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miércoles, 26 de octubre de 2022

Ecos de sociedad: inauguración de exposiciones en Doha (Qatar)


















 

Fotos: Tocho, 25 de octubre de 2022 (salvo la foto de Naomi Campbell, de Qatar Creates, organizador del evento)


Inauguración del programa cultural del Campeonato Mundial  de Fútbol, en Doha (Qatar), ayer noche, con la apertura, en el renovado Museo de Arte Islámico, de las exposiciones Baghdad, Eye’s Delight, sobre la importancia cultural mundial de Bagdad en época medieval (fue la capital de la cultura, con la primera universidad del mundo, que preservó y divulgó el legado clásico griego), y Ciudad del espejismo. Bagdad, de Wright a Venturi, sobre la modernización e internacionalización de Bagdad, a través de la arquitectura, en los años 50 y a principios de los 80.

Los actos culturales tienen como finalidad convertir a Doha en la segunda capital mundial de la alta costura, gracias a que la jequesa, directora de los museos de Qatar, es la poseedora de las casas Valentino y Balmain, lo que explica la apabullante presencia de directores creativos y de modelos en los actos de la inauguración, desde Natty Abascal hasta Naomi Campbell.

El interés en Bagdad es también sutil: quiere poner de manifiesto que al igual que a Bagdad en época medieval, Doha, que toma el relevo, se postula como la nueva capital cultural del mundo, a través de la alta costura, galerías, nuevos museos, universidades (las grandes universidades mundiales ya tienen sedes en la Educational City, un deslumbrante e descomunal campus universitario que alberga además una de las mayores bibliotecas del mundo, obra de Rem Koolhaas) y una inversión inimaginable en encargos de obras desmesuradas a los artistas estrella contemporáneos (Richard Serra, Jeff Koons, Olafur Eliasson, Louise Bourgeois, Simone Fattal, Jananne al Ani….), una manera de mostrar que el gas no es el verdadero capital de Qatar.

La inauguración, ayer noche, seguramente no tuvo rival: un festival de modelos, deslumbrantes drags, y la jequesa y su corte, todos de alta costura, atendido por un río de caviar inextinguible, y canapés de cocineros tres estrellas Michelin. Un mundo a la vez cerrado y abierto. Extraño, desconcertante .
Y agua de Vichy. Qatar es un país islámico ….










martes, 18 de enero de 2022

El tiempo pasa... (y nosotros también)






 ¿Es posible que la obra cumbre de la arquitectura moderna, de los dioses arquitectos actuales, los franceses Lacaton & Vassal, ante los que no cabe sino arrodillarse desde hace años, la austera y económica rehabilitación del Palacio del Trocadero de Paris, un monumental edificio entre el art decó, el neo clásico, y el realismo socialista (o el nacional socialismo), de finales de los años treinta del siglo pasado, transformado en el centro de arte contemporáneo más admirado (bautizado como el Palais de Tokyo), hace solo veinte años, y que no tiene nada que se pueda criticar, sino tan solo alabar, por la desnudez franciscana de la intervención, es  posible que hoy, en 2022, empiece a cansar, y que la pobreza exhibida, con los cables, las tuberías de varios colores (determinados no por un impulso decorativo, sino educativo, para que quedara en evidencia la  maquinaria que mantiene el edificio, pero que no exige mantenimiento alguno), los entresijos,  como una compleja red metálica colgada, bien visible, una lección de anatomía arquitectónica, la contención presupuestaria nunca solicitada, convertida en un signo de identidad, proclamada, reclamada, mostrada, como unas llagas en carne propia, el testimonio de la entrega a la fe en la verdad, signo de pureza y honestidad, sea lentamente cada vez menos de recibo, como si el tiempo, a cuyo dictado la obra ha escapado por su voluntad de rehuir de cualquier signo estilístico, horrorizándose ante las modas y los estilos, empezara a pesar y el museo ya remitiera a un tiempo ya pasado, que no casa con una nueva sensibilidad que, por el contrario, apostaría por cierto descaro, una visión menos trágica y adusta, en favor de la ligereza de quien no se toma en serio (pues sabe que todo pasa) y cierta imagen de desprendimiento  y desenfado, consciente que lo que cuenta es la imagen que se da y no la severa conciencia de la necesidad que la apariencia coincida con la esencia o, mejor dicho, que la apariencia se desvanezca en favor de la cruda y sincera mostración de la esencia? ¿Es posible?

