domingo, 31 de marzo de 2024

Mal estar

 Enfermedad se dice en catalán malaltia, maladie, en francés.

Estas dos palabras, en francés y en catalán tienen un mismo origen. Derivan de una expresión latina medieval: male habitus.

Una enfermedad es un mal hábito. ¿Qué significa? Un mal hábito es una mala costumbre, que atenta contra el cuerpo y no atiende a sus ritmos. Un sin vivir. O un mal vivir.

Un mal hábito, efectivamente, es un mal habitar. Puesto que habitar nos define como seres, ya que no podemos sino habitar o estar en el mundo, un estar que requiere que nos habituemos al mundo y lo habilitemos para poder estar o permanecer, y no desaparecer al momento como almas en pena, habitar mal nos impide estar, no solo estar cómodos, bien, bien con nosotros y con el mundo, sino tan solo estar o perdurar. 

Una enfermedad nos separa de nosotros mismos y de los demás. Nos encoge, nos encierra. Le enfermedad provoca dolor, y éste nos lleva a encogernos, plegados por la dolencia, como si quisiéramos protegernos de su ataque. La enfermedad nos aísla. Los asilos segregan; nos impiden estar con los demás, y a buenas con nosotros. 

Un mal habitar nos daña. Nos impide ser lo que querríamos ser. Impide que podamos aspirar a ser. La enfermedad nos coarta, nos corta, nos barre. Abre la puerta para que desaparezcamos.

Habitar bien, habitar a gusto conlleva a expandirse, a abrirse, a poder relacionarse. Nos abre los ojos. Podemos ver el mundo y vernos en el mundo, con los demás. Nos invita a vivir en comunidad y, antes, a fundar una comodidad, que genera bienestar. 

La enfermedad, obviamente, nos causa malestar. Estamos mal con nosotros mismos y con los demás. No queremos saber nada de nadie. No queremos oír nada, que nos hablen. Nos cerramos en banda. La enfermedad nos habita, impidiéndonos habitar, es de ir, estar a buenas con el mundo.

Malestar, en francés, malaise; una “aise” mala, dañina o dañada. Aise es comodidad. Prendre ses aises, es ponerse cómodo. Dejar de estar tensos, bajar la guardia. Confiar en el sitio y en los demás. Abrirnos a los demás.

Un malaise es una sensación de incomodidad; no nos sentimos bien donde estamos y con quien estamos. ¿Por qué? Aise, en francés, viene del latín adjacens. Lo adyacente es lo que tenemos a mano, lo que yace al lado nuestro, con nosotros. Es lo cercano, lo conocido, lo que forma parte de nuestra vida. El malaise nos aleja del mundo. De pronto éste nos aparece lejano, es decir, extraño. Ya no lo reconocimos. Ya sentimos que no formamos parte de él. No sabemos qué es y qué nos deparará. Tenemos que cerrarnos en banda, defendernos de un mundo que se nos ha vuelto hostil. Cortamos puentes, canales de comunicación. La apertura al mundo, digno de que estamos bien con él, ha concluido. Estamos aislados, solos. 

¿Acaso la arquitectura, la ciudad, hoy, serían la causa de nuestros males, de nuestra imposibilidad de estar a gusto en el mundo?

PS: guerra, guerre, war son palabras que derivan todas del germánico -con la amenazante sonido del redoble de la erre, o ese inquietante ulular que la suma de la vocal u y la erre final alimentar y alertan- que significa desorden. 

El desorden nos trastoca, nos desorienta. Perdemos las referencias. Ya no sabemos dónde estamos. Porque ya no estamos en ningún sitio. El mundo que habitábamos ha desaparecido. Ya nada nos ata a la tierra, puesto que ésta ya no es nuestra tierra, la tierra que hemos hecho nuestra, con la que hemos confraternizado. La guerra destruye el mundo para que nos sintamos perdidos, perdidos los ligámenes con el mundo. Por eso las guerra busca aniquilar espacios civiles, reducir el hábitat a la nada. Aniquilados estos, la población civil ya no puede habitar el mundo. Solo le queda desaparecer. 

sábado, 30 de marzo de 2024

GUSTAVE FLAUBERT (1821-1880): PENSAMIENTOS SOBRE EL ARTE (PARTE 2)

Texto traducido

 1.- La primera cualidad del arte y su objetivo es la ilusión; la emoción, que a menudo se obtiene mediante ciertos sacrificios de detalles poéticos, es una cosa completamente diferente y de orden inferior. Lloré con melodramas que no valían ni cuatro centavos y Goethe nunca me humedeció los ojos, excepto con admiración.

