viernes, 29 de septiembre de 2017

ITALO CALYVINO : CLANES INVISIBLES

Érase un pequeño y lejano país situado en una gran y rocosa península. Durante años y años unos mismos pocos clanes, formados por padres e hijos, lo gobernaron. Tantos fondos robaron que un día el país se encontró con las cajas vacías. Se recortaron sueldos, se suspendieron ayudas en cultura, educación y sanidad, se echaron a miles de empleados. Muchos no tenían más opción que seguir trabajando gratuitamente. Ante las crecientes protestas, los clanes que mandaban hallaron una solución brillante y efectiva: la culpa sería del adusto emperador de la península que ya no les cedía, ávara y cruelmente, una parte de sus bienes -bienes que el pequeño país, año tras año, había supuestamente regalado. Los clanes añadieron que si el pequeño y lejano país ya no dependiera de nadie volvería a ser próspero y su porvenir un camino de rosas, y convencieron. Las protestas cambiaron de objetivo. Ya no se dirigían hacia los clanes, que eran cada día más ricos y poderosos, y cada vez menos inquietos, sino hacia el emperador. Él era el causante de las miserias del presente, y los clanes, por el contrario, entregados servidores del bien público. Era necesario agradecerles los esfuerzo. Se tenía que romper con el ceñudo emperador para entregar el poder a los desinteresados clanes que solo buscaban el bienestar de los súbditos. Y así, día a día, se estaba en ese pequeño y lejano país cada vez más empobrecido, mientras los clanes gobernantes, hoy ensalzados, habían logrado escapar a la justicia y seguían tranquilamente esquilmando a los atribulados trabajadores que creían que el emperador era el causante de su infortunio. Cada vez más personas querían sumarse a los clanes y defenderlos, entregándoles su voluntad, adorándolos con himnos y banderas. ¿Qué harían sin ellos?"

(Italo Calyvino: Clanes invisibles )

jueves, 28 de septiembre de 2017

La inutilidad del arte

Se ha dicho a menudo que el arte, no solo las bellas artes, sino cualquier obrar humano, cualquier creación humana, cualquier manifestación del ingenio humano, tiene como finalidad facilitar la vida, esto es, mediar entre la naturaleza y nosotros, a fin de aproximarnos a ella, tal como narra el mito bíblico de la creación del mundo, por ejemplo: gracias al trabajo, Adán y Eva lograrían volver a relacionarse con la tierra de la que habían quedado excluidos tras una primera falta: la ingesta de un fruto prohibido.
Sin embargo, las necesidades básicas de un ser viviente -de un animal- pueden ser cubiertas de inmediato: alimentarse, cobijarse, defenderse se satisfacen al momento. No es necesaria ninguna reflexión. En cuanto se manifiestan, el cuerpo reacciona hasta dar cumplida satisfacción a la urgencia manifestada.
En cambio, el hacer humano obliga a tomar las distancias con el impulso físico. El ser humano se toma su tiempo. Cocina, construye, teje, modela, lo que exige postergar, a veces durante años, la necesidad. El ser humano se construye un mundo que se interpone entre la naturaleza y su naturaleza, su persona. Un mundo adaptado a él, que, de algún modo, le protege de la "llamada" natural.
El arte, así, no nos une con el mundo, sino que nos aparta de él. Nos protege de sus exigencias.
Pero bien es cierto que esas actividades técnicas o artísticas no son necesarias. Están casi contraindicadas pues impiden colmar lo que el cuerpo pide. La satisfacción mediata puede causar un daño. Se puede morir en el empeño. La construcción exige fuerza y tiempo del que quizá no se dispone. Y sin embargo esta actividad se emprende y se continua incluso si se pone la vida en peligro.
El arte, por tanto, es superfluo. Su gratuidad es su grandeza. Denota que el ser humano es capaz de detenerse y reflexionar, de no estar sometido a las necesidades de la vida.
El arte no defiende la vida terrenal. Pero permite soñar o imaginar "otra" vida, una vida a la que se accede cuando cesan las necesidades físicas, cuando la vida se detiene para facilitar la entrada en esa otra vida a la que el arte da acceso, o que el arte configura.

