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lunes, 18 de noviembre de 2024

THOMAS SHÜTTE (1954): SCHUTZRAUM (SHELTER, ABRIGO, 1986),

















 Fotos: Tocho, noviembre 2024


Thomas Schütte no sería considerado un arquitecto en España, al no tener el título que le habilitaría para edificar.

Mas, no lo necesita. Piensa y construye como algunos arquitectos lo hacen. Realiza maquetas de abrigos; sin promesas de espacios protectores y acogedores, refugios desde los que intentar imaginar una vida nueva, o lugares en los que uno puede quedar encerrado en si mismo, sin poder salir de uno mismo, preso de angustia, sin vislumbrar una salida.

La puerta de algunas construcciones está siempre cerrada; es imposible abrirla. Otros refugios tienen una obertura excesiva, demasiado abierta para no recordar unas fauces. Los abrigos pueden ser trampas, sobre todo cuando se doran de una imagen coloreada, excesivamente pintadas para no sé un señuelo.  

Las maquetas expresan una visión del mundo: una mirada que desvela lo que la realidad esconde a veces. Entre la casa y el búnker, la maqueta denota cómo nos ubicamos y cómo sentimos en el mundo, protegidos o desprotegidos, qué relación mantenemos con él, , un mundo que nos acoge, nos atrapa o nos encierra. La maqueta advierte de las bondades y de los peligros que nos esperan.

Abrigos para refugiarnos y meditar o para no ver lo que acontece. 

Una gran exposición antológica, dedicada a Thomas Schütte, en el Museo de Arte Moderno (MoMA), de Nueva York, muy bien montada, revela los claroscuros de los colores demasiado luminosos para ser siempre verdaderos.

https://www.moma.org/calendar/exhibitions/5681

domingo, 10 de noviembre de 2024

FRANCESC DOMINGO (1893-1974): EL ORIGEN DEL MUNDO






















Fotos: Tocho, Barcelona, noviembre de 2024.

La calidad de las fotos es deficiente debido a los reflejos en los vidrios protectores. Algunos dibujos surrealistas no han podido ser fotografiados.

El óleo Barraca de tiro al blanco, inspirado en Los fusilados del 3 de mayo, de Goya, pintado como denuncia del fusilamiento de García Lorca, depositado en las reservas del Museo Nacional de Arte Catalán, no se expone. No se indican las causas.


Los historiadores del arte español, y catalán, en particular, sin duda saben que Francesc o Francisco Domingo no era únicamente un pintor noucentista, más o menos académico, autor de retratos oficiales y de bodegones fuera de época.

Una exposición antológica en Barcelona descubre, para quienes no somos especialistas, a un artista formado junto a Joan Miró, a un pintor surrealista, amigo del poeta francés René Char, a un dibujante de variaciones sobre el célebre cuadro de Courbet, El origen del mundo -durante años oculto detrás de una cortina-, y a un organizador de exposiciones internacionales, en París y en México, en apoyo de la República Española, durante la guerra civil, que concluye su carrera en la vanguardia con su amistad con Picasso y su admiración y homenaje a García Lorca, antes de exiliarse a Brasil, y declinar poco a poco, pese a algunos poderosos aún grabados y sus retratos de la población descendiente de esclavos negros.

Una exposición sorprendente para los neófitos, muy bien y extensamente documentada, y con obras como mínimo inesperadas -y algunas hermosas, inquietantes, imprevistas e imprevisibles. 


https://www.fundaciovilacasas.com/es/obras/Francesc-domingo-i-segura

viernes, 13 de septiembre de 2024

Culto y condena de las imágenes (en Bizancio)

Clase impartida por filósofos bajo un pórtico, siglo X


Artista pintando un icono pese a la prohibición de las imágenes, siglo X


Adoración del mandylion  (o verdadero retrato de Cristo), s.X

Emperatriz bizantina sorprendida en palacio 

adorando un ícono en unos años en que las imágenes estaban prohibidas, s.X


 
Exquisita, hermosa, ilustrativa, pequeña -y gratuita- exposición en la Biblioteca Nacional en Madrid, sobre el culto y la condena de imágenes en el imperio bizantino, en el siglo VIII, a través de la presentación y el comentario de un manuscrito del siglo XII, escrito en Bizancio e ilustrado en Sicilia, que se ha desencuadernado para restaurarlo, y exhibiendo algunos folios.

