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miércoles, 8 de febrero de 2023

Mallarmé y la mitología

 









Antes de perderse en poemas herméticos o  esotéricos, y, ciertamente por razones crematísticas, el poeta simbolista francés Stéphane Mallarmé (1842-1888) publicó, en francés, en la editorial Rothschild, en 1880, un extenso libro de mitología comparada, perfectamente legible, dedicado a dioses hindús, persas, griegos y romanos. El texto es una adaptación de un manual del historiador británico George W. Cox, en el que Mallarmé vierte consideraciones que desmarcan su manual, titulado Los dioses de la antigüedad, de dos textos de Cox.

Con este libro Mallarmé no habría pasado a ser considerado el fundador del arte moderno, pero quizá sería más o mejor leído.

En todos los casos, una obra curiosa dentro de la bibliografía de Mallarmé:

“Hoy como ayer los poetas no hacer otra cosa más que atribuir la vida a lo que ven y lo que escuchan alrededor suyo. ¿Qué importa la imagen? Al menos reviste en el estudio de los mitos del pasado, un encanto histórico que es a la vez curioso y emotivo. ¿Qué es el Sol? Un prometido que sale de su cámara o un héroe que se alegra de recorrer su senda. Tal es la idea que subyace en las leyendas de Heracles, Perseo , Teseo, Aquiles o Belerofonte  , y de muchos otros…” 




viernes, 13 de marzo de 2020

ALBERTO POSADAS (1967): POÉTICAS DEL LABERINTO (2016-2017)



Composición para cuatro saxofones, del músico español Alberto Posadas, inspirada por los laberintos representados por Escher y descritos por Borges, teniendo el mito del Minotauro en mente.

Una de las obras musicales contemporáneas más hermosas y sugerentes.

sábado, 8 de febrero de 2020

Micenas (Museo de Micenas)
























Fotos: Tocho, febrero de 2020


(De regreso de un viaje de estudios de ocho días, con estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, siguiendo el viaje de los aqueos, de Micenas a Troya, tal como lo describe Homero en la Ilíada)

Sea o no Micenas la Micenas homérica -no existe ninguna prueba epigráfica que demuestre que la fortaleza que se alza no lejos de Corinto sea la Micenas a la que Homero se refiere, lo que no es ningún problema porque la Micenas homérica solo existe en la Ilíada y en las tragedias griegas, ni siquiera que la fortaleza que hoy visitamos se llamase Micenas-, amén de las imponentes ruinas de las murallas (entre las que destaca una rampa subterránea que lleva a un pozo), y de las tumbas, dentro y fuera del recinto, del segundo milenio cuya arquitectura es tan espléndida como las tumbas reales de Ur (Mesopotamia) -mil años anteriores- y más sobrecogedora que las tumbas egipcias, el nuevo museo del yacimiento, muy bien presentado, contiene algunas de las mejores obras micénicas jamás halladas.

Destacan sobre todo estatuillas y estatuas de terracota, algunas de unos sesenta centímetros de altura, en buen estado, de la segunda mitad del segundo milenio, que representarían a una divinidad femenina -que suele considerarse, sin ningún fundamento escrito, una "diosa-madre". Figuras, posiblemente, ligadas a la fertilidad, si leemos los pechos destacados, que la propia figura señala o exhibe, como símbolos de fecundidad (alguna estatuilla femenina mece un niño). Podrían también representar -o ser- humanas con un rango especial (sacerdotisas, reinas, heroínas....), dependiendo de cómo nos proyectemos en estas efigies.
Las figuras levantan los brazos, quizá como expresión de su manifestación, su aparición. Posibles divinidades celestiales (algunas estatuillas antropomórficas poseen una testa de pájaro, con un pico prominente), con conexiones con el infra-mundo, simbolizado posiblemente por una terracota en forma de una serpiente enroscada.
Las jarras ornadas con un pulpo, comunes en las culturas minóica y micénica, de los tercer y segundo milenios, representado de frente, con los ojos bien abiertos, aureolados por los tentáculos que les confieren un aspecto de Gorgona, invadiendo toda la panza de la jarra, revelan la fascinación que causaba este animal marino, emblema de la astucia, capaz de hallar soluciones a las dificultades (como así es, en verdad), y sobre todo, no dudando en provocar una cortina de humo (una nube de tinta), para esconderse, quieto, cuando vienen mal dadas, a la espera de  una ocasión más propicia. Por este motivo, Ulises era considerado un verdadero pulpo, astuto -y cruel.

