Foto: Tocho, Rijksmuseum, Ámsterdam, junio de 2025
Paisaje con una escena de la conquista de América, o Paisaje de las Indias Occidentales, del pintor flamenco Jan Jansz Mostaert, es uno de los cuadros renacentistas más importantes y una obra clave del arte occidental.
Se trata de la primera imagen gráfica europea de la conquista de América, pintada unos cuarenta años más tarde de la llegada de Cristóbal Colón al Caribe.
La representación no se basa en ningún hecho histórico. El paisaje es inventado, imaginario. Además, los nativos no iban desnudos en la realidad, un dato ya conocido.
La inclusión de desnudos solo acontecía en la pintura mitológica y en escenas religiosas, especialmente en imágenes de Adán y Eva.
La composición muestra el terror de los nativos desnudos, armados de arcos y flechas ante el desembarco de soldados vestidos con corazas y con armas de fuego cargadas. El contraste entre la desnudez y el cuerpo acorazado, y entre el avance inmisericorde y la huida desesperada de madres -una escena que remite a la matanza de los inocentes- es sobrecogedor.
La matanza no ha empezado. Pero se intuye.
El enfrentamiento se percibe entre oponentes de muy desigual situación.
La desnudez podía ser percibida como signo de barbarie, o de inocencia. Mostaert opta por la pureza -y el desvalimiento.
Cincuenta años antes que los Ensayos de Míchel de Montaigne, Mostaert, en una composición perturbadora, representa a los conquistadores europeos como máquinas de guerra y a los pobladores nativos como “buenos salvajes”, hombres, mujeres y niños edénicos que nada tienen que esconder, tratados como víctimas sacrificadas.
El ideal del hombre renacentista como centro y medida del mundo se derrumba, no solo como un preludio de las devastadoras guerras de religión que asolarán Europa en la segunda mitad del siglo XVI y gran parte del siglo XVII, sino como la evidencia de la segunda destrucción del Edén que Colón creyó hallar en las islas caribeñas.