Quizá, hoy -y ¿hasta cuándo?- la ilusión, lo ilusorio, el juego despreocupado y sin consecuencias vuelva a ser anhelado, y la pesada losa, que no ríe ni miente, del Palais de Tokyo empiece a irritar, como si en tiempos severos, la severidad fuera redundante y estuviese de más. La visión trágica de la vida, en la que nada cabe esconder, propia del protestantismo francés,  sino tan solo la desnudez y honestidad de los propósitos -pero la honradez quizá no se deba proclamar- no sería lo que más alegre o inspire la vida.

¡Ah!, ¿Quién hubiera dicho que los admirados y admirables Lacaton & Vassal, y su obra maestra, hubieran envejecido y empezaran a doblar la espalda y encogerse -y nosotros que fuimos devotos, con ellos-, como un testimonio de un tiempo que ya no es ni puede ser? 



Para VG y MD

miércoles, 10 de febrero de 2021

DAVID O´REILLY (1985): THE EXTERNAL WORLD (2010)


Considerado como el mejor cortometraje de animación del siglo XXI

Sobre este cineasta de animación británico, véase su página web

Adecuado para los tiempos que vivimos

martes, 9 de febrero de 2021

GEOFFROY DE CRÉCY (1971): EMPTY SPACES (ESPACIOS VACÍOS, 2020)


Cuando ya no estemos o sigamos encerrados, las máquinas seguirán en marcha, solas....

Sobre el director francés de este premiado cortometraje, candidato a los Oscar s de este año, véase, por ejemplo, este enlace

jueves, 4 de febrero de 2021

Patafísica

 Un conocido partido político anuncia o promete -tal es su "eslogan"- hoy: JUNTOS PARA SER.

¿Ser algo? ¿Algún calificativo? No, ser, ser a secas.

Si para ser hay que estar juntos, significa que solos no somos, lo cual es curioso, porque el ser es único -o es el Uno- y no resulta de la suma de lo que no somos: que el ser resulta de la suma del no-ser es una cierta revolución metafíca.

El "eslogan" también proclama que el ser no es sino que resulta de una acción: la acción de juntarse. El ser deviene, pues. Sin embargo, la metafísica occidental señala una diferencia "ontológica" entre el ser y el devenir. El ser es independientemente de las coordenadas espacio-temporales, escapa al aquí y allá, el devenir en cambio lleva a un constante cambio hasta la extinción. El devenir no es. No llega nunca a ser. El cambio, la decadencia, la corrupción le impide ser estático, "inmune" al paso del tiempo. Un ser que pasa, pasado, caduco, no es. Juntos para ser implica por tanto juntos para desaparecer, para no-ser.

No sé si admirar esta radicalmente nueva concepción del ser, o sospechar de lo que me abocará a la nada, de naderías.





miércoles, 3 de febrero de 2021

sábado, 3 de octubre de 2020

La modernidad (una de las causas de)

 Varias causas se han supuesto que supusieron el fin de la manera antigua o tradicional de percibir el mundo en Europa (u Occidente), la posición del ser humano y su incidencia en él, y las relaciones entre los propios humanos, y el nacimiento de la modernidad. Sucesivas crisis teológicas, filosóficas, científicas, desde el siglo XVI -o desde el Renacimiento- quebraron el orden antiguo. 

Una de las razones que se adujo hace más de un siglo, hoy matizada, fue la irrupción de la reforma protestante y la nueva consideración del ser humano y su relación con los poderes celestiales y mundanos -con la iglesia, en particular. La noción de gracia, alcanzada por la fe, que iluminaba solo a ciertos creyentes "de buena fe", determinó que la intervención, la modificación, la explotación del mundo era legítimo siempre que la practicaran quienes estaban en gracia de dios.

Quizá se ha minusvalorado otra causa, cercana al protestantismo, que sí se ha destacado como uno de los acicates de la Revolución francesa, que trastocó definitiva o duraderamente, el orden antiguo, la monarquía por derecho divino.

