Casco antiguo en Mosul asolado por el Estado Islsmico en el que se llevan a cabo difíciles trabajos de reconstrucción
Fotos: Tocho, enero de 2025
Mosul fue tomada por el Estado Islámico en 2015, tras la huida del ejército iraquí. Impuso una versión extremista del extremismo súbita.
La ciudad contaba dos millones y medio de habitantes. Permanecieron, a menudo escondidos en sus casas, trescientos mil.
Con la ayuda del ejército norteamericano, el ejército iraquí reconquistó la ciudad en 2017. A las destrucciones que el Estado Islámico causó durante sus dos años de mandato se sumaron la sistemática destrucción de la ciudad, la parte antigua sobre todo, que practicó antes de huir.
Y sin embargo, pese al miedo a la presencia aún latente del Estado Islámico en o cerca de la ciudad, el silencio y la soledad de las calles de la ciudad antigua de noche, la aún evidente destrucción, los extenuantes controles a la entrada y salida de la ciudad (y para acceder o abandonar Erbil), que pueden llegar a durar hora y media -controles que pautan cualquier trayecto por carretera en Iraq, aunque sin la intensidad en el Kurdistán y más concretamente en Mosul-, y cierto desánimo de algunos habitantes que creen que el Estado Islámico regresará, la ciudad está en mucho mejor estado que en 2019, puentes han sido reconstruidos, la basura controlada, y las luces y el comercio han regresado en la parte más moderna de la ciudad.
Acongoja pensar que salvo los niños más pequeños, todos los viandantes con los que nos cruzamos han “vivido” el terror del Estado Islámico. Nadie habla en la calle y la delgadez extrema de ciertos varones denota mínimamente lo que padecieron y lo que temen.
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