Sea o no enteramente cierto que el arte y la arquitectura norteamericanos deben mucho a los artistas de vanguardia europeos exiliados tras el ascenso del nazismo y durante la Segunda Guerra Mundial, lo cierto es que antes de la Primera Guerra Mundial un artista alemán, formado en el modernismo vienés, Widold Reiss, emigró a los Estados Unidos, primeramente a reservas de indios que le fascinaban, y luego a Nueva York, donde destacó tanto como retratista, sobre todo de afroamericanos de Harlem (un tema insólito), como en la decoración de interiores, a través de murales y de proyectos de espacios domésticos y de comercios -su trabajo como diseñador gráfico y como ilustrador también sobresale-, aportando el modernismo centroeuropeo, pronto evolucionado hacia un Art Deco cubista, que marcaría decisivamente la historia del interiorismo ( y de la retratistica) norteamericanos, si bien cayó en el olvido tras la Segunda Guerra Mundial, perdiéndose mucha obra: la mayoría de los interiores fueron derribados.
Hoy, Nueva York le dedica la primera exposición antológica de la historia, con lo poco que ha quedado