Mostrando entradas con la etiqueta Noticias culturales de Barc. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Noticias culturales de Barc. Mostrar todas las entradas

domingo, 21 de julio de 2024

La historia de la universidad en Barcelona (ss. XV-XX), parte 6



P. P. Rubens: Ignacio de Loyola impartiendo en el Colegio de Nuestra Señora de Belén de Barcelona, grabado, s. XVII


Barcelona no se caracteriza por la importancia de sus universidades privadas. Sin embargo, tres escuelas, de química, y de estudios empresariales y económicos, durante muchos años ajenas a la estructura universitaria, se encuentran entre las más citadas del mundo.

Curiosamente, las tres pertenecen al ámbito religioso. Es muy posible que esta adscripción no sea fruto de la casualidad. Tiene una larga historia.

Si el Opus Dei es una prefatura o secta católica, reconocida por la iglesia católica, fundada en el siglo XX, la Compañía de Jesús es una orden católica que se remonta a su fundador, Ignacio de Loyola, en el siglo XVI. 

La ciudad de Barcelona jugó un importante papel en la organización de la orden. Su fundador vivió varios meses en casas aristocráticas de la ciudad, y dejó un legado que aún perdura, pese a la expulsión de España de la orden jesuitica en el siglo XVIII.

Dicho legado se percibe en la instauración de centros educativos medios y superiores. Sus antecedentes se remontan a la estancia del fundador de la orden en Barcelona. Fueron dos centros educativos superiores, dos estudios generales privados, que compitieron con la llamada Universidad del Estudio General pública, instalada, como ya vimos, en lo alto de la llamada Rambla de los estudios, justo delante de un trama de la  muralla de la ciudad.

La estancia de Ignacio de Loyola dio lugar a la fundación del Colegio de Nuestra Señora de Belén, presidido pu un templo destruido por un incendio en el siglo XVII y reemplazado por la actual iglesia barroca de Belén, incendiada a su vez durante la Guerra Civil en el siglo XX. 

El Colegio se encontraba en el cruce de la calle del Carmen -donde se ubicaba también el convento del Carmen que jugaría un gran papel en la posterior historia de la universidad en Barcelona- con las Ramblas. 

Los estudiantes del Estudio General  podían pertenecer a la aristocracia, pero no eran los primogénitos. Nobles, pero escasos de fortuna, escogían la vía académico-religiosa para mantenerse. 

Esta falta de “clase” condujo a que la familia aristocrática de los Cordellas decidiera fundar a mediados del siglo XVI, con una bula papal y la venia del emperador Carlos V, cuando el Estudio General público aún no disponía de una sede propia,  un Estudio General privado para los primogénitos de la familia de los Cordellas: el Imperial y Real Seminario de Nobles de Cornellas, emplazado en la Rambla de los estudios, pared contra pared con el Colegio jesuítico. 

Dicho centro contaba con las mismas especialidades que la Universidad del Estudio General, a las que se añadieron dos de enseñanzas necesarias para el buen hacer aristocrático: la danza y la esgrima, con las que se podía destacar en la corte. 

La lógica escasez de primogénitos de las ramas de los Cordellas pronto obligó a abrir el Seminario o Colegio a primogénitos, y luego a miembros en general, de las familias nobles de la ciudad. Esta apertura tampoco fue suficiente, pese al prestigio social de algunos estudiantes como el virrey de Perú en el siglo XVIII. La pérdida de poder y económica del Colegio llevó a que su gestión dejara de estar en manos familiares y fuera entregada a los jesuitas.

El Colegio de los Cordellas ligó así su suerte al de la Compañía  de Jesús. La expulsión de ésta acarreó la ruina del Colegio, proscrito por Carlos III. La sede fue vendida a la Academia de Ciencias, que demolió el edificio y construyó la sede academia en su lugar, que aún hoy ocupa.

Las relaciones entre ambas instituciones jesuiticas eran tensas. De igual modo, los estudiantes de dichas instituciones jesuiticas y de la Universidad del Estudio General discutían violenta, agresivamente, sobre la interpretación de la naturaleza divina: su manifestación sensible, bajo la forma de un ser humano, visible, sensible y mortal, ¿difiere de la naturaleza de su padre, divina e invisible, sin concreción material? La diferencia entre lo invisible y su cara visible ¿es esencial o solo lógica?

Los jesuitas seguían las enseñanzas del teólogo y filósofo Francisco Suárez, para quien no existía un abismo entre el mundo material y el mundo espiritual, abismo que, por el contrario, Tomás de Aquino había destacado, impidiendo así cualquier reflexión, cualquier pregunta o duda acerca de la naturaleza o existencia divina, ya que Dios escapaba a la humana comprensión. Estaba fuera de toda duda.

Los estudiantes de las universidades privadas eran, por el aquel entonces,”modernos”, aceptando el cuestionamiento divino; los de la universidad pública, en cambio, cerraban los ojos ante lo imponderable. Negaban que se pudiera inquirir sobre la divinidad. 

El enfrentamiento entre suaristas y tomistas llevó a éstos últimos a crear un centro de estudios superiores dedicado a la teología: la Academia de Santo Tomás de Aquino, ubicada en el hoy desaparecido convento de Santa Catalina (la santa patrona de los estudiantes, convertida así en la defensora de la ortodoxia). 

