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jueves, 29 de febrero de 2024

La defensa de la mujer en el Medioevo

 La ciudad de las mujeres, de la autora ítalo-francesa Cristina de Pizan, escrita a finales de la Edad Media, es un conocido texto que convenció a mujeres que las ciudades existentes, todas ellas obra de varones, eran excluyentes e invivibles, y les animó a fundar una nueva ciudad, basada en preceptos de grandes mujeres de la historia, como la habitualmente denostada reina Asiria Semiranis, mítica fundadora de la ciudad de Babilonia, que tuvo que hacerse pasar por un hombre -su esposo al que mandó asesinar o su hijo, al que travistió de niña, según  las versiones- para reinar y defender el imperio. La ciudad de las mujeres fue una obra de y para mujeres, en la que éstas podían sentirse libres.

El texto de Cristina de Pizan se basaba en un libro fundamental de Bocaccio, De mulieribus claris (Acerca de mujeres ilustres), de la segunda mitad del siglo XIV, que dio lugar a un género literario que llegó hasta bien adentrado el Renacimiento: narraciones en la que se destacaba la importancia, la virtud y el valor de mujeres hasta entonces subordinadas a hombres y relegadas a la sombra de esposos e hijos. Bocaccio ya destacaba la brillantez de Semiramis, cruel e implacable, sin duda, porque solo así pudo destacar, sobreponerse a las estrecheces morales y la mediocridad familiar, y dejar de pasar de mano en mano como un títere decorativo.

Éste tema llegó incluso a la literatura española tardo-medieval con un libro del humanista castellano Álvaro e Luna, en De las virtuosas y claras mujeres. Así, por ejemplo, Eva, tradicionalmente descrita como tentada y tentadora, es presentada como "reyna para siempre jamás, é non ser fecha, nin criada del limo de la tierra" (libro I, cap. II). Podríamos pensar que se destacan solo a heroínas, reinas y santas, a figuras célebres de la mitología o de la leyenda dorada, pero los autores también se refieren a “doncellas” y a mujeres anónimas que destacaron por un único hecho relevante que daba la medidas del valor ya coraje  de quien lo llevó a cabo.

Pero quien puso el foco en la preeminencia de la mujer no fue Bocaccio sino un poeta francés del siglo XIV, hoy olvidado, Johan de Fèvre. Fue seguramente el primero que dio la vuelta a la imagen negativa de la legendaria reina asiria, reina de Babilonia, Semiramis, presentada hasta entonces como la encarnación del mal, precisamente por haber querido salirse de las convenciones que encuadraban el papel social y familiar de la mujer. Semiramis es presentada como un modelo no porque actúa como un hombre, cómo si  éste fuera un modelo a imitar, sino porque no revela que no existen ni deberían existir diferencias en los roles y actos de hombres y mujeres. 

Escribe así el poeta:

"contaremos la gloria de nuestras damas

Los hechos, los bienes y la valentía

De mujeres y sus potencias

Que son dignas de ser reveladas

Y que no deben ser escondidas (...)

Las mujeres son más caballerescas

Mas valientes y virtuosas

Como nunca lo fueron los hombres.

Este texto probará pues

Que Semiramis la reina

Que se peinaba bajo su manto,

no llevaba trenzas

Ni su caballera estirada

Ni despeinada,

Cuando fue apelada

Por un mensajero que le comunicó

Que en varios lugares de su imperio

Sus enemigos le habían declarado la guerra,

le destruían su tierra

dañaban y rasgaban

Y mataban y pillaban

sus hombres. Es por eso, para defenderles,

Semiramis, sin aguardar,

Vestida a toda prisa, 

cogido su yelmo y su espada

Se armó ella sola:

Hacia ellos cabalgó

Como una dama de gran coraje

Por valor y por vasallaje

Sus enemigos superó

Y su tierra  recuperó.

