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viernes, 22 de noviembre de 2024

¿El primer alfabeto -en los inicios de la historia?



















Fotos: Tocho, congreso de la ASOR , Boston. 2024


La conferencia de prensa tuyo lugar hace un par de días en los Estados Unidos. Se publicó un comunicado de prensa. Y hoy casi todos los periódicos del mundo (salvo el New York Times) lo acaban de anunciar, lo que una ponencia del conocido arqueólogo Glenn M. Schwartz (1954), de la Universidad John Hopkins en Baltimore, en el congreso de la American School of Oriental (Overseas) Research, que tiene lugar en Boston, ha corroborado. Se podría haber hallado signos alfabéticos en fragmentos cerámicos del 2400 aC, quinientos años de las hasta ahora primeras muestras de escritura alfabética, lo que obligaría a cambiar o matizar la historia de la humanidad -o la entrada en la historia de la humanidad.

Sin embargo, estos tres fragmentos cerámicos en los que aparecen grabados tres líneas con cinco signos o dibujos distintos, fueron hallados hace veinte años en una tumba situada en el noreste de Siria, no lejos de una importante ciudad del tercer milenio aC, Ebla, conocida por su biblioteca real que atesoraba tablillas escritas con signos cuneiformes (y no alfabéticos)..

La excavación cuidadosa pudo rescatar unos fragmentos que probablemente hubieran pasado desapercibidos, como es posible que haya ocurrido anteriormente.

Desde entonces, los filólogos han ido poco a poco interpretando estos signos, no como motivos ornamentales, sino como una escritura alfabética. La probable repetición  de signos, junto con el parecido con letras de unos primeros alfabetos, y con jeroglíficos -que están, en efecto, en el origen de ciertas letras- podría apoyar esta interpretación. Sería una escritura alfabética de una lengua semítica.

La localización cerca de una ciudad como Ebla, que mantenía relaciones económicas con el Egipto faraónico, incidiría en esta lectura.

La complicación de la escritura cuneiforme mesopotámica, sobre todo para breves anotaciones comerciales, podría explicar que se hubiera recurrido a una escritura alfabética de nuevo cuño, en vez de los signos cuneiformes habitualmente utilizados en el Próximo Oriente hace  cinco mil quinientos años.

¿Qué cuenta el texto -si es un texto? Se desconoce. Se lee seguramente de derecha a izquierda.

¿Por qué no se han encontrado más pruebas? Quizá por su insignificancia hayan podido no atraer la atención de ningún arqueólogo.

Arqueólogos y filólogos suelen estar en la greña. En este caso, sin embargo, se da un cierto acercamiento , quizá un acuerdo sobre qué podrían ser y significar estas incisiones y cómo podrían descifrarse, si son letras de un alfabeto.

La situación en Siria impide, por ahora, nuevas excavaciones que ayuden a asentar una interpretación, basada en unos fragmentos con muescas que parecen intencionadas, que implique releer la historia. 


 

sábado, 27 de enero de 2024

Karahantepe (Kurdistan, Turquía, 13 milenio ac), o la Ciudad de Los falos

 























Fotos: Tocho & David Mesa (cuarta empezando por el final) , Karahantepe, Turquía, enero de 2024

Nota: Citar el nombre del fotógrafo, el arquitecto David Mesa, si se reproduce su fotografía.

El resto de las imágenes es de uso libre



1997, atento a los dichos de unos agricultores, un arqueólogo descubre, a treinta quilómetros de Göbekli Tepe, en Anatolia, no lejos de la conflictiva frontera con Siria, en un paisaje ondulado punteado de suaves colinas, piedras talladas que parecen recordar las gigantescas estelas del yacimiento prehistórico de Göbekli Tepe.

Veintidós años más tarde empieza la excavación arqueológica. Los primeros resultados son decepcionantes.

La guerra declarada o latente entre el ejército turco y las milicias kurdas asentadas del otro lado de la frontera, que lleva al bombardeo del norte de Siria y, más lejos, de Iraq, dificulta o interrumpe la excavaciones en 2020.

Hace cuatro meses, en septiembre de 2023, sin embargo, el descubrimiento de la estatua antropomórfica paleolítica más grande del mundo -dos metros y medio de altura-, en piedra tallada, ha cambiado la imagen de lo que hoy se denomina Karahantepe.


El yacimiento podría ser más antiguo que Göbekli Tepe (datado del doce mil quinientos aC).


Hasta hoy se ha desenterrado una inmensa sala circular de treinta metros de diámetro, adosada a la ladera de la colina, con un asiento corrido apoyado contra el muro perimetral de piedra, reforzado por grandes losas de piedra verticales, que rodea dos estelas monumentales -hoy caídas y fragmentadas, enfrentadas, ubicadas en el centro. Una plataforma sobre la que destaca un asiento de piedra podría haber acogido a una figura principal (¿anciano? ¿jefe?: no queda claro que los modelos sociales del neolítico y, sobre todo, de la Edad de Bronce, puedan retrotraerse miméticamente al paleolítico. 

La sala estaría descubierta.


