Omán es uno de los países árabes islámicos en el que se percibe la continuación entre la arquitectura pre-islámica y el obrar islámico.
Edificios antes y después de la invasión árabe se superponen perfectamente: la construcción islámica se fundamenta, se apoya en las trazas de la arquitectura de épocas precedentes, y ni siquiera la exigencia o la costumbre de orientar las mezquitas en dirección a la Meca impide que las construcciones religiosas se desmarquen de la orientación de templos politeístas.
Esta superposición se percibe nítidamente en el fuerte y la mezquita de Bahla. La fortaleza de gruesos muros de adobe, construida entre los siglos XII y XVIII, descansa sobre los restos de un fuerte de época sasánida, anterior al siglo VI dC, bajo los cuales se han desenterrado las trazas de construcciones que remontan al cuatro milenio.
Asimismo, la mezquita, una de las más antiguas de la península arábiga, recubre los muros, a muy poca distancia del enlosado islámico, de una construcción que se remonta al primer milenio aC, y que se supone debía ser ya una construcción sagrada, dado el respeto con el que sus muros fueron tratados.
Lejos de toda destrucción, la arquitectura islámica, en el desierto de la península arábiga , respetó, actualizándolas, las trazas de obras mesopotámicas también de adobe, visibles hoy bajo los forjados islámicos.
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