 

2.- Pintarás el vino, el amor, las mujeres, la gloria, a condición, buen hombre, de no ser un borracho, ni un amante, ni un marido, ni un alocado. Insertos en la vida, la vemos mal, la sufrimos o la disfrutamos demasiado. El artista, en mi opinión, es una monstruosidad, algo fuera de la naturaleza, todas las desgracias con las que le abruma la Providencia provienen de su terquedad al negar este axioma: sufre por ello y hace sufrir por ello a los demás. Preguntemos sobre esto a las mujeres que han amado a los poetas y a los hombres que han amado a las actrices.

 

3.- Estamos todos hundidos al mismo nivel, en una mediocridad común. La igualdad social ha sido traspasada al 
espíritu, hacemos libros para todos, arte para todos, ciencia para todos, del mismo modo que construimos 
ferrocarriles y calderas de calefacción pública. La humanidad está enojada por la degradación moral y la culpo 
por ser yo parte de ella.


Texto original:

1.- La première qualité de l’art et son but est l’illusion ; l’émotion, laquelle s’obtient souvent par certains sacrifices de détails poétiques, est une tout autre chose et d’un ordre inférieur. J’ai pleuré à des mélodrames qui ne valaient pas quatre sous et Gœthe ne m’a jamais mouillé l’œil, si ce n’est d’admiration.


2.- Tu peindras le vin, l’amour, les femmes, la gloire, à condition, mon bonhomme, que tu ne seras ni ivrogne, ni amant, ni mari, ni tourlourou. Mêlé à la vie, on la voit mal, on en souffre ou on en jouit trop. L’artiste, selon moi, est une monstruosité, quelque chose hors nature, tous les malheurs dont la Providence l’accable lui viennent de l’entêtement qu’il a à nier cet axiome — il en souffre et en fait souffrir. Qu’on interroge là-dessus les femmes qui ont aimé des poètes et les hommes qui ont aimé des actrices.


3.- Nous sommes tous enfoncés au même niveau, dans une médiocrité commune. L’égalité sociale a passé dans l’esprit, on fait des livres pour tout le monde, de l’art pour tout le monde, de la science pour tout le monde, comme on construit des chemins de fer et des chauffoirs publics. L’humanité a la rage de l’abaissement moral, et je lui en veux de ce que je fais partie d’elle.


Ce qui me semble à moi le plus haut dans l’art (et le plus difficile) ce n’est ni de faire rire, ni de faire pleurer, ni de vous mettre en rut ou en fureur, mais d’agir à la façon de la nature, c’est-à-dire de faire rêver. Aussi les très belles œuvres ont ce caractère, elles sont sereines d’aspect et incompréhensibles quant au procédé, elles sont immobiles comme des falaises, houleuses comme l’océan, pleines de frondaisons, de verdures et de murmures comme les bois, tristes comme le désert, bleues comme le ciel — Homère, Rabelais, Michel-Ange, Shakespeare, Gœthe m’apparaissent impitoyables, cela est sans fond, infini, multiple. Par de petites ouvertures on aperçoit des précipices, il y a du noir en bas, du vertige, et cependant quelque chose de singulièrement doux plane sur l’ensemble ! C’est l’idéal de la lumière, le sourire du soleil, et c’est calme ! C’est calme ! et c’est fort.


L’œuvre de la critique moderne est de remettre l’art sur son piédestal. On ne vulgarise pas le beau, on le dégrade, voilà tout. Qu’a-t-on fait de l’antiquité en voulant la rendre accessible aux enfants ? Quelque chose de profondément stupide ! Mais il est si commode pour tous de se servir d’expurgata, de traductions, d’atténuations, il est si doux pour les nains de contempler les géants raccourcis ! ce qu’il y a de meilleur dans l’art échappera toujours aux natures médiocres, c’est-à-dire aux trois quarts et demi du genre humain. Pourquoi dénaturer la vérité au profit de la bassesse ? 

jueves, 28 de marzo de 2024

No todo es barroco lo que reluce



Urbano Fos: obras no incluidas 


























 

Fotos : Tocho, marzo de 2024

El postulado decimonónico que clasificaba el arte por países, en detrimento de las antiguas escuelas y de los talleres, y de las cortes reales, parecía  superado. 