El cristianismo tuvo, ya desde Agustín, en el siglo IV, con dos conceptos antitéticos: la gracia concedida por Dios, que iluminaba a los fieles y les marcaba el camino por el que transitar en vida, y la libertad humana (el libre albedrío), coartada por la intervención o gracia divinas.

Mientras teólogos como el monje tardo antiguo Pelagio sostenía que el ser humano era capaz por sí mismo de tomar las decisiones correctas y de actuar justamente, Agustín defendía, por el contrario, que el ser humano "desgraciado", carente de la gracia, no podía juzgar ni actuar "santamente". La capacidad de pensar y de actual del humano estaba empañada por el pecado original -del que, sin embargo, había sido lavado (o debería haber sido lavado) por la encarnación, el nacimiento y la muerte terrenales del Hijo de Dios, lo que no se tenía, sorprendentemente, en cuenta.

La predestinación frente a la capacidad de cada uno por tomar el destino en sus manos: dos concepciones de la vida antitéticas.

 Aunque la figura de Agustín imponía respeto, es cierto que desde Tomás de Aquino, el libre albedrío fue cada vez más aceptado como lo que permitía al ser humano tomar sus propias decisiones y hacer el bien. Mas, si el peso del pecado original frenaba o impedía incluso las acciones justas y llevaba, por el contrario, por el camino equivocado, la iglesia siempre podía, por la confesión, perdonar las equivocaciones. Pese al perdón ocasional o final, lo cierto es que la iglesia defendió la vida contemplativa, y cualquier acción era juzgada con suspicacia -aunque no prohibida, dado que el ser humano era libre (de actuar bien o mal).

La Reforma protestante trató de romper con esta visión tan ambigua, ofreciendo una solución clara al dilema sobre cómo el ser humano debía comportarse. La vida activa era perfectamente posible. La contemplativa, juzgada severamente. Pero no todos podían actuar correctamente. Solo quienes estaban en gracia de dios podían actuar limpiamente, y todo lo que emprendieran era legítimo, bien intencionado. Esta concepción se basaba en Agustín. Pero introducía un matiz. Solo quienes tenían fe podían saber si estaban en gracia de dios o, mejor dicho, que estaban en gracia de dios. La fe salvaba. El desconocimiento de los incrédulos o de los humanos de poca fe sólo llevaba al error.  

El jansenismo, una austera corriente reformadora barroca francesa -con prédica en Italia-, que no rompió con la iglesia católica, y que contaba entre sus defensores escritores como Pascal, supo hallar una vía entre las opuestas consideraciones católicas y protestantes acerca de la necesidad y la bondad de la intervención humanas en el mundo. ¿Qué debía orientar la acción, la gracia o la libertad?

El concepto central, de nuevo, ya fue enunciado por Agustín y retomado por Lutero y sobre todo Calvino: la noción de gracia eficiente, una noción que compartían algunos católicos -que sospechaban de la excesiva importancia del libre albedrío- y todos los protestantes. Pero, mientras los protestantes defendían que cualquier acción era legítima si se estaba en gracia de dios, y los católicos sostenían que el ser humano era libre de hacer el bien o el mal -un bien que a menudo se torcía, lo que exigía la constante intervención de la iglesia, cuyo perdón se podía comprar, com denunciaba Lutero-, los jansenistas sostuvieron que la acción ra necesaria para activar la gracia. Ésta se volvía efectiva si se intervenía en el mundo, y las acciones iban por el buen camino a medida que se actuaba porque la gracia se encendía. Por tanto, ni se defendía la inacción contemplativa que impedía estar en gracia de dios, ni cualquier acción desaforada -partiendo de la creencia que la gracia todo lo legitimaba-, sino que la gracia y la libertad, la gracia y la acción interaccionaban y se influían mútuamente, las acciones despertando lentamente la gracia y ésta velando por el buen hacer. Es decir, las acciones tenían que emprenderse meditadamente, juzgando sus consecuencias. Una acción equivocada mantenía la gracia aletargada. 

