esplendor, a principios del siglo XIII, el sultán Mustansir ordenó la construcción de lo que sería la primera universidad de la historia, anterior a la de Bolonia. Se trataba de un complejo de dos plantas, alrededor de un patio dotado de diwanes (nichos de gran tamaño abovedados abiertos al patio central, dotados de asientos corridos), estanques y fuentes. Aulas, bibliotecas de un lado y estancias para los estudiantes del otro, de gran altura y gruesos muros de ladrillo, con luces cenitales que proporcionan una iluminación difusa uniforme, distribuidos en dos niveles, configuran un centro de estudios superiores a los que acudían especialistas de euroasia en teología, filosofía, matemáticas, geometría y astronomía, y los mejores estudiantes del imperio becados por el propio califa. La universidad no se limitaba a mantener y divulgar el legado clásico, sino que sus aportaciones, lejos ya de Grecia, sentaron las bases de la ciencia y el pensamiento que anunciaban el renacimiento en occidente.
El conjunto, maltrecho por los siglos de incuria que sufrió Bagdad en manos turcas u otomanas hasta el final de la primera guerra mundial, está siendo rehabilitado y pronto su biblioteca podría volver a estar a disposición de los estudiosos.
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