A la izquierda de la sala, dos cisternas excavadas en la roca, alimentadas por un canal artificial: una, con un bosque de monolitos, tras el vaciado del espacio circundante, que se interpreta como conjunto de altos falos erectos, bajo la mirado de una cabeza antropomórfica tallada en piedra, y una segunda, muy profunda, cuyo borde superior se orna con dos grabados: un mamífero (¿lobo? ¿jabalí?), y una larga serpiente ondulante. Una pequeña “ventana” (¿?) pone en contacto la cisterna de los monolitos y la gran sala circular.

Un arqueólogo considera que estos tres espacios están conectados simbólicamente, y que las cisternas podrían se baños lustrales (¿?)


La gran estatua antropomórfica recién descubierta (depositada en el nuevo gran museo arqueológico de Sanliurfa -el más grande de Turquía-, cerrado, sin embargo, tras haber quedado devastado recientemente por una inundación catastrófica) en la sala central, representa a una figura enjuta, famélica, desnuda: se interpreta como la imagen de un difunto, que tiene la capacidad, sin embargo, de sostener a su falo erecto -una imagen habitual en las primeras representaciones de varones.

¿Un antepasado recordado cuya presencia protege el espacio central?

Faltan nueve mil años para los primeros escritos.

Las comparaciones se realizan con espacios y símbolos que tienes seis mil años menos. 

Lo cierto es que Göbekli Tepe ya no aparece como un asentamiento singular, único, sino que todo el territorio del sureste de Anatolia está puntuado de numerosos asentamientos paleolíticos cercanos -escasos aún los que han podido excavarse-, cuya existencia complica o enriquece la lectura de las sociedades humanas paleolíticas, nómadas, previas a la agricultura y la ganadería, pero que bien podrían haber sido nómadas, con asentamientos -viviendas o salas comunales- ocupados temporalmente, dedicados quizá a la agricultura y/o la ganadería, o ya asentadas, siendo el nomadismo una manera de vivir aún anterior -o que quizá nunca se dio….


Queda finalmente la duda creciente acerca del origen mesopotámico, en el delta de los Ríos Tigris y Eufrates (en lo que hoy es el sur de Iraq, a miles de quilómetros al sur de Anatolia), de las ciudades y de los estamentos monárquicos, religiosos, legales, sociales asociados a aquéllas, necesarios para su bien funcionalmente. 

La sedentarización y las primeras comunidades asentadas complejas podrían haberse originado en Anatolia y el el noreste de Siria. La cultura, entendida como un invento y una práctica humanos para relacionarse con el entorno y otras comunidades, que se pensaba había ascendido desde las marismas del sur de Mesopotamia hacia el norte, podría haberse desplazado, muy al contrario, del norte hacia el sur, o quizá no existió ningún primer  y único foco cultural que se habría diseminado, sino que la organización social compleja y del territorio bien podría haberse originado en diversos lugares, con -o sin- relación con otros asentamientos. 

Karahantepe complica muchouna historia sabida, y le devuelve el placer y la tensión de los enigmas que ponen en jaque el ingenio.

jueves, 25 de enero de 2024

Sueños de piedra ( la tumba de Antíoco I en Nemrut David, Turquía)
















 Fotos: Olimpia Solà Inaraja (las dos primeras), Tocho (las dos siguientes) & David Mesa (las siguientes), enero de 2024


Ruego que si se reproducen las fotos de Olimpia Solà Inaraja y de David Mesa se citen sus nombres y apellidos. No es necesario en el caso de las de Tocho.
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Menos diez de temperatura bajo un cielo cegador. Ventisca que derriba salvo que la nieve llegue a las rodillas o a los hombros lo que impide caer -y avanzar con facilidad sin desaparecer sepultado.
A dos mil doscientos metros, una cumbre perfecta con una forma que recuerda una pirámide cubierta de dos metros de nieve. La evocación no es gratuita. Se trata, en efecto, de un túmulo que recubre la tumba del rey Antíoco I de un reino oriental con influencias helenísticas y romanas, del siglo I ac, en la Mesopotamia del Norte, en Anatolia cabe las estribaciones de los montes Tauro, donde nacen los ríos Tigris y Eufrates.
La tumba no ha podido ser aún explorada. Antioco I se llevó a la tumba el secreto de las técnicas constructivas de semejante mausoleo.
Rodeando la tumba, gigantescas estatuas de culto, hoy decapitadas, y cabezas de piedra de colores, alguna de grandes dimensiones, con el retrato del rey, de guardianes y de águilas protectoras, todas orientadas hacia el sol, en comunión con el astro con el que Antioco I se identifica. Dominan la inmensidad del valle de Mesopotamia, en un paisaje altivo, arisco y rocoso, de muy difícil acceso, especialmente en invierno cuando los vientos zumban enloquecidos alrededor de la cumbre.
A un nivel inferior, templos dedicados a Zeus y sin más abajo, sobre plataformas de piedra, a Hércules.
Una de las muestras más grandiosas y terribles de la soberbia humana de igualarse con sus suelos divinos.