Esta academia tendría hoy escasa importancia si no fuera por dos razones: la primera y más importante, porque fue la primera academia fundada en la península y posiblemente en Europa. Los miembros solían ser docentes del Estudio General. Fue un centro teológico y filosófico, pero también artístico, potenciando la creación literaria y poética, con el aval papal. La segunda razón tiene quizá más peso local. Mutó, tras el derribo del convento de Santa Catalina y su conversión en mercado (un proceso que se dio en Barcelona con la conversión de mercados de ideas en mercados de bienes materiales), en la Academia de Buenas Letras, una de las cuatro academia barcelonesa fundadas, al igual que en Europa, en el siglo XVIII.

El enfrentamiento entre los centros privados y público se agravó, como veremos, cuando la guerra de Sucesión europea: los estudiantes de la universidad pública tomaron la defensa del pretendiente de la familia imperial de los Habsburgo  -que favorecía la estructura política y territorial atomizada medieval -; los estudiantes jesuíticos, en cambio, se pudieron del lado del pretendiente del linaje de los Borbones, favorables a una modernización centralista, bajo el imperio de una única capital, del Estado y de las instituciones. La red frente al árbol, una discusión que sigue vigente.

Nos hemos alegado de la Universidad del Estudio General de Barcelona. ¿Qué camino nos espera?


(Seguiremos)






viernes, 16 de junio de 2023

El abrigo de las ruinas (escenografía) (Centro Cultural El Born, Barcelona, 2023)




























 

Fotos:,Tocho, junio de 2023


La exposición El abrigo de las ruinas, dedicada a una selección de intervenciones modernas y contemporáneas internacionales en yacimientos arqueológicos, con la finalidad de proteger y realzar las ruinas, facilitando su interpretación , se ha inaugurado en el Centro Cultural del Born en Barcelona.

La muestra itineraria por diversas ciudades españolas a partir del mes de septiembre, siempre que las elecciones municipales, autonómicas y generales, no afecten, para bien o para mal, las programaciones de museos y centros culturales. 

En todos los casos, una exposición, para arquitectos, arqueólogos y el público en general, que tiene como fin no solo exponer proyectos emblemáticos que afrontan el siempre difícil y delicado tema de la relación con el pasado, en ruinas, sino invitar a reflexionar sobre la fascinación que un pasado hecho añicos suscita, entre la nostalgia y la admiración, el deseo de recuperación y la restauración y el gusto por la presencia casi heroica de lo que no ha sido vencido y llega a nosotros para alentarnos sobre un destino ineludible: la ruina, percibida no como una catástrofe, sino como la última mutación de la creación humana, como la verdadera causa final de aquélla.


Agradecimientos al Centro Cultural del Born y a su directora Marta Domine, así como a los estudios de arquitectura, archivos y fotógrafos que han aceptado participar en la muestra y ceder el material gráfico y escrito expuesto.

Comisariado y montaje (con Roger Badía): Pedro Azara y Tiziano Schürch 

Producción: Ayuntamiento de Barcelona


Presentación:


Si de los humanos la voz se puede esparcir

Desde aquí hasta el fondo de los infiernos,

Sean a mi grito los abismos abiertos,

Tanto como desde abajo me podáis oír.

Tres veces cerniendo bajo el velo de los cielos

De vuestras tumbas la vuelta devota, 

En alta voz tres veces os llamo:

Invoco aquí vuestro antiguo furor,

Entre tanto que con santo horror

Voy cantando vuestra gloria más bella.”

(Joachim du BellayLes antiquités de Rome. Traducción de Jerónimo Martínez Cuadrado)

 

¿Por qué nos esforzamos tanto en preservar ruinas del pasado en tanto que ruinas, tal como apenas se alzan de la tierra, con todas sus heridas cuidadosamente mantenidas como heridas sangrantes?

¿Acaso trátese de un placer sádico, de actos de contrición, de un perverso gusto por lo mutilado, de una lección sobre la barbarie para las generaciones futuras, o tan solo la asumida constatación del tránsito y la fugacidad de las obras humanas, remitan éstas ávidos Imperios o a comunidades anónimas?

Al abrigo de las ruinas es una exposición sobre algunos esfuerzos modernos y contemporáneos para preservar -sean cual sean las intenciones, confesables o no, luminosas u oscuras, educativas o rencorosas, el gusto artístico que guía la preservación y la contemplación-, el legado del pasado tal como aparece cuando se desentierra y sale a la luz. Preservar implica abrigar: construir techos protectores que mantengan vivo el recuerdo de lo que fue tal como emerge hoy.

Una selección de proyectos arquitectónicos internacionales construidos, desde los años treinta y sobre todo en el siglo XXI, se enfrentan al problema de levantarse sobre lo caído para protegerlo, para mantener la imagen de una ruina, ya no entendida como un ente destruido, sino como una obra que ha adquirido una nueva naturaleza, en la que las heridas ya forman parte de la personalidad y la gracia de unas construcciones que manifiestan entereza y que, quizá, no llamarían la atención si estuvieran enteras.

El Born Centre de Cultura i Memoria de Barcelona aparece así como el lugar adecuado para reflexionar sobre nuestra tortuosa relación con el pasado, sobre la misma noción de pasado (memorable).