La conjunción de pensamiento y de sentimientos para poder intervenir en el mundo de manera que no hiciera daño, el dar al ser humano los medios para actuar y enjuiciar, la confianza depositada en él, fueron logros que el jansenismo aportó que permitieron pensar en una intervención positiva del ser humano en el mundo, y aspirar a una vida mejor. La noción de progreso se establecía. La importancia del jansenismo en los postulados de la Revolución Francesa  corroboraron el acierto de la vía jansenita que se fue apagando en l siglo XIX con la reacción protestante, mucho más efectiva a la hora de permitir cualquier tipo de intervención sin medir sus consecuencias.     



 

domingo, 23 de agosto de 2020

Q (QAnon) -JULIO CÉSAR VANINI, 1585-1619-

 Se negaba a abrir la boca y sacar la lengua para que se la cortaran. El verdugo tuvo que forzar la introducción de unas tenazas, estirar la lengua y arrancarla. El aullido del reo encogió incluso a los curtidos espectadores. Luego lo estrangularon y prendieron fuego a la hoguera.

 Julio César Vanini (1585-1619) fue un filósofo y teólogo napolitano condenado a la hoguera en 1619 por el parlamento de Toulouse, en la región de Rosellón Languedoc, el sur de Francia -se trataba del palacio de justicia- (y no por la Inquisición), a causa de rumores, infundios y maledicencias que se propagaron sobre él. Se le acusaba de brujería e impiedad. Así, por ejemplo, se descubrió, en una forzada inspección doméstica, que tenía un sapo en su casa: era la prueba definitiva que se buscaba. 

Teólogo católico, se convirtió al anglicanismo en Londres, antes de volver al catolicismo. Era todo menos ateo -pero denunciaba la manipulación de las conciencias por parte del clero-, pero fue acusado de ateísmo. Defendía la existencia de Dios en -o como- la naturaleza. Esta afirmación tenía como consecuencia que cielo y tierra no estaban separados, y que ambos eran relativamente perfectos. El perfectamente ordenamiento, la regularidad de los tránsitos terrenales eran la prueba de la divinidad del mundo. Mientras el mundo era eternamente el mismo en medio de los cíclicos cambios, el ser humano y los simios tuvieron un ancestro común -una afirmación que se anticipó tres siglos a la intuición de Darwin.  Los teólogos se aliaron para buscar y rebuscar en sus escritos frases que pudieran dar pie a la acusación de ateísmo. durante el juicio, proclamó su creencia en la divinidad. La defensa de la fe pareció demasiado perfecta. Se rumoreaba que mentía, que se burlaba de los jueces. 

Hoy, creemos que nuestros tiempos están marcados por la difusión de las noticias falsas que buscan socavar reputaciones y derribar gobiernos.

La aterradora historia de Vanini muestra lo contrario. Los noticias falsas podían llevar a la hoguera. Hemos evolucionado. Hoy, solo llevan a eliminar perfiles de Instagram.

     

viernes, 21 de agosto de 2020

Botellón

 "Pero la vida discurría como siempre: vanidosa y frívola, tranquila, lujosa y solo preocupada por los símbolos de la existencia. Por culpa de esta vida se necesitaban hacer mayores esfuerzos para tener consciencia de la difícil y peligrosa posición del estado. Así eran también las salidas, incluso los bailes, el teatro francés, los intereses de la corte, los líos amorosos del servicio y el comercio. Solamente en las más altas esferas se realizaban esfuerzos para recordar la situación en la que se encontraba el estado."

(TOLSTOÏ, LEV: Guerra y Paz, VII, 17)


Tolstoï describe la vida de fiestas incesantes mientras el estado ruso se desmorona, Napoleón ha invadido Rusia, el ejército ruso se bate en retirada desordenada, y Moscú finalmente cae, es ocupada e incendiada. 

Cuando la situación del Rusia escapa a todo control, los comercios cierran o se saquean, los muertos se acumulan y los hospitales ya no pueden atender a más heridos y enfermos -impresiona la descripción de una amputación- la fiesta y la bebida, como si nada ocurriera, estalla y sigue como nunca.