Dicho manuscrito copia un texto histórico y jurídico del jurista imperial Juan Escilitzes, escrito en el siglo X, sobre la vida en la corte de Bizancio entre los siglos IX y X, titulado Sypnosis historion.
El manuscrito copia una versión anterior del siglo X.

Dicho manuscrito ilustrado con unas 540 miniaturas, con fondos y letras de pan y de polvo de oro, y pigmentos naturales, entre éstos el azul obtenido de la piedra semi-preciosa de lapislázuli, da pie a reflexiones sobre el trato de las imágenes, ayer y hoy.

Los teólogos bizantinos, a favor o en contra del arte -su realización y su contemplación o disfrute-, apoyados en las complejas consideraciones sobre la necesidad y función del arte plástico, poético, escenográfico o performativo, y musical de Platón -condenándolos, si bien reconociendo su utilidad y, a veces, su necesidad-, redactaron algunos de los textos más certeros sobre la relación que mantenemos con las imágenes, unas reflexiones que, mil quinientos años más tarde, siguen vigentes .

La representación de la representación, o imagen de una imagen, es un tema ampliamente tratado en el arte plástico. La plasmación ofrece un reto para el artista y para el teórico. Se trata de hallar la n manera de plasmar las diferencias entre las imágenes y sus dobles (imágenes de imágenes), a menos que se quisiera desdibujar tal diferencia plástica y ontológica.

Por otra parte, la reflexión sobre dicha diferencia, si existe (existía, según Platón), y sobre el alcance o la importancia de dicha diferencia recorre la historia de la teoría del arte, al menos en occidente.

El cubismo jugó con esta diferencia. La imagen de una imagen, la imagen de un periódico, una fotografía, un anuncio, en una pintura, jugaba con la naturaleza de la imagen plasmada. La imagen de la imagen era más “real”, que la imagen. Los “collages”, la introducción de un recorte, introducía una parcela de realidad (que comprendía una imagen) en la imagen pintada. La imagen de la imagen ya no era segunda, sino primera, con relación a la imagen. 

Juegos entre la realidad y su imagen, entre la imagen y la imagen de la imagen, también se practicaron en el arte antiguo.

El mandylion era una imagen particular. Se trataba del retrato de Jesús. Mas , no era propiamente una imagen, ya que no había sido realizada manualmente. Jesús apoyó su rostro en un paño y sus rasgos se transfirieron mágicamente en la tela. 

Se trataba de un procedimiento semejante a la ejecución de una máscara mortuoria, con la diferencia que el molde ofrece una imagen en negativo que debe ser positivada, a través de una imagen extraída del molde. Por el contrario. Los rasgos impresos no requerían ninguna intervención posterior. El rostro y su imagen, su huella o impronta, no se distinguían -haciendo salvedad de la planimetría de la tela.

Pero, ¿qué ocurría con una imagen del mandylion?

Toda la teoría del arte bizantino -y en parte occidental- reposa sobre la respuesta a esta pregunta. Los defensores bizantinos de la imagen consideraban que no existía diferencia alguna. La multiplicación o reproducción del mandylon no lo afectaba esencial ni superficialmente. Una imagen de aquél seguía siendo un mandylon. Este era un prototipo, y las imágenes o tipos del mismo eran idénticas a él, del mismo modo que no existe diferencia alguna entre una prueba de imprenta y una impresión, o entre una fotografía digital y su duplicación.

Esta identidad entre imagen y modelo -que contradice la diferencia que se supone tiene que existir entre un original y una copia, y que el arte moderno ha mostrado que no tiene razón de ser- se expone de manera sugerente y sorprendente en una de las miniaturas. Un personaje besa el mandylion. Éste, recordemos, guarda los rasgos del rostro de Jesús: es un doble del mismo. El mandylion no es sustancialmente distinto del rostro del hijo de dios. Esta identidad se expresa a través de la imagen de una persona que besa a otra, como si una cabeza emanara de la tela, se encarara y acercara sus labios a los del emperador Romano I, del siglo X, que sostiene la tela -pero no la besa, sino que besa la imagen que no es verdaderamente una imagen que la tela ofrece como una bandeja sobre la que se irguiera la divinidad “en persona”.

