martes, 6 de julio de 2021

Educación

Tras el desmantelamiento de las estructuras políticas romanas, que ocurrió a mediados del siglo VI, años más tarde de la deposición del último emperador romano occidental, y el cierre definitivo de las escuelas paganas, la enseñanza quedó en manos de los monasterios, a partir del siglo VIII, y de las escuelas catedralicias, a partir del s. XII. Poco tiempo después se fundaron las primeras universidades europeas (llamadas Estudios Generales), que sucedían a Estudios ya existentes de Medicina y de Artes (Liberales) en Bolonia, París y Montpellier.
Pese a la creciente importancia de la sociedad civil en las renacidas ciudades, la enseñanza quedó en manos de la iglesia hasta al menos el siglo XVI. Este hecho no se basaba en un deseo de adoctrinamiento o de control de las creencias, sino en un postulado bíblico. 
Los dos primeros humanos, Adán y Eva, fueron creados por Yahvé. Emplazados en un jardín en el Edén -en el que Yahvé también moraba: se escuchaban sus pasos al caminar-, Adán y Eva fueron creados con todos los conocimientos a los que podía llegar un ser humano. A decir verdad, su saber apenas se distinguía del saber divino. Tan solo carecían de valores éticos: no sabían distinguir el bien del mal. Los frutos de un árbol en el centro del jardín proporcionaban esta capacidad de discernimiento, pero Yahvé los ordenó que no los probarán. Como bien adujo la serpiente que los tentaría, la ingestión de estos frutos les permitiría abrir los ojos e igualarse a Yahvé. Tendrían el don de saber el alcance, el valor de sus actos. Ya no actuarían por instinto, como los animales.
Mas, la desobediencia de Adán y Eva conllevó que perdieran la capacidad de enjuiciar sus acciones. Se moverían a tientas, dando palos de ciego. Ya no podrían prever qué deberían hacer, cómo comportarse. Carecerían de luces. Ya no se harían preguntas acerca de la pertinencia de su obrar.
Devolver la capacidad enjuiciadora, disolver las tinieblas que envuelven el alma, tales fueron las misiones que las escuelas monacales y catedralicias se impusieron, como se enunció cuando la creación de los primeros centros de formación, catedralicios y municipales, en Barcelona en el siglo XIII. La labor educativa, formativa, tuvo como fin devolver al ser humano al Edén: permitirle pensar y recapacitar, comparar y decidir, tomar las riendas de su vida, sabiendo dónde ir y cómo operar, qué hacer para tener una vida plena. Las primeras escuelas fueron, en verdad, escuelas de ética: proporcionaban elementos para poder saber estar en el mundo. Lejos del dogmatismo y del adoctrinamiento, la función de las escuelas y de las universidades medievales fueron lograr que los estudiantes pudieran estudiarse, sabiendo qué camino seguir y porqué.  La educación era una escuela de meditación sobre los fines de nuestra presencia en el mundo.

2 comentarios:

  1. Gracias, Pedro, me encanta la reflexión sobre el "para qué" de la educación. Abrazos desde Bogotá

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    1. ¡Muchas gracias, Jorge !
      La relación entre educación y luz, entre educación y dejar de ir perdido, a oscuras, existe desde siempre

      Muchos recuerdos

      Un saludo desde Barcelona

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