Al igual que los villanovianos -un pueblo situado en el norte de Italia-, las tríbus del Lacio, antes que los etruscos, -y que los posteriores Latinos y los Romanos-, a principios del primer milenio aC, modelaron un gran número de urnas cinerarias -en las que se recogían las cenizas del difunto- en forma de cabaña. Los tamaños varían, al igual que los materiales, aunque habitualmente son de terracota.
Las urnas, dotadas de un cerramiento, reproducen la choza del miembro fallecido, o del miembro más importante del clan familiar. Estas urnas eran depositadas debajo de las cabañas. En ocasiones, diminutos pájaros posados sobre las vigas del tejado, evocan bien el uso funerario de esos objetos: simbolizarían el "alma" o doble del difunto.
Estas urnas, halladas en gran cantidad, han permito saber cómo era el hábitat primitivo en Italia. Excavaciones en el Monte Palatino en Roma han permitido descubrir trazas de cabañas, correspondientes a la época de la legendaria -y posiblemente real- fundación de Roma en abril de 753 aC, que debían de asemejarse a esas urnas-cabaña.
Las que aquí se muestran, entre las que destaca una de gran tamaño y planta rectangular (la mayoría son de planta circular) -tercera imagen-, se hallan expuestas en la planta primera de una de las sedes del Museo Nacional Romano (Termas de Diocleciano), en Roma.
Los Museos Vaticanos, el Museo de la Villa Giulia, el Museo Prehistórico y Etnográfico Luigi Pigorini, el Museo Palatino, entre otros, todos en Roma, atesoran también piezas semejantes.
Fotos: Tocho, marzo de 2013