El nuevo museo del barroco catalán retoma esta clasificación. Contrariamente al Museo Nacional de Arte de Cataluña (que no Catalán) en Barcelona, que, pese a la inclusión ideológica de la palabra nacional, expone obras de arte creadas o expuestas en los territorios de la Corte de Aragón (más que en Cataluña), sean de escuelas italianas, flamencas, hispanas o de centro Europa, el nuevo Museo del Barroco solo acoge obras de artistas nacidos en Cataluña que desarrollaron su carrera en los territorios de la antigua Corona de Aragón -en unos años de declive . Sea debido  a este criterio, sea por la imposibilidad de obtener préstamos de larga durada, el museo no acoge ninguna obra del mejor pintor barroco catalán, Francisco Ribalta. Tampoco de un notable pintor, con pocas obras conocidas, como Urbano Fos, porque, habiendo nacido en la provincia de Tarragona, desarrolló su carrera en Valencia. 
Sí se expone una obra de Juan Ricci, un notable pintor y arquitecto madrileño, autor de tratados de pintura y de arquitectura, que fue monje benedictino del monasterio de Montserrat, con una sola obra referida a dicho monasterio.
El criterio selectivo de la colección permanente, compuesta en gran parte por obras procedentes de otros museos, siempre de Cataluña, lleva a que la colección tenga el interés que tiene, que el griterío estilístico o formal de la restauración y adaptación del edificio del museo trata de suplir buscando centrar la atención a costa de la que merecen las obras.
Los audiovisuales (cercanos a los No-Do), los textos de los folletos, buscan convencer de la calidad y necesidad de unas obras que, extrañamente no son todas barrocas, ya que algunas, decimonónicas, son neoclásicas (como se puede observar en una imagen).
Una visita al museo ofrece un contrapunto a estas afirmaciones optimistas..
Una visita por cuenta y riesgo del espectador.  







DIOS Y EL COMPÁS: PERE SERRA (s. XIV) Y EL RETABLO DEL ESPÍRITU SANTO (CATEDRAL DE MANRESA, 1394)




 

Fotos: 1 y 3: Google Images, 2: Tocho, marzo de 2024


Imágenes de la creación del universo, desde la Edad Media hasta el siglo XVIII, en Europa, a cargo de Yahvé no son extrañas. Mas, que se descubra a la divinidad circunscribiendo los cuerpos siderales con un compás, y trazando el círculo que divide el cielo y la tierra, es menos habitual. 

El compás deviene el atributo del Gran Arquitecto, y un emblema de la mediación entre la idea y la materia, de la disposición de la forma sensible  para acoger la luz de la idea que el arquitecto pone en práctica.

La hermosa (interiormente) catedral gótica de Manresa (Cataluña, España), acoge una tabla, que forma parte del retablo gótico del Espíritu Santo, del pintor Pere Serra, en la que se plasma, de manera admirablemente clara, la creación del mundo: una creación perfecta, de cuerpos perfectos, gracias al gran compás que el dios padre maneja con soltura. El compás logra que no solo los astros quedan bien siluetados, delimitados por un círculo, sino que la creación sea perfecta: el compás vierte las formas ideales en la materia (la tierra), de la que emanan los cuerpos siderales, fruto del encuentro armonioso entre la idea y la arcilla.

Una de las  obras del tardo gótico sureño más sugerentes..




miércoles, 27 de marzo de 2024

LAURENT ACHARD (1964-2024): LA PEUR, PETIT CHASSEUR (EL MIEDO, PEQUEÑO CAZADOR, 2004)


 

Un niño, junto con su perro, en el jardín de una casa de campo. Una  mujer, seguramente su madre, sale de la casa con una cesta con ropa para tenderla. Niño y mujer no se hablan. Mientras tienden la ropa, ruidos en el interior de la casa. La mujer deja lo que hace al momento, entra apresurada y cierra la puerta. Gritos, golpes (¿?), alaridos desesperados, más golpes, que el traqueteo de un tren que debe de circular no lejos ahoga.
El niño se encoge y se protege. Esconde la cabeza. Su perro a su lado.
Se abre la puerta, sale la mujer….