Besar el rostro de la divinidad requiere besar una tela. Este gesto es ambiguo . Puede dar lugar a confusión. ¿Cómo se puede saber si se adora a una divinidad -una adoración legítima- o a un objeto (una tela), lo que constituye una condenable muestra de idolatría?

La respuesta de la emperatriz de Bizancio Teodora, en el siglo IX, es inteligente y constituye otro reto teórico. Sorprendida besando un icono -es decir, besando la reproducción de un mandylion pintada en una tabla-, corriendo el riesgo de ser acusada de idolatría, lo que podía acarrear su condena a muerte, pese a ser la esposa del emperador Teofilo I (quien abominaba de la existencia de imágenes naturalistas por la confusión que creaban), la emperatriz respondió que no besaba a una imagen sagrada, sino a una muñeca. 

La diferencia entre una imagen religiosa y un juguete no se percibe a simple vista. Ambas figuras pueden estar constituidas del mismo modo, con los mismos materiales, los mismos procedimientos, dando lugar a objetos indistinguibles. Pero uno es objeto de adoración o de devoción, que conlleva un trato especial, quizá incluso la imposibilidad de tocarlo, mientras que el otro es manipulable: no requiere cuidado alguno. 

La emperatriz manifiesta que la diferencia entre lo sagrado y lo profano, entre el arte y la artesanía, o entre lo bello y lo útil, es conceptual. Es el ritual por un lado, que “santifica” un objeto -como su exposición en un museo-, y la mirada reflexiva por otro, los que crean obras de arte: los que convierten objetos sin cualidades en obras merecedoras de nuestros cuidados y de nuestra admiración.

Teodora, brillantemente, se anticipó en más de un milenio, en las consideraciones de principios del siglo XX sobre lo que funda o constituye una obra de arte: una mirada y una palabra que bautizan cualquier objeto en una creación única, poseedora de sentidos que deben ser interpretados, cuya obtención ofrece puntos de vista inéditos y necesarios sobre el mundo.

Esta pequeña exposición bien merece más una atenta visita que el mayor contenedor de arte moderno y contemporáneo de Madrid. Dice mucho sobre las fantasías humanas dotando de valor y sentido objetos que hasta entonces eran indiferentes y mudos: una manera de actuar probablemente exclusiva de los humanos desde la noche de los tiempos.


https://www.bne.es/es/agenda/universo-imagenes-skylitzes-matritensis

lunes, 2 de septiembre de 2024

CARLO SCARPA (1906-1978): GLIPTOTECA MUSEO CANOVA (POSSAGNO, 1955-1957)






























 Fotos: Tocho, septiembre de 2024


Que un montaje de exposición permanente, como el montaje de Carlo Scarpa para la casa natal del escultor italiano neoclásico Canova, convertida en museo, no aparezca envejecido setenta años  más tarde y no necesite reformas dice mucho sobre la adecuación a la obra, la calidad y sobriedad de las vitrinas, el juego con la luz natural -que el yeso, la arcilla y el mármol permiten- y la perfecta ubicación de las esculturas -esculturas abocetadas y estatuas concluidas- en el espacio expositivo.

Sin duda las vitrinas son de los años cincuenta. Es evidente. Y causan admiración. Así como el juego entre la blancura de las obras y de las paredes, barridas por zonas aún más luminosas gracias a las pocas aperturas ubicadas en lo alto de las esquinas de las salas que proyectan luz sobre las paredes que las reverberan sobre las estatuas.

Éstas ocupan todo el considerable volumen de las salas: se ubican a distintas altura, se apoyan en ménsulas, se disponen en peanas o se recogen en vitrinas que recuerdan a relicarios, unidas todas por el mismo color y la luz. Las esculturas se miran, se disponen formando un ángulo o se dan las espalda, independientemente de su tamaño. Se relacionan sin perder su individualidad al que el montaje y la iluminación refuerzan. 

El público circula entre las obras con la extraña sensación de invadir un espacio sagrado.


https://www.museocanova.it/