Referéndum

El referéndum por la independencia lleva al cierre del aeropuerto a los vuelos internacionales. Solo caben vuelos nacionales.
La frontera terrestre también ha sido cerrada.
No se puede llegar a la ciudad desde los países limítrofes.
Al mismo tiempo la salida de la ciudad hacia el extranjero obliga a viajar a la capital previa la obtención de un visado que puede tomar entre varias semanas y varios meses.
Las medidas se harán efectivas a partir de mañana viernes 29 a las 1 horas.
Quienquiera tenga que acudir a la ciudad deberá emprender el viaje antes de esta fecha y hora, aunque no tiene garantizado el regreso.
Me refiero a la ciudad iraquí de Erbil, en el Kurdistan iraquí, tras el referéndum de independencia no reconocido por Bagdad ni por Turquía e Irán, donde Tocho debía volar el domingo 1 de octubre por la noche para sumarse durante una semana a una misión arqueológica internacional que excava un yacimiento neo-asirio, ya presente en la ciudad de Erbil hasta finales de octubre.

NB: El gobierno autónomo kurdo echa el freno. La sensatez aún no ha desaparecido en ciertas partes del mundo.

martes, 26 de septiembre de 2017

AGNÈS VARDA (1928): LE LION VOLATIL (2003)



Una sugerente y sencilla manera de evocar, recordar y mostrar una plaza central de París

Estado de excepción

Bagdad, entre 2003 y 2014, en medio de atentados mortales, constantes explosiones de bombas, vuelos rasante de "aviones invisibles" y helicópteros, y de secuestros rápidos incesantes -que siguen, hoy, a finales de 2017, con un promedio de unos treinta muertos a la semana-, estuvo sometida al toque de queda. Entre las seis de la tarde -las nueve de la noche en 2012- y las siete de la mañana, nadie podía desplazarse por la capital iraquí, a pie ni en vehículo, so pena de ser detenido en cualquiera de los numerosos controles instalados permanentemente en la ciudad. En 2008, no se podía circular a pie ni siquiera de día a menos de conocer los gestos que se debían realizar al llegar ante un control, cómo se debía mostrar el pase, y dónde, cómo y a qué distancia detenerse. El arresto no era un peligro. Los guardias tenían la orden de disparar a matar, como recordaban carteles: Shoot to Death. Las empresas públicas y privadas cerraban a las dos de la tarde para que los empleados pudieran llegar a casa, en medio del trafico infernal colapsado por los controles y agravado por la falta de transporte público (aún hoy) a causa del peligro de los suicidas que portaban bombas, antes del toque de queda. Las cenas empezaban a las cuatro y media o las cinco de la tarde. Los comensales debían estar de vuelta antes de la caída de la noche. Recuerdo, ya en 2011, una carrera desesperada en taxi camino del hotel, a las nueve de la noche, cuando ya no se podía circular por la ciudad. El pánico del taxista imponía. Nadie decía nada. Trataba de esquivar los controles circulando por callejuelas aún más oscuras, y por las autopistas que cruzan la ciudad. Ni siquiera de día se podía circular a pie. Altos y gruesos muros de hormigón armado, situados en el borde de la acera, protegían las casas e impedían caminar frente a ellas. Los barrios, a su vez, estaban rodeados de los mismos muros y precedidos por controles.
Un grupo de profesores y estudiantes visitábamos Egipto cuando estalló la revuelta en enero de 2011. Se instauró el estado de excepción en todo el país, particularmente en El Cairo. Incluía el toque de queda, desde las cuatro de la tarde hasta las ocho -luego las nueve- de la mañana. Los tanques se hallaban en las entradas de la ciudad, circulaban por las calles y, cruzados en las calzadas, constituían controles insuperables. Tiendas, discotecas, restaurantes y hoteles eran incendiados. Franco-tiradores disparaban por encima de nuestras cabezas en la terraza del hotel. Bandas de vecinos armados trataban de defender sus negocios y las gasolineras -que incendiadas, podían hacer saltar la ciudad-. No se podía circular por las carreteras y desde luego detenerse. El aeropuerto estaba colapsado. No se tenía acceso. Recuerdo a una joven rumana llorando tras varios días deambulando por la terminal sin que ningún representante de su país la atendiera. Una familia sudanesa con un bebé acampaba, hundida, desde hacia cinco días, sin agua ni alimentos, abandonados, sin poder regresar a su país. Una vez accedido al aeropuerto, tampoco se podía salir de él. La plaza Tahir infundía miedo: aviones de caza sobrevolaban en círculo sobre la muchedumbre rodeada de tanques, causando estampidos. Los controles militares impedían el tránsito. De noche, los tanques rondaban incesantemente, sin detenerse ante bandas armadas de palos y cadenas.
Quizá por eso, cuando empleamos la expresión "estado de excepción" en los soleados días otoñales mediterráneos, deberíamos pensar en lo qué decimos.

