Las palabras, a veces, dejan de tener sentido. Su sentido original ya no tiene sentido cuando se refiere a una realidad actual, o distorsiona, intencionadamente o no, lo que se querría o se debería comunicar.
Patrimonio viene del latín patrimonium. Dicha palabra, como se intuye, se compone a partir del sustantivo pater, padre en latín. Patrimonium designa los bienes de un padre, de su linaje. El sufijo monium se refiere a la cualidad de una posesión, de un acto de posesión que redunda en beneficio de quien adquiere dicho bien.
Patrimonium designa, por tanto, un bien privado, que caracteriza y cualifica a un gentilicio -una familia, un clan, representados por el pater familias. Dicho grupo se enorgullece del bien que lo identifica, manifestando su calidad y su poder.
Patrimonio, sin embargo, hoy, designa un bien público, incluso universal; un bien de todos, de la “humanidad”. Todos nos podemos sentir identificados por o través de dicho bien, somos partícipes de su existencia, bien que nos representa. Pero nadie puede sentirse dueño exclusivo del bien.
La palabra, por tanto, poseía un sentido que o bien ha cambiado, o es una palabra inadecuada. Es cierto que por Patrimonio podremos aún hoy en día concebir un bien familiar, pero habitualmente está palabra de refiere a un bien histórico que cualquiera, idealmente, puede sentir como -y aquí la conjunción “como” es fundamental- suyo.
Bien es cierto, que por Patrimonio se entiende a menudo un bien exclusivo de una “patria”, gracias al cual ésta se siente distinta, marca distancias con respecto a otras culturas, y saca pecho, como si un bien humano sólo perteneciera a una parte de la humanidad, excluyendo al resto.
La confusión perversa entre lo público y lo privado se manifiesta con particular crudeza en la noción moderna de patrimonio, que designa a algo que se considera propio de un país, cuando debería ser el bien que trascendiera fronteras, presentando como un logro, un superviviente de la historia, de cuya existencia y de cuyo sentido todos debieran sentirse agradecidos.