El horror innominado, en el interior del hogar. Fuera, a la intemperie,  la violencia no parece alcanzarla. Qué pasa entre las cuatro paredes, no se sabe. Se intuye malos tratos, en una casa que parece tranquila, fuera del ámbito urbano. Se palpa lo que no tiene nombre.

Laurent Achard, uno de Los cineastas europeos más desasosegante, sin alzar la voz. Nada es evidente ni acentuado. Todo ocurre en la cabeza del espectador que teme lo peor -que quizá acontezca, aún peor de lo imaginado, pero de lo que no podremos tener nunca evidencias, como lo que ocurre en el ocluido reducto familiar.






martes, 26 de marzo de 2024

El patio de mi casa…


 















El interior de mi reciente museo multipremiado es particular, cuando llueve se moja, no como los demás.

Agua va …

a, Abū l-Qāsim Jalaf b. Faraŷ al-Ilbīrī (Al Sumaysir, s. XI): contra la reconstrucción



 “Me detuve en al-Zahra [Medina Azahara], lloroso y meditabundo, para clamar entre las deshechas ruinas.

“¡Oh, Zahra -dije- vuelve a ser!”

Pero las ruinas me contestaron : ¿y acaso vuelven los difuntos?””


Las ciudades son organismos vivos.  Nacen y mueren , por tanto.

Y los muertos no regresan.

Toda una lección 



domingo, 24 de marzo de 2024

JACK SYMONDS (1988): GILGAMESH (2021-2024)

 

 Aria de la ópera Gilgamesh, del compositor australiano Jack Symonds, que se estrenará en la mítica ópera de Sídney a finales de este año 2024. 
El texto del libreto se basa en la Epopeya de Gilgamesh.

PETER LORD (1953) & DAVID SPROXTON (1954) (AARDMAN STUDIOS): SWEET DISASTER. BABYLON (1984)

 

No sé si se puede acertar tanto y ser tan sarcástico. 

El cortometraje de la mítica productora Aardman studios, por el aquel entonces en los inicios, forma parte de une serie sobre el apocalipsis, que la cadena de televisión británica Channel Four produjo, en (el año es significativo, sin duda) 1984.

La obra maestra de la animación en "stop motion"
 
Feliz Semana Santa

sábado, 23 de marzo de 2024

URIEL BIRNBAUM (1894-1956): EL KÁISER Y EL ARQUITECTO (1924)











































 

El Káiser y el arquitecto es uno de los libros de arquitectura más importantes mas olvidados del siglo XX.

Obra del poeta y dibujante judío austriaco expresionista Uriel Birnbaum, instalado en Berlín, mutilado  en la primera guerra mundial y condenado toda su vida a una silla de ruedas, Birbaum ilustró los cuentos de Poe y Lewis Carroll. 

Peró su obra más sorprendente es lo que hoy se llamaría novela gráfica. Un cuento que combina la leyenda del apóstol Tomás, arquitecto de un palacio celestial para Gundosforo, el  rey de la India, con el mito de la Torre de  Babel, presentada no como una construcción condenable, sino el modelo de toda obra, siempre una obra soñada, una construcción ideal. La torre, prodigiosamente, se equipara con la luminosa Jerusalén celestial que los ángeles mostraron a Juan.

El cuento narra un sueño confuso y recurrente del káiser, a quien se le aparece de noche una ciudad celestial.

Manda a su arquitecto que trate de construir su sueño. El arquitecto fracasa, pero decide seguir construyendo hasta dar cuerpo al sueño. Proyecta treinta ciudades, todas más deslumbrantes las unas que las otras, pero ninguna corresponde a la ciudad anhelada. Hasta que, por fin, entiende qué vio el káiser: una torre hecha de luz, que no se impone ni oscurece el cielo, sino que lo alumbra, como un faro; un proyecto modelo ; en tanto que modélica, la torre era una obra que elevaba el alma, no aplastaba a las demás, sino que las inspiraba.

Perseguido por los nazis, logró huir a Holanda en 1943, donde fue acogido, pero ya no pudo pintar, y fue abandonado por su oposición a la modernidad canónica.

El libro puede encontrarse en : 

https://dfg-viewer.de/show?tx_dlf%5Bdouble%5D=0&tx_dlf%5Bid%5D=https%3A%2F%2Fjmb01.intranda.com%2Fmets%2Fbirnkais_00018508.xml&tx_dlf%5Bpage%5D=3&cHash=4440e37defb876afb74670b55d45382f