domingo, 24 de septiembre de 2017

GEORGE HARRISON (1943-2001): WONDERWALL (EL MURO DE LAS MARAVILLAS): GLASS BOX (BLOQUE DE VIDRIO) & DRILLING A HOME (AGUJEREANDO EL HOGAR) (1968)


Del espléndido -aunque poco apreciado- primer LP de George Harrison, Wonderwall (Muro Maravilloso, o Muro de las Maravillas: o qué se halla tras la muda y ciega apariencia -si se cruza. La portada del disco -a un lado un "gentleman" con bombín y paraguas, en blanco y negro, inspirdo en los hombres grises y lluviosos de Magritte, tras el muro, náyades en un paraíso colorístico- lo revela todo. La contraportada, una foto en blanco y negro del muro de Berlín, aportaba una nota amarga y realista. El sueño se había desvanecido -mucho antes de lo previsto.)
Se trata de la banda sonora de una película del mismo título.


ALDO ROMANO (19419: CORNERS (ESQUINAS, 1999: PETIONVILLIE, STORYVILLE, POSITANO)



Maravillosa Positano -el pueblo y su traducción musical.

Sobre este percusionista -y pianista ocasional- de jazz italiano, véase, por ejemplo,eesta página web

ANZO (JOSÉ IRANZO ALMONAZID, 1931-2006): AISLAMIENTO (1967)


Cuando se celebrar laudatoriamente los cincuenta años de la construcción de los barceloneses edificios Trade del arquitecto José Antonio Coderch (1913-1984) -un conjunto de bloques de oficinas recubiertos por un muro cortina de vidrio curvos (que ondulan como si quisieran tritutar más eficazmente a quien recorre los espacios intersticiales)-, quizá nos hayamos olvidado que el artista valenciano conocido como Anzo -que formó parte del grupo Estampa Popular-, el mismo año de la edificación, pintó este conjunto arquitectónico para simbolizar espacios de exclusión y de aislamiento, en los que el ser humano  se pierde, y que formó parte de una amplia selección de obras tituladas Aislamiento, a las que el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) dedica una muy buena -y sorprendente por lo desconocida- exposición antológica

viernes, 22 de septiembre de 2017

Nomos (o de la ley)

Érase una divinidad insólita griega. Se llamaba Nomos. Estaba esposada con la diosa Eusebia, y tuvieron una hija llamada Diké.
Nomos significaba Ley, Eusebia, Piedad, y Diké, Justicia.
Nomos no era un divinidad cualquiera. De hecho no era propiamente una divinidad, sino un concepto divinizado.
Este hecho era singular, puesto que Nomos, la ley, se desmarcaba de Temis, también una diosa, otro concepto divinizado, cuya divinización era lógica en este caso, ya que Temis era la Justicia Divina: Temis, por ejemplo, amamantó al dios Apolo, cuyo templo en Delfos preconizaba el autoconocimiento, es decir, la regulación, la contención personal, la capacidad de mesurarse y de discernir juiciosamente.