·Contra ella en Persia y en Media

El hombre no puede oponerse"

(Johan Le Fèvre de Ressons: Las lamentaciones de Mateolus y el libro de Leesce, segunda mitad del siglo XIV)

Texto original en francés (arcáico):

"De nos dames dirons la gloire, 
 
Les fais, les biens et les vaillances 
Des femelles et leurs puissances, 
 
Qui sont dignes de révéler, 
 
Et ne les doit on pas celer. 

(…)

(…) les femelles sont plus preuses,

 

Plus vaillans et plus vertueuses

 

Que les masles ne furent oncques.

 

Cest article prouverons doncques

 

Par Scmiramig la roïne,

Qui se pignoit soubs sa courtine ;

 

De Tune part estoit treciée

 

Et sa chevelure dreciée,

 

Et d'autre part eschevelée,

 

Quant en ce point fu appelée

D'un messagier, qui luy vint dire

 

Qu'en pluseurs lieux de son empire

 

Ses ennemis faisoient guerre,

 

Qui luy destruisoient sa terre,

 

Dommageoient et essilloient

Et occioient et pilloient

 

Ses hommes. Dont, pour eulx deffendre,

 

Semiramis, sans plus attendre,

 

Hastivement enveloppée,

 

Son heaume prist et s'espée

Et s'arma moult isnelement;

 

Sur eulx chevaulcha telement

Comme dame de grant courage, 
 
Par prouesce et par vasselage 
 
Ses ennemis suppedita 
Et sa terre bien acquita. 
* Contre elle en Perse ne en Mede 
 
Masle n'y pot mettre remède." 

domingo, 11 de septiembre de 2022

ANISH KAPOOR (1954): GILGAMESH (2016)





 Fotos: Tocho, septiembre de 2022


Sorprendente representación o interpretación del héroe mítico o legendario Gilgamesh, semi-divino, rey de Uruk, que a través de la muerte de su amigo Enkidu, descubre lo que media entre los mortales y los inmortales, y no le cabe, tras intentos por sortear este abismo, condenados al fracaso, más que asumir esta barrera sin desesperación, disfrutando de la fragilidad de los días.

La obra, de grandes dimensiones, del escultor hindú Anish Kapoor, es un pozo negro, una gruta insondable, un túnel oscuro en el que no se le ve la salida, abierto en el corazón de una materia descarnada. 

La obra se expone en una fundación privada, entre viñedos, en el sur de Francia visítable

Otra curiosa muestra de la interpretación del arte mesopotámico.


https://anishkapoor.com/


https://www.nouvelobs.com/voyage/20210624.OBS45714/rouges-comme-le-vin-du-domaine-de-peyrassol-et-les-uvres-d-anish-kapoor.html


https://www.france.fr/fr/provence/article/domaine-commanderie-peyrassol-var





martes, 6 de septiembre de 2022

NANDA VIGO (1936-2020): LO SCARABEO SOTTO LA FOGLIA (VILLA EL ESCARABAJO BAJO LA HOJA, GIÒ PONTI, 1965-1968)


 











Nanda (Fernanda Vigo) fue una célebre artista, diseñadora e interiorista italiana, formada en el estudio de Frank Lloyd Wright en Taliesin (Arizona), pareja del artista Piero Manzoni que la maltrataba para que no destacara, y colaboradora del artista Lucio Fontana.Maestra en la utilización de la luz para crear espacios  y dotarlos de cualidades, ew recordada por el interiorismo de una villa de Gio Ponti, cerca de Vicenza, en la que combinó tejidos, vidrio y mármol, aplicados a volúmenes geométricos desarrollados, desenroscados en un espacio único, poniendo en evidencia sus fuentes y sus pasiones babilónicas, entre otras. Una singular derivación del arte mesopotámico: 

“Me siento hija del Racionalismo, pero también de (…) la arquitectura egipcia y babilónica (…), de todos aquellos que construyen (…) de fuera hacia dentro”. 

