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viernes, 22 de noviembre de 2024

EERO SAARINEN (1910-1961): MIT CHAPEL ( CAPILLA DEL MASSACHUSETTS INSTITUTE OF TECHNOLOGY, 1955)























 

Fotos: Tocho, Cambridge, Mass., noviembre de 2024


La Capilla del Instituto Tecnológico de Massachusetts, de Saarinen, se compone de un cilindro de ladrillos, en el centro de un estanque circular, coronado  con una apertura cenital, de la que desciende una escultura en cascada que refleja la luz. 

Templo más que iglesia, apta para todos los cultos, no presenta ningún signo distintivo que la asocie a un culto determinado. El mismo altar es un paralelepípedo de mármol.

Templo, auditorio, sala de conciertos  -posee un órgano, y campanas añadidas posteriormente-, destaca en una amplia esplanada de césped, contra unos árboles de hoja caduca que lo aíslan de la calle. 

Butacas de madera, dispersas por el prado, que se pueden desplazar, invitan a recogerse ante este volumen perfecto -que asume cierta voluntaria imperfección terrenal por los ladrillos intencionadamente rugosos. 

Una de las más hermosas capillas del siglo XX

sábado, 22 de abril de 2023

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ LAPEÑA (1941) & ELÍAS TORRES (1944): CAPILLA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (1973)


 























Fotos: Tocho, abril 2023


La palabra templo procede directamente del latín templum, que a su vez deriva del griego témenos.

Pese a la directa relación un templum no era una necesariamente una construcción, sino un espacio mágicamente acotado por un sacerdote. Este espacio era sagrado. Sacer, en latín, designaba todo que lo escapaba al control y la posesión humanos. Estaba prohibido acceder a un espacio sacer. La vida humana corría peligro. El templum era una propiedad divina, señalada por la propia divinidad. 

Algunos grandes santuarios, como Dódona, perteneciente a Zeus, tan importante como Delfos, carecía de cualquier construcción. En otros casos, la construcción podía no estar techada. De este modo, el acceso de la divinidad a su morada terrenal era directo.

El santuario de la Asunción, en Ibiza, proyectado hace exactamente cincuenta años por los arquitectos José Antonio Martinez Lapeña y  Elías Torres (uno de sus primeros proyectos), está más cerca de un recinto sagrado pagano que cristiano. Un muro discontinuo recto o curvo en un tramo, delinea un espacio descubierto dotado de los mínimos elementos necesarios para el culto (un altar, unos bancos, un atril). Un hito vertical triangular sobresale apenas como una alusión a un campanario o a la Trinidad. La presencia divina se manifiesta, como el Dódona (Zeus era el temblor de las hojas de un roble), por los juegos de luces y sombras siempre cambiantes, por la luz filtrándose a tres de las copas de los pinos entre los que se inmiscuye este santuario recoleto, apartado del bullicio de la isla, y que constituye unos de los más hermosos, serenos e iluminadores espacios sagrados españoles del siglo XX. 


http://www.jamlet.net/




miércoles, 18 de agosto de 2021

CLAUDE VIALLAT (1936): VIDRIERAS (IGLESIA DE AÏGUES-MORTES, FRANCIA, 1990-1991)










 


Fotos: Tocho, agosto de 2021


La pequeña ciudad amurallada de Aïgues-Mortes (Aguas Muertas), en la región pantanosa de La Camarga, en el sur de Francia (creada por el estuario del Ródano), fue fundada por el rey Luis IX, como primer puerto de la corona de la dinastía los Valois en el Mediterráneo, de donde partieron las dos cruzadas que el rey francés emprendió en el siglo XIII.

Su iglesia gótica destaca por sus vidrieras, obra del pintor francés contemporáneo, nacido en la cercana ciudad de Nîmes, Claude Viallat: realizadas en vidrio soplado, sin armadura interna, muestras el tradicional motivo abstracto, un estampado que este artista ha utilizado durante años en todo tipo de soportes, a menudo manteles de plástico encerado, colgados sin marco, y que ponen en evidencia que entre la superficie del cuadro y el soporte de la imagen no cabe distinción. El motivo se expande por toda clase de telas negando la ilusoria profundidad -en todos los sentidos de la palabra- de la imagen, si bien la luz que atraviesa el vidrio y parece emanar del “interior” de la imagen, ponen en jaque el presupuesto teórico del artista. En todos los casos, nunca su motivo plástico que identifica al artista, y que se asemeja a un blasón, ha parecido más adecuado al lugar donde se presenta.

Estas vidrieras que recorren todo el perímetro de la Iglesia, desde ventanales de distinto tamaño y forma, al rosetón, son unas de las más hermosas del siglo XX.