La divinización de nomos, sin embargo, revelaba la alta estima que los griegos de la antigüedad tenían de sus leyes.
Una de las principales aportaciones de la cultura de la Grecia antigua a Occidente fue la instauración de la nomos, la ley humana, distinta de la temis, divina, hacia el siglo VII aC. Hasta entonces, en culturas antiguas como la egipcia y la mesopotámica, también en Israel, solo imperaba la ley de los dioses. Eran los dioses los que regulaban la vida humana, quienes dictaban y dictaminaban lo que se podía o se debía hacer, y quienes poseían la tierra sobre la que los seres humanos se asentaban. Los reyes y los emperadores, incluso cuando gozaban de un estatuto casi divino, se limitaban a aplicar las leyes divinas, en ocasiones incomprensibles.
Las leyes divinas también existían en Grecia. Estaban bajo el patronato de Temis. Pero esas leyes solo se apliccaban en determinadas áreas, las áreas sagradas. Ni siquiera regulaban los rituales, es decir, las prácticas con las que los humanos entraban en contacto con los dioses, sino que eran leyes plenamente humanas, ejercitadas por ceremoniantes "laicos" -funcionarios estatales- las que se seguían.
Los nomoi regulaban las relaciones en el seno de comunidades: la vida en la ciudad. La vida política.
Las ciudades-estado poseían dos cuerpos distintos de leyes: la constitución (politeia) que determinaba el acceso al poder y su práctica; y los nomoi, que eran las reglas de buena vecindad que lo ciudadanos se otorgaban y que eran de obligado cumplimiento, por parte, por especialmente, de los gobernantes.
Las leyes civiles partían del presupuesto que los humanos somos distintos, y que formamos parte de grupos, agrupaciones y colectividades que no comparten necesariamente una misma visión de la vida. Pero el tejido social, como el tejido con el que nos abrigamos, requería, para no rasgarse, la armonización de distintas tensiones. La ley, por tanto, tenía que articular o entrelazar distintas visiones o voluntades, y ser capaz de convencer que, por encima de las necesariamente limitadas y egoistas visiones personales, existía el bien común. Y este bien, al que la ley atendía, estaba por encima de cualquier contingencia. Para Platón, el bien estaba incluso por encima de la esencia. El bien era una Luz, y las leyes humanas eran un mecanismo mediante el cual se proyectaba, se echaba luz allí donde reinaba la confusión, allí donde las luces se habían apagado, a los ojos de los humanos cegados por sus pasiones.
La ley era inviolable. Nadie podía saltársela. Por eso Sócrates aceptó la condena a muerte y bebió sin dudar la copa de cicuta. Su comportamiento cívico había sido contrario a la ley. Ley sin duda injusta, pero ley que no podía obviarse so pena de instaurar el desorden o el capricho personal, o de un grupo sobre otro.
Los nomoi podían, sin embargo modificarse. De hecho, los nomoi, muy generales, necesitaban de decretos con los que se solucionaban problemas ocasionales que los nomoi no contemplaban si bien dibujaban en marco dentro del cual los conflictos debían solucionarse.
La modificación de los nomoi, y el enunciado de un decreto incumbían a la boulé, el parlamento ciudadano. Pero, a fin de evitar su manipulación, cualquier modificación injusta o cualquier decreto injustificable, implicaba una condena de quien había propuesto un decreto-ley. La impertinencia del decreto o de la modificación legal se manifestaba cuando el buen orden ciudadano se rompía. La ley velaba pues por la armonía, el bienestar de los ciudadanos, cuidando tanto los derechos comunes y evitando los atropellos de los tiranos, o de un grupo sobre el resto de la comunidad.
La concepción griega de la ley humana, ciudadana, política siguió vigente incluso durante el imperio helenístico.

Tras la primera guerra mundial, hubieron movimientos europeos, como el Nocecentismo italiano o el Noucentismo catalán, que volvieron a estudiar la regulación social griega, y de cómo los griegos dejaron de lado ideales mitificados para instaurar unas reglas de comportamiento, asumidas por todos, y que, por tanto, todos debían cumplir, regulaciones que han llegado hasta (casi) hoy en día.

Himno órfico a Nomos (la Ley)

"Invoco al casto soberano de los inmortales y mortales, al celestial Nomo, ordenador de los astros, señal distintiva entre las aguas marinas y la tierra, preservador siempre de la solidez firme y tranquila de la naturaleza por las s leyes, que él mismo, desde arriba, trae en su recorrido por el ancho cielo y aleja fuera, con un rugido, la envidia malsana. Es también quien suscita entre los mortales un noble fin por la existencia, porque él solo maneja el rumbo de los seres vivos, compañero, siempre sin dobleces, de los más rectos pensamientos; arcaico y muy experto, convive sin causar molestias con todos los que aceptan la ley e impone una pesada desgracia a los que se apartan de ella. Mas, ea, afortunado, por todos honrado, portador de dicha, agradable a todos, envíanos tu recuerdo con corazón propicio, excelso."

