Fotos: Tocho, Bagdad, julio de 2023
A inspiración del Cardenal Richelieu, primer ministro del rey francés Luis XIV, fundador de las primeras academias de ciencias en el siglo XVII, y del apoyo del emperador francés Napoleón I, a aquéllas, a principios del siglo XIX, que se fundó la academia de las ciencias en Bagdad, bajo dominio otomano, a mediados del siglo XIX.
El arquitecto Iraqí Rifat Chadirji construyó la sede definitiva, que aún ocupa la Academia, en la segunda mitad de los años sesenta. Las fachadas se conservan en buen estado, salvo por algún agujero en el hormigón por un disparo. Los interiores fueron destruidos por la invasión de Iraq en 2003 en la que el gobierno español de aquel entonces intervino) y por un suicida bomba en 2006. Se perdió toda la prensa escrita anterior a estas fechas. No se conserva ya ningún periódico. Pese a la devastación, la Academia alberga la mayor biblioteca de Iraq, con más de cien mil libros, entre los que destacan la primera bíblica manuscrita del mundo y el segundo Corán manuscrito más antiguo.
Entre los logros del proyecto de Chadirji, compuesto por varios edificios alrededor de un jardín, muy tranquilo y verde (ha llovido como nunca en Bagdad esta primavera), construidos en hormigón, ladrillo visto hecho a mano, cerámica vidriada que recuerda a Babilonia, y madera, se encuentra una doble fachada en forma de estrecho túnel abovedado abierto por los extremos , como si la fachada se hubiera extendido y curvado ante elle misma, que crea corriente de aire y logra que, como hoy, la temperatura externa de cuarenta y seis grados, descienda unos veinte grados.
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