No, Tolstoï no era un profeta.

jueves, 20 de agosto de 2020

LA RUEDA DE LA FORTUNA (TOLSTOÏ Y LA CEGUERA HUMANA)

 "El caballo que está enganchado a una rueda de moler piensa que de manera completamente libre y voluntaria adelanta la pierna derecha o izquierda, levanta o baja la cabeza y avanza porque desea subir arriba, del mismo modo que todas innumerables personas que tomaron parte en esa guerra [la mortífera campaña rusa napoleónica, con centenares de miles de muertos, y el incendio devastador de Moscú, a principios del siglo XIX], que temían, se henchían de orgullo, se acaloraban, se indignaban, pensando que sabían y que hacían, no eran más que caballos avanzando lentamente por la enorme rueda de la historia cuyo trabajo estaba oculto para ellos, pero es comprensible para nosotros. Esos prácticos hombres de estado están sometidos a un destino inmutable y son tanto menos libres cuanto más alto se encuentren en la jerarquía social, cuanto mayores sean sus vínculos más escarpada será la subida de la rueda y más rápido y menos libremente irá el caballo. en el momento en que subes a la rueda, pierdes tu libertad, y no hay acciones inteligibles, y cuánto más avance y más rápido vaya la rueda, menos y menos libertad tendría hasta que no te bajes de ella."

(TOLSTOÏ, LEV: Guerra y paz, VII, 1)

Napoleón era un gran estratega. La campaña de Rusia condujo a una serie de victorias, la retirada desordenada del ejército ruso, y la toma de Moscú, una ciudad fantasmagórica. Nada parecía detener a Napoleón que había conquistado  toda Europa y vencido al emperador ruso.

¿Un lúcido estratega, al igual que quienes incendiaron Moscú para privar de sustento al ejército napoleónico cuando el frío invernal se aproximaba?

Para Tolstoï, la historia no está hecha de planes brillantes, decisiones visionarias y proyecciones certeras que se anticipan a lo que acontecerá. Por el contrario, a la historia la mueven las pasiones, la ceguera, la envidia y la falta de previsión. Nada acontece como está pensado. Un mal gesto, un gesto que se tuerce, una palabra pronunciada más fuerte de lo previsto, una palabra altisonante, una cara agriada, una mueca, un parpadeo, y los planes se derrumban como un castillo de naipes. De pronto, la historia se acelera, habiendo escapado al control, o, mejor dicho, azuzada para hacer el mayor daño posible, movido por la furia y el despecho. La violencia y no la lucidez mueven la rueda de la historia que gira porque tiene que girar, en contra de todo lo que se intenta. El hombre va a tientas y ni siquiera el daño está previsto. Ocurre en contra de cualquier lógica.

Hoy que se dan toda clase de cábalas sobre la manipulación de la historia en manos poderosas, controladoras de pandemias, Tolstoï nos ofrece, con su negro retrato de las acciones humanas, lúcidas consideraciones sobre nuestro supuesto dominio de la historia que creemos está en nuestras manos, en buenas o en malvadas manos, pero que en verdad, gira a ciegas, triturándonos.

El ángel de la historia de Benjamin ya está en Tolstoï -y antes en Erasmo.  



sábado, 27 de junio de 2020

PHILIPPE PUJOL (1975): PÉRIL SUR LA VILLE (AMENAZA SOBRE LA CIUDAD, 2020)




Documental sobre la vida en una barriada de la ciudad francesa de Marsella.

Premio Albert-Londres al mejor reportaje periodístico en 2014 por la serie de artículos titulada Quartiers Shit (Barrios Mierda, en francés un juego de palabras con la expresión Quartiers Chic, Barrios Pijos o Elegantes) sobre los barrios al norte de la ciudad de Marsella, artículos convertidos en un documental estrenado ayer.

domingo, 21 de junio de 2020

Barcelona tras la pandemia (2)








































































































Fotos, Tocho, 21 de junio de 2020, tras el estado de alarma por la pandemia del virus Corbid-19

Fotos tomadas en orden, de las fachadas a la izquierda de en la centrica calle Ferran (Fernando), desde la Vía Layetana hasta las Ramblas, y de ésta a la Via Layetana.
Las fotos no retratan la desértica plaza Sant Jaume, donde se halla el Ayuntamiento de la Ciudad y la sede del Gobierno autonómico de la Generalitat, atravesada por la calle Ferran.