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lunes, 18 de mayo de 2020

martes, 31 de marzo de 2020

Mirando atrás

Me han recordado que nos dio clases de historia del arte.
Luego, dimos clases en la misma cátedra durante diez años. Él tenía treinta y cinco años más que yo. Se jubiló hace veinticinco años.
Era afable; siempre sonreía, con los ojos achinados. Hablaba con voz fuerte, acentuando algunas palabras, casi como Dalí, pero con modestia, sin ostentación.
Le hice poco caso. Lo veía como un personaje de otra época, con la misma edad que tendré de aquí a menos de diez años. Hablaba con respeto de la vanguardia cuando la transvanguardia asolaba.
El resto de los profesores, más jóvenes que él, también lo trataban no sé si con indulgencia o con condescendencia.
Nunca se rebajó ni se vendió.
Pero le admirábamos porque Tàpies le ninguneaba: sin duda porque Tàpies sabía que sin él no habría sido nadie.
Hoy ha muerto. Ha dejado su colección de arte, su archivo y su biblioteca a la Escuela de Arquitectura de Barcelona -cuando nadie estaba interesado en ella.
Los años de las vanguardias de los años cincuenta y sesenta estaban en él; los vivió, y los fundó.
Hoy querría hablar con él.
Ha muerto.
Extraña suerte la de la juventud que desdeña lo que, cuando ya es demasiado tarde, querría conocer. Corremos sin darnos cuenta que lo que dejamos atrás hubiera tenido que ser nuestro punto de llegada.
Supo que era mejor dejar que Dios jugara a los dados de siete caras.

A Arnau Puig (1926-2020), maestro

(Agradecimientos a Félix Solaguren)

In memoriam...



jueves, 17 de enero de 2019

MIQUEL CIVIL (1926-2019)

Haya sido o no el origen de las culturas occidentales y del Próximo Oriente, en el sur de Mesopotamia (hoy el sur de Iraq), en el cuatro y tercer milenios aC, se hablaba y se escribía en una lengua, el sumerio -más tarde, una lengua muerta pero lengua diplomática y de cultura en Oriente hasta casi la época de Cristo-, escrita con signos cuneiformes, que se empezó a traducir a finales del siglo XIX, aunque aún hoy, se carece de una única gramática, y se dan múltiples palabras desconocidas. Se trataba de una lengua monosilábica, aglutinante: las distintas funciones o casos en una frase se marcan, no con declinaciones o preposiciones, sino con prefijos y sufijos que permitían matices que hoy se han perdido. Aquéllos se afinaban aún más gracias al verbo, siempre ubicado al final de la frase, precedido y sucedido por múltiples sílabas que indicaban, no solo qué tipo de funciones (sujeto, complementos, etc.) se incluían en la frase, sino con qué tono, con qué intención se pronunciaba o se escribía, matices casi imperceptibles que se nos escapan.

Empezó como religioso en la abadía de Montserrat (Barcelona). Quedó fascinado por libros sobre cultura mesopotámico. Se inició en la lengua sumeria. Dejó las órdenes y tras haber sido el mejor estudiante de uno de los gran grandes estudiosos de la cultura en sumerio -Samuel Noah Kramer, se convirtió en el sumerólogo más prestigiado, reverenciado y admirado de la historia. Apenas publicaba. Pero sus clases, sus notas, sus estudios eran una biblia. Sin sus conocimientos, la cultura del Próximo Oriente antiguo, hoy devastada por guerras y dejadez, sería aún más enigmática y olvidada. No existiría.
Hace cuatro días falleció Miquel Civil. Era miembro de la Universidad de Barcelona y del Instituto Oriental de Chicago. Ha sido seguramente uno de los mayores estudiosos de la lengua y la cultura mesopotámicas. El mayor filólogo, el más perspicaz que jamas haya existido.
Ni una noticia. Ni una mención. No ha muerto olvidado porque los poderes públicos catalanes y españoles nunca lo han reconocido. En algunos medios culturales norteamericanos, Barcelona era conocida por ser la ciudad de Miquel Civil.
Como si no hubiera existido nunca.
Si hubiera "rapeado" procazmente en sumerio...al menos nos indignaríamos del silencio y la indiferencia que lo ha envuelto. 