lunes, 30 de abril de 2018

ROSS HARRIS (1945): LABYRINTH (2004)


Escucha legal -y gratificante- en: https://www.sounz.org.nz/resources/15515


Sobre este compositor contemporáneo neozelandés, véase este enlace

sábado, 4 de marzo de 2017

JUAN EDUARDO CIRLOT (1916-1973): ELEGÍA SUMERIA (1949, Fragmento)


No son sólo los muertos quienes comen el polvo
De las heces lejanas y tienen, entre muros,
El alma construida por secas hecatombes,
Por calmas despreciables y por sonidos negros.

También de las ciudades emerge un sufrimiento,
Una bandera extinta de ciegos panoramas,
Un sistema de flores caídos en los cauces
De sus puros harapos de cal descuartizada.

Montones de ladrillos y palomas esperan.
La Bestia sobrelleva sus goces iracundos
Y los momentos gimen con sus voces más sordas
Debajo de la higuera donde el viento se riza (…)

Montones de palomas y ladrillos esperan
Con los dioses de estiércol y de jade abrasado.
La primavera vuelve con su olor escarlata
A llenar el abismo de labios y rugidos (…)

Sumeria es una niña que canta mientras crecen
Anémonas de fuego por sus pechos sencillos.
Sumeria es un sagrario de amor asesinado,
Sumeria es una boca de espinas y relámpagos.

Sumeria tiene dalias, Sumeria tiene fiestas
Sumidas en el humo de las santas edades.
Sumeria tiene garras de luz y de amatistas
Con que rasgar el techo de su reino arrasado.”


Este largo poema de 350 versos fue publicado, en una edición numerada de setenta ejemplares, por la desaparecida galería Clan de Madrid, en cuya portadilla se inscribió un pequeño grabado abstracto del pintor surrealista aragonés Mariano Gaspar Gracián, amigo de Federico García Lorca, y admirador de la pintura metafísica de Giorgio de Chirico.   




Debo el conocimiento de este poema, del que reproduzco solo unos versos, al profesor Enric Granell (UPC-ETSAB), a quien agradezco la información y el préstamo de la obra.

martes, 13 de diciembre de 2016

MORTON SUBOTNICK (1933): THE WHITE BULL (1968)



El compositor norteamricano Morton Subotnick es uno de los "padres" de la música electrónica".

Esta composición se basa en el mito del Toro Celeste -un emblema de la diosa mesopotámica de la guerra y el deseo Ishtar- vencido por el rey Gilgamesh en su lucha por purificar la ciudad de Uruk cuya muralla construyó

domingo, 27 de noviembre de 2016

FRANCO BATTIATO (1945): MESOPOTAMIA (1989 -CONCIERTO EN BAGDAD, 1992)




MESOPOTAMIA

Lo sai che più si invecchia
più affiorano ricordi lontanissimi
come se fosse ieri
mi vedo a volte in braccio a mia madre
e sento ancora i teneri commenti di mio padre
i pranzi, le domeniche dai nonni
le voglie e le esplosioni irrazionali
i primi passi, gioie e dispiaceri.
La prima goccia bianca che spavento
e che piacere strano
e un innamoramento senza senso
per legge naturale a quell'età
i primi accordi su di un organo da chiesa in sacrestia
ed un dogmatico rispetto
verso le istituzioni.
Che cosa resterà di me? Del transito terrestre?
Di tutte le impressioni che ho avuto in questa vita?
Mi piacciono le scelte radicali
la morte consapevole che si autoimpose Socrate
e la scomparsa misteriosa e unica di Majorana
la vita cinica ed interessante di Landolfi
opposto ma vicino a un monaco birmano
o la misantropia celeste in Benedetti Michelangeli.
Anch'io a guardarmi bene vivo da millenni
e vengo dritto dalla civiltà più alta dei Sumeri
dall'arte cuneiforme degli Scribi
e dormo spesso dentro un sacco a pelo
perché non voglio perdere i contatti con la terra.
La valle tra i due fiumi della Mesopotamia
che vide alle sue rive Isacco di Ninive.
Che cosa resterà di noi? Del transito terrestre?
Di tutte le impressioni che abbiamo in questa vita?