Una exposición, hoy, en Burdeos, recuerda a esta artista:

https://madd-bordeaux.fr/expositions/nanda-vigo-lespace-interieur

http://www.nandavigo.com/


En Barcelona, el interiorismo del célebre restaurante Il Giardinetto, de Correa-Milà, de 1970, perfectamente conservado, le debe mucho.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Escritura cuneiforme


Dibujos: Irving Finkel (Museo Británico, Londres, diciembre de 2016)

La escritura cuneiforme no existe.
El conservador del Departamento del Próximo Oriente en el Museo Británico (Londres), Irving Finkel, observaba esta mañana esta singular característica de los signos cuneiformes mesopotámicos.
Las escrituras, alfabéticas, silábicas o ideogramáticas (jeroglíficos, ideogramas chinos, etc.), consisten en signos o trazos escritos, superpuestos sobre una superficie plana, sea cual sea el material. Los signos dibujados o pintados, con tinta, pintura, grafito, etc., se adhieren al soporte.
En el caso de la escritura cuneiforme, sin embargo, los signos literalmente no existen. Lo que se percibe sobre la superficie de las tablillas de adobe o de terracota son muescas, marcas "impresas" o dejadas por un punzón hundido en el barro. Un signo es una traza; se compone mediante una excavación, una hendidura, la sustracción de material. Un signo cuneiforme es un vacío. Denota una ausencia. Indica que material ha sido sustraído. Tenemos la ilusión que vemos signos, pero solo vemos una masa de barro rasgada. Los signos no han sido añadidos  sino retirados. Se escribe por sustracción. Escribir implica deteriorar, rasgar, ahuecar.
La escritura cuneiforme inscribe profundamente. Deja una huella indeleble. Las palabras -que son las cosas- se adentran en la materia. Su forma se inmoviliza, se entierra. Escribir fija para siempre. El tiempo se detiene. Las cosas ya no viven. La escritura es un lecho, o una sepultura, gracias al cual .-en la cual- las cosas escapan al devenir y perduran. Cosas de las que, sin embargo, solo queda una huella marcada en la tierra. La escritura es la muerte de las cosas del mundo.
Cuando Platón condenaba la escritura porque fosilizaba las cosas, las enterraba hasta que quedaban sepultadas, no podía estar pensando en la escritura cuneiforme porque ésta estaba casi extinta. Pero es posible que quedara el recuerdo de unos hombres que trataban de detener las cosas abriéndoles una tumba. Una tumba siempre vacía que, hoy como ayer, es "leída" como una ilusión: la ilusión de un signo que no existe, de una palabra o una invocación que nada tiene ya que ver con las cosas que "pasaban".  


domingo, 27 de noviembre de 2016

FRANCO BATTIATO (1945): MESOPOTAMIA (1989 -CONCIERTO EN BAGDAD, 1992)




MESOPOTAMIA

Lo sai che più si invecchia
più affiorano ricordi lontanissimi
come se fosse ieri
mi vedo a volte in braccio a mia madre
e sento ancora i teneri commenti di mio padre
i pranzi, le domeniche dai nonni
le voglie e le esplosioni irrazionali
i primi passi, gioie e dispiaceri.
La prima goccia bianca che spavento
e che piacere strano
e un innamoramento senza senso
per legge naturale a quell'età
i primi accordi su di un organo da chiesa in sacrestia
ed un dogmatico rispetto
verso le istituzioni.
Che cosa resterà di me? Del transito terrestre?
Di tutte le impressioni che ho avuto in questa vita?
Mi piacciono le scelte radicali
la morte consapevole che si autoimpose Socrate
e la scomparsa misteriosa e unica di Majorana
la vita cinica ed interessante di Landolfi
opposto ma vicino a un monaco birmano
o la misantropia celeste in Benedetti Michelangeli.
Anch'io a guardarmi bene vivo da millenni
e vengo dritto dalla civiltà più alta dei Sumeri
dall'arte cuneiforme degli Scribi
e dormo spesso dentro un sacco a pelo
perché non voglio perdere i contatti con la terra.
La valle tra i due fiumi della Mesopotamia
che vide alle sue rive Isacco di Ninive.
Che cosa resterà di noi? Del transito terrestre?
Di tutte le impressioni che abbiamo in questa vita?