(Himno 64) 

Los himnos órficos son poemas anónimos romanos redactados quizá en Oriente seguramente hacia el siglo III dC, atribuidos al mítico músico friego Orfeo que tuvo conocimiento del más allá cuando le fue permitido penetrar en el mundo de los muertos para liberar a su amada Eurídice, prematura e injustamente muerta o raptada por Hades, el dios de los infiernos. Contrariamente a otros dioses y héroes que se aventuraron en el reino de las sombras, Orfeo, al igual que el dios que lo ve todo pese a la oscuridad y el secretísimo o hermetismo, el dios Hermes, salió con vida y pudo cantar lo que vio donde nada se ve, aunque acabaría por pagar con su vida su discernimiento, la iluminación que recibió. 

Los himnos órficos revelaban los misterios del mundo, cantaban a dioses y héroes que tenían que ver con la noche o cantaban el lado nocturnal de las divinidades, en un momento en que las luces del paganismo se apagaban en favor del conocimiento iniciático favorecido por divinidades soteriológicas o redentoras, bienes que los dioses paganos no podían o no querían dar, quizá porque no eran necesarios en tiempos más luminosos que la tardo antigüedad y que cualquier época, antigua o actual de decadencia, mentiras y temor. 

jueves, 21 de septiembre de 2017

ENRICO PIERANUNZI (1949): CASTLE OF SOLITUDE (2009)



Sobre este pianista de jazz italiano, véase su página web

MAJD ABDEL HAMID (1988): BORDERLINES AND MAPS (FRONTERAS Y MAPAS, 2017)







Un bordado es una herida. La aguja agujerea el tejido. La presencia de la punta, cerca del tejido, ya evoca un daño. Un hilo penetra en la tela para siempre. Las marcas permanecerán aunque se descosa.
Pero un hilo también cose: une trozos de tela, repara un descosido, remienda un rasgado. Un pespunte protege. Si el punto es fino y la mano hábil, el daño irreparable se disimula. La tela rasgada vuelve a ser útil. Recupera su prestancia.  

La última obra del artista sirio Abdel Hamid -que posiblemente exponga en la muestra Habitar el Mediterráneo en el IVAM de Valencia a finales de noviembre del año que viene- consiste en bordados. La tela actúa como un territorio (las telas, como las alfombras, siempre han delimitado espacios). Es la imagen de un desierto. Nada se inscribe aún. Un espacio virgen, sin huellas.
Lentamente, comunidades se forman y se agrupan. Densos núcleos de vida se disponen sobre el terreno yermo. Tienen el color de la sangre. El tejido se arruga, como si cobrara vida, como si el tiempo, que todo lo arruga, se manifestara: tiempo de vida y de muerte, Pero una fina linea blanca los divide: una línea no bordada, un tejido que repele la inscripción, en el nada coge.

Borderlines and Maps, consistente en pequeñas telas bordadas, reproduce fronteras entre distintos países del Próximo Oriente, así como las fronteras impuestas por potencias occidentales ganadoras de la Primera Guerra Mundial en los territorios donde se hablaba árabe.

martes, 19 de septiembre de 2017

Arte y engaño

Rta es un concepto central en la cosmología hindú. Rta no es una divinidad sino un valor, una cualidad propia de las cosas bien hechas.
Rta significa adaptación. En una gracia que permite la buena disposición de las cosas, las predispone a La Luz. Rta ordena, es el orden. Varuna, el dios supremo, vive en la casa de Rta. Rta se manifiesta siempre que se trabaja o se crea armónica, regularmente. Rta regula los entes y los seres que han hallado su lugar en el universo, que descansan en paz. Rta no se impone, no "ordena" sino que adapta las cosas a las necesidades, evitando que aquellas se vean forzadas a ser y situarse donde no deben, no pueden. Rta cuida, preside las buenas relaciones. Es un valor que se persigue y se consigue cuando la imposición es relegada.
Rta se opone a Maya. Maya es la ilusión; ilusión ciega, el velo que camufla, disimula, y hace creer en lo que no es. Es un peligro, una serpiente encantadora, una hada temible aunque agraciada. Maya impide ver con claridad, porque deslumbra, lo que es, lo que se manifiesta, lo que es conveniente . Maya obliga a cambios violentos, a menudo destructivos, para que las cosas abandonen su condición y cambien a algo que no les corresponde. Maya opera con recursos mágicos. Finge que trae beneficios en cuya existencia, en cuyas bondades, las victimas de Maya, olvidado el Rta, creen ciegamente sin darse cuenta del engaño de Maya. Rta se logra con acuerdos, esfuerzo,entrega, diálogo y pactos. Maya es una cortina de humo que lleva a la perdición.