jueves, 31 de diciembre de 2015

Sexo y arquitectura: creación y procreación de los dioses arquitectos

Fue el antropólogo Lévi-Strauss quien clasifico los dioses de las artes y las técnicas dentro del grupo de los dioses astuciosos (llamados tricksters). Esas figuras eran capaces de solventar cualquier problema a cualquier precio. Nadie les pedía cuentas por la manera cómo arreglaban los desperfectos del mundo y se las arreglaban. No eran dioses creadores, no tenían la potencia de las grandes divinidades cósmicas, sino que podrían visión e ingenio para discernir fallos y hallar medios para poner remedio a creaciones defectuosas o incompletas. De ahí que este tipo de divinidades estuvieran más cerca de los hombres que de los dioses, aunque en ningún caso dejaron de pertenecer al mundo divino. 
Una de las manifestaciones más singulares de su ingeniosidad y de su proximidad con los humanos era la decisión y ejecución de la creación de aquéllos. Éstos debían su existencia a estos dioses; una creación que, por otra parte, era una manifestación de su agudeza, ya que los humanos, considerados como unos títeres, habían sido modelados y engendrados para trabajar al servicio de los dioses y remediar así ciertas necesidades básicas del cielo que, por un defecto o insuficiencia de la creación del mundo, no habían quedado debidamente cubiertas.

Fue Lévi-Strauss uno de los pocos estudiosos que puso el acento en una de las características propias de los dioses artesanos: su potencia sexual. Ésta era propia de todas las divinidades, pero los dioses artesanos poseían órganos sexuales desmesurados y necesidades que sobrepasaban las de cualquier dios. Esta potencia no era gratuita sino que era el símbolo de su capacidad por regenerar el mundo, devolviéndole la vitalidad perdida a causa de una primera creación defectuosa.
Si las diosas madre, madres de todos los dioses, poseian una vagina descomunal o eran una matriz, los dioses y las diosas artesanos eran sexualmente voraces o manifestaban un comportamiento sexual singular.
Enki, el dios constructor mesopotámico, tenía la capacidad de llenar los canales vacíos que los dioses creadores habían dejado a medio hacer con su semen abundante y espeso, vital, obtenido mediante la masturbacion, un gesto propio de dioses artesanos egipcios. En Grecia, Hermes, el ordenador del espacio, se exhibía con el miembro viril desmesurado en erección. Nadie, ante él, tenía la sensación que su vida estaba en peligro, abandonado a la intemperie, sin saber dónde ir. Hefesto, el dios deforme -la deformidad solía ser también una característica física de los dioses que daban forma o reformaban el mundo, ya que solo unos dioses deficientes podían entender, valorar y solventar las deficiencias del mundo con las que estaban tan íntimamente familiarizadas-, eyaculaba sobre la tierra dando nacimiento así a los primeros atenienses. Atenea, la diosa carpintera y tejedora, era reacia en cambio a las relaciones sexuales acostumbradas aunque sus ataques podían ser implacables y el número de amantes incontables. Esta contención (de ahí a que fuera partenos, es decir no esposada) expresaba su capacidad ideadora, no lastrada por necesidades materiales; no estaba ligada a ninguna solución, por lo que podía rechazar a amantes o agotarlos. Atenea no era una diosa sexualmente sometida, al igual que Ártemis diosa protectora de las ciudades.
La potencia y la inventiva sexual testimoniaba de la relación de los dioses artesanos con el mundo terrenal y su capacidad de dotar el mundo de una nueva vida. Creaban comunidades, abrían espacios de convivencia y los defendían, ordenaban el espacio a fin que los humanos no se perdieran o se dispersaran: decisiones y gestos que la capacidad engendradora, que incidía en la tierra y en los grupos humanos, simbolizaba. 
Esta capacidad, por otra parte, era creadora, pero también podía ser destructora. La furia de los dioses artesanos engañados o decepcionados disolvía de inmediato lo anteriormente reparado o regenerado. Eran tanto dádores de vida cuanto dioses vengativos y destructores. Quizá por eso los magos, los artesanos y los artistas, representantes en la tierra de esas deidades, han causado admiración y temor: forman y deforman, siguiendo así los implacables ciclos vitales.

El dios de la fecundidad Min, erecto, se manifestaba como el artesano y constructor Khnum cuando modelaba a la humanidad