sábado, 2 de enero de 2016

Dioses y hombres en la ciudad antigua

Los dioses, antiguamente, solían ser los dueños de las ciudades que habían fundado, cuyo gobierno delegaban en los reyes. Moraban habitualmente en sus templos edificados o mandados construir también por ellos. Todos los habitantes de las ciudades, incluso los monarcas, estaban subordinados a ellos. Eran sus súbditos. Ninguna decisión se tomaba sin consultarles. Podían obligar al rey, a quien ordenaban en sueños, a emprender determinadas decisiones. Si los dioses no estaban de acuerdo con la actitud y las decretos reales, abandonaban la ciudad a su suerte. En este caso, entregada a la merced de los enemigos, sin la protección divina, la ciudad caía, por lo que el nuevo rey tenía que esforzarse en convencer a la divinidad, mediante un costoso programa de construcción de templos y de suntuosos ritos, de reintegrar la urbe.Tal era, por ejemplo, la relación entre los ciudadanos y los dioses en las ciudades mesopotamicas. 

Quizá el cambio más importante en la concepción de la vida urbana se produjo, no en Grecia, sino en Roma. La ciudad griega poseía un espacio profano bajo en control de los ciudadanos. Los dioses solo disponían de un recinto sagrado situado en las alturas, el acrópolis, en el que mandaban. Pero todas las decisiones humanas requerían la aprobación divina, y el abandono de la ciudad por parte de los dioses protectores de la urbe conllevaba la pérdida de ésta. Los ciudadanos tenían una mayor libertad en la toma de las decisiones, pero seguían bajo el control de lo alto.

La ciudad romana, Roma en particular, también acogía a sus dioses. Éstos no le daban la espalda, sino que habitaban en ella. Los ciudadanos seguían teniendo que rendir culto a los dioses. Pero la relación entre éstos y los humanos era distinta. Los dioses no estaban por encima de los ciudadanos. Eran ciudadanos. Júpiter Máximo era el dios de Roma. Moraba en su templo. Éste se asentaba en lo alto del Capitolio. Pero Júpiter era un "simple" ciudadano. Era el primer ciudadano, el más importante, sin duda, pero su rango o su condición no era distinto ni más elevado que el de cualquier ciudadano. Ciudadanos eran todos los varones, humanos y divinos. 
Por este motivo, las ceremonias religiosas no tenían como finalidad mantener una estrecha relación con los dioses ya que éstos tenían los mismos derechos y las mismas prerrogativas que cualquier ciudadano con plenos derechos. El rito no era el medio de asegurar que los dioses siguieran  protegiendo la ciudad. Puesto que los dioses eran ciudadanos participaban, al igual que otros ciudadanos, en los rituales, los cuales, en este caso, tenían como fin mantener los lazos entre los ciudadanos y la ciudad. La ciudad existía gracias al pacto sellado con los habitantes, no con los dioses. De algún modo, la ciudad era sagrada no porque acogiera a los dioses o fuera la exclusiva morada de éstos, como había ocurrido en Mesopotamia, sino por el espacio que los ciudadanos, dioses incluidos, se daban para vivir en comunidad. Era un espacio compartido, de convivencia. La ciudad griega ya era concebida de este modo, pero se trataba de una concepción de la que solo los humanos eran partícipes y de la que los dioses, porque estaban por encima de los humanos, se excluían. No estaban sometidos a este pacto, ubicados en lo alto.
Roma fue la primera cultura que dispuso a hombres y dioses al mismo nivel. Roma no era por este motivo una cultura laica ni descreída. Antes bien, sentía un temor reverencial por todas las fuerzas sobrenaturales. Pero sabia que la vida en comunidad solo era posible si hombres y dioses, si todos los ciudadanos compartían el mismo espacio, disponían de los mismos derechos y beneficios y estaban obligados por deberes idénticos. Esta visión no estaba exenta de consecuencias que afectaban la concepción de la vida: la nivelación entre lo alto y lo bajo, la igualación entre hombres y dioses y la desaparición de éstos, en cierta medida, que caracterizará la ciudad moderna, a la que la existencia de una nueva divinidad enteramente humana acabará por definir.