Rta y Maya han regresado con más fuerza que nunca.

RYCARDO MORENO (1981): SUEÑAN EN ALEPPO (2017)



Sobre este guitarrista y compositor de música flamenca, véase esta página web

MARIANNA BALDUCCI (1985): DOMINIC MILLER (1960) CATALAN (2012)



La Sagrada Familia (Barcelona), "de" Antonio Gaudí, sorprendentemente, aún puede inspirar hermosas versiones.

Sobre la ilustradora italiana Balducci, véase su página web. Para el músico argentino Miller, véase también su página web.

(Para E.R.)


ERIK SATIE (1866-1925): SOCRATE (1918)



La letra son textos de Platón traducidos al francés

lunes, 18 de septiembre de 2017

ANGUS (1986) & JULIA (1984) STONE: CHATEAU (CASTILLO, 2017) / GET HOME (REGRESA A CASA, 2014)


Angus and Julia Stone - Get home from Andres Orbezo on Vimeo.


Sobre este grupo australiano formado por dos hermanos, véase su página web

RENZO PIANO (1937): CENTRO BOTÍN (SANTANDER, 2017)





















































































 

Fotos: Tocho, Dominique Léga & Dolors Magallón, Septiembre de 2017


Los innumerables ensayos hasta dar con el tono adecuado –un blanco nacarado brillante- de los centenares de miles de piezas cerámicas circulares, ligeramente abombadas, que recubren las fachadas y las cubiertas, los problemas de sujeción de las mismas a las planchas metálicas curvas que conforman la primera “piel” del edificio, los inesperados fallos de construcción causados por la imprevisión –o una deficiente solución técnica- ante las dilataciones de las planchas antes citadas una vez colocadas -lo que podía hacer saltar por los aires el recubrimiento cerámico-, las relaciones entre los distintos estudios y talleres implicados en la obra, la forma y el emplazamiento del edificio, criticado por una parte de la ciudad, las gastadas metáforas sobre las nubes, los reflejos y las naves que parecían justificar un caro capricho sin justificación, y la decepción que la reciente nueva sede del Museo Whitney en Nueva York, ha causado –un edificio aparatoso pero escasamente funcional-, del mismo arquitecto, que parecía apuntar a su declive, hacían presagiar un centro raro e inútil.
El resultado es deslumbrante.
El centro no solo acoge obras de arte, sino que las crea. La naturaleza circundante –el mar, las mareas, las montañas y las escasas construcciones a lo lejos, el cielo bajo- se convierte en paisaje gracias a los encuadres que el edificio, elevado con respecto al suelo, y parcialmente suspendido sobre las aguas, compone. La naturaleza se infiltra en los quiebros, los cortes del edificio, a través de los peldaños, los paneles de rejilla, los muros de vidrio. 
Las pasarelas a distinta altura que avanzan sobre el mar, los juegos de terrazas unidas por escaleras ligeras convierten el edificio en un teatro que engendra su propio escenario: una naturaleza ordenada, compuesta, fragmentada y articulada gracias a los vacíos que los volúmenes liberan y los puntos de vista seleccionados que las pasarelas facilitan.
El edificio, sin embargo, no es solo un mirador, sino que principalmente es un centro de exposiciones. Pero las salas, bien organizadas también desembocan en amplios ventanales cuyas vistas luminosas no anulan las obras expuestas sino que permiten juegos –sugerentes en ocasiones- entre aquéllas y el paisaje encuadrado. Como ya lograra en la fundación Beyeler, el Centro Botín del mismo Piano permite establecer relaciones entre imágenes y motivos –convertidos por la capacidad del edificio de ordenar y seleccionar la naturaleza también en imágenes.