In memorian

Agradecimientos a Lidia Colomina -y, sin duda, Jordi Abadal, otro gran sumerólogo

lunes, 14 de noviembre de 2016

LEON RUSSELL (1934-2016): THE WINDOW UP ABOVE (1973)



Otro músico que desapareció tras la ventana allí arriba

Costa Brava

Lo que no consiguieron empresarios a buenas con la dictadura franquista, quizá lo logren al fin un desinteresado grupo de propietarios de fincas, promotores -que han creado un buen número de empresas unipersonales estos días- y políticos tránsfugas, junto con antiguos cargos del anterior gobierno catalán: poner fin a la singularidad de Tossa de Mar -en la Costa Brava- y alcanzar finalmente el enladrillado ininterrumpido de toda la costa catalana -bien complementada con la valenciana y la murciana.
La peculiaridad de Tossa no tenía demasiado mérito. Una costa abrupta y un paisaje montañoso en la retaguardia dificultaban el acceso. La carretera costera no estaba siquiera asfaltada hace cincuenta años.
El problema de Tossa es que pierde el potente turismo de borrachera en favor de Lloret y San Feliu -y más lejos de la distinguida Calella de Mar. Apenas han discotecas, bares musicales, etc., por lo que los ingresos por fiestas y clínicas de desintoxicación son escasos y la imagen del pueblo queda gravemente dañada por estas limitaciones. Parece de otre ápoca, como si no hubiera sabido ponerse al día.
Si no ocurre ningún impedimento, se construiría un inmenso puerto deportivo, junto con un hotel y casas de veraneo en un lugar particularmente adecuado: unos acantilados abruptos. No se ha podido demostrar la presencia de la mafia ucraniana -que solucionaría muchos problemas-, por lo que se desconoce de donde procederán los fondos.
Pero al menos, la hiriente imagen de una costa aun brava quedará solucionada. Tossa será moderna








 

martes, 4 de octubre de 2016

SHIRLEY JAFFE (1923-2016): "...LA CARRERA DESENFRENADA DE LAS FORMAS HETEROCLITAS DE LA CIUDAD"



















A primera vista, los cuadros y "collages" parecen descartes del último periodo, de papeles de colores recortados, de Henri Matisse, tras la Segunda Guerra Mundial



Desde más cerca, las obras evocan las pinturas urbanas de Stuart Davis de los años 30:


Finalmente, ajustando la vista, La Ciudad de Fernand Léger aparece:



Todas esas asociaciones no están fuera de tono.
Shirley Jaffe, fallecida ayer, era una pintora norteamericana afincada en París a principios de los años sesenta, después de que su obra, integrada en el Expresionismo Abstracto, fuera juzgada excesivamente femenina, europea.
Un tema aparece constantemente en sus pinturas. La artista lo enunció claramente:

"Los aparadores, el movimiento, las personas, la arquitectura, la luz, la decoración de los edificios, todas las formas y los colores que esos elementos conjugan entre ellos"

Algunas palabras, como decoración, explican el repudio que los teóricos norteamericanos del Expresionismo Abstracto sometieron a esta artista.

Los títulos de sus obras son una clave: Nueva York -se reconoce en ocasiones una figura escalonada que se asemeja (o es) el remate de un rascacielos sobre una trama ortogonal que se asocia a un mapa-, Luces de la Ciudad, pero también Laberinto, y figuras geométricas como Línea Blanca, Línea Negra, Bloques Negros, que constituyen la trama del cuadro trasladada de las arterias y las manzanas urbanas.

Una de las obras más singulares se despliega precisamente en un edificio, y conjuga el presente y el pasado, lo sagrado y lo profano: las vidrieras de la capilla La Funeraria en la catedral de Perpiñán (Perpignan, Francia) no muy lejos de Barcelona.

El Museo de Arte Moderno de Ceret, no lejos de Perpiñán, organizó una exposición antológica, poco recordada: aún no era el tiempo en que el Expresionismo Abstracto reconocido no se limitara a los grandes cuadros de pintores -y no de pintoras.  

sábado, 26 de diciembre de 2015

IGNACIO RUPÉREZ (1943-2015)

Mientras preparaba en 2005 un libro sobre el dios mesopotámico de la arquitectura, dios de las marismas de los ríos Tigris y Éufrates, habiendo leído que el presidente iraquí Saddam Hussein había intentado desecarlas en los años noventa para expulsar a los disidentes que se habían refugiado en el intrincado territorio de los cañaverales, y queriendo describir este espacio que aun no conocía personalmente, envié un mensaje a la embajada española en Bagdad solicitando información actualizada sobre esta zona. No tenía muchas esperanzas de obtener respuesta. 
Pero ésta llegó al cabo de una hora. La remitía el Excmo. Sr. D. Ignacio Rúperez, embajador. No solo respondía con franqueza a la pregunta, sino que manifestaba interés en un estudio llevado a cabo desde una Escuela de Arquitectura y aportaba un dato que desconocía: arquitectos como Sert, Wright y Le Corbusier habían construido o proyectado en la capital iraqui. 
Ante tal sorprendente noticia, me puse en contacto con el Colegio de Arquitectos de Cataluña, cuyo responsable cultural, Manel Parés,  propuso organizar una pequeña exposición sobre este tema que muchos desconocíamos. Tras el rápido intercambio de mensajes siguientes con Ignacio Rúperez, se fijaron las bases de la muestra itinerante Ciudad del espejismo. Bagdad, de Wright a Venturi, 1952-1982, que se inauguraría dos años más tarde, en 2008.
La muestra se beneficiaría de la aportación de estudiosos iraquíes. Pero, en 2006, los contactos con Iraq eran muy difíciles. Internet funcionaba dificultosamente, apenas se hallaban páginas webs "civiles" iraquíes, las llamadas internacionales eran imposibles, por lo que no se sabía si la universidad de Bagdad estaba abierta ni si existía una escuela de arquitectura siquiera. 
Fue gracias a Ignacio Rúperez y a un par de blogs iraquíes que se pudo  obtener respuesta a estas preguntas.
Una vez el contacto con la universidad de Bagdad establecido, Ignacio Rúperez se encargó personalmente de la recogida de libros que editoriales y colegios de arquitectura españoles regalaron a la desvalijada biblioteca de la escuela de arquitectura de Bagdad, del envío por valija diplomática, y de la entrega.
Facilitó visados a estudiantes y profesores iraquíes para que pudieran venir a España cuando el espacio Schenguen estaba cerrado a los iraquíes y ningún país europeo aceptaba que vinieran siquiera en tránsito (una situación que aún sigue). Abrió la embajada a estudiosos iraquíes, pese al atentado que ésta sufrió. Alentó y facilitó la comunicacio entre iraquíes y españoles. Creía en puentes y lugares de encuentro.
Invitó, con todas las facilidades, a Bagdad, morando en la embajada, en 2008, cuando los occidentales debían desplazarse en convoyes militares armados vestidos con chaquetas antibalas, en una ciudad colapsada por los controles y los atentados con coche-bomba.
Ignacio Rúperez, al igual que el reducido equipo de la embajada y los trece geos que la protegía, vivía encerrado en la embajada, sin poder salir, salvo para escasos encuentros con el gobierno de Iraq y con otros embajadores, mientras su familia residía en Madrid ya que no estaba autorizada a desplazarse a Iraq. Vivía en una casa amplia y cómoda, pero como un topo. El gobierno español, como todos los gobiernos, obligaba a sus responsables a vivir escondidos y protegidos tras muros y soldados, sin ningún contacto con la ciudad. Pero Ignacio Rúperez, sin faltar a las órdenes, nunca quiso dar la espalda a los iraquíes, a los habitantes atemorizados y amenazados de Bagdad. La embajada y la casa del embajador habían sido ubicadas en un mismo edificio, rodeados de jardines vallados con un alto muro de hormigón y alambradas, en la llamada Zona Roja de Bagdad, más insegura que la Zona Verde aunque de más fácil comunicación, si bien sufrió un grave atentado en 2008. Vida no era -aunque era más segura, pero más asfixiante e irreal, que la de los iraquíes. Vida enclaustrada a la merced de cualquier atentado mortal. 
Ignacio Rúperez nunca se quejó. Había escogido este trabajo y creía en lo que hacia. Trataba de establecer lazos lo más  francos y seguros, y nunca irreales o ilusos, con la  población de Iraq que vivía en condiciones difícilmente imaginables. Trataba que la embajada, pese a su escasa dotación (en comparación con la francesa, por ejemplo) fuera un lugar de encuentro. Nombrado por el gobiernos socialista, siguió bajo el gobierno del presidente Aznar cuya política internacional, con la participación española en la Segunda Guerra del Golfo, denunció y a la que se opuso. Conocía y repudiaba las ventas españolas de armamento.
Culto, abierto, lúcido, nunca desencantado pese a conocer a fondo la doble moral o los juegos difícilmente asumible de la política real, Ignacio Rúperez acabaría siendo embajador español antes todos los paises árabes. No hace mucho, viajó a la ciudad sirio de Alepo subido sobre un burro ( del que resbaló rompiéndose fatalmente una pierna), atravesando las montañas del Tauro, desde Turquía, para conocer de primera mano la realidad de la ciudad asediada y destruida, adentrándose hasta el centro (el devastado hotel Baron), y no cesó en el estudio y la denuncia de las guerras en el Próximo Oriente, sabiendo qué parte de culpa tenemos.
Ignacio Rúperez falleció ayer. Aun no somos conscientes de lo que hemos perdido. La política española hacia el Próximo Oriente, y la vida en Palestina, Siria e Iraq empeorarán. Un ser humano puede ayudar a cambiar la visión del mundo. Falta ya su ánimo y su hálito. Nos volveremos más cínicos, desencantados, distanciados.