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miércoles, 23 de octubre de 2024

Docencia o intercambio

 Un reciente estudio lo pone de manifiesto: la docencia universitaria es casi irrelevante para la carrera de profesor universitario. Cierto es que, a través de encuestas estudiantiles, e informes de los departamentos y de las propias facultades, se evalúa la capacidad docente, pero también es cierto que profesores con notas mediocres en las encuestas no tienen problemas de continuidad, ni ven peligrar su permanencia, siempre que lo que la administración más valora, la labor investigadora, reciba parabienes: publicaciones incesantes en revistas “de prestigio” -se las denomina “indexadas”, lo que significa que están bien posicionadas (posición que los “cuartiles” determinan, esto es, la posición ocupada, en qué cuartas partes de los listados se halla la revista o “journal”)- en  clasificaciones o índices establecidos por agencias de control. La carrera se convierte, literalmente, en lo que la palabra evoca: un desplazamiento a toda velocidad, sin respiro, sin poder descansar ni recapacitar, mirando hacia adelante pero también hacia atrás, hacia el camino ya recorrido, con sus aciertos y sus errores, a fin de ocupar las primeras plazas y alcanzar la meta: la promoción y el reconocimiento.

Pero un docente no es solo un investigador: es un profesor, un educador.

La educación, como su nombre indica, requiere atención y cuidados: prestar atención, atender a quien se encuentra delante, el estudiante. Prestar atención implica saber dialogar: expresarse y escuchar. 

Una clase es un diálogo. Las explicaciones del profesor deben ser recibidas. El profesor debe estar seguro de la recepción de la emisión. Y ésta se manifiesta a través de la discusión. El estudiante no es un ente pasivo al que se forma o se formatea. El estudiante también enseña al profesor. Ambos son docentes y oyentes. Los comentarios, las observaciones o puntualizaciones, las preguntas del estudiante forman parte de la clase impartida: la orientan y la enriquecen. 

Un profesor no habla en el aire. Las caras, los gestos de los estudiantes emiten señales sobre la “bondad”, pertinencia, interés, y claridad de lo expuesto. El profesor debe estar a la escucha de lo que la clase, de lo que cada estudiante puede comunicarle. El saber se construye, se encuentra en permanente estado de construcción. 

En ocasiones, el profesor se equivoca de rumbo. Se encuentra sin salida, ante un muro. Son los estudiantes los que pueden ayudarle a orientarse. Un profesor puede perderse. Quizá deba hacerlo, para aprender de sus limitaciones o de sus falsas expectativas.

Una clase parte de la buena predisposición de profesores y estudiantes. El clima que se crea, a veces, es un mundo aparte que puede quebrarse en cualquier momento, y que se disuelve con el final de la lección y la bajada del telón y de la tensión. 

Una clase es una situación tensa. El profesor expone y se expone. El estudiante atiende o no, recibe o no, y juzga. Su réplica, que puede ser muda, y se manifiesta por la cara de interés o desinterés, incredulidad, apatía o atención, que un leve movimiento afirmativo o negativo corrobora, ayuda en el levantamiento de la clase. Ésta no está “ganada” de antemano. Su construcción exige una entrega absoluta, un cierto salto al vacío, y es la incertidumbre ante el desarrollo de la clase la que dota de tensión y fuerza a la lección. 

Desde luego, el estudiante tiene que “poner de su parte”: debe estar dispuesto a escuchar atentamente. Y debe juzgar y replicar pública o privadamente. Pues sin recepción, la entrega no tiene sentido. Se dirige a nadie. Emite palabras huecas, que no llegan.

Una clase es una experiencia compartida. Se trata de un juego, en verdad, en el que los participantes interactúan por el placer de seguir jugando. Las reglas están en la mesa. Y se juega libremente, a la vista de todos, previo consentimiento mutuo. Durante el juego, las bondades y flaquezas, talentos y limitaciones, quedan al descubierto, y se asumen, se aceptan. Nadie está por encima de los demás. Las mejores jugadas son imprevisibles. Las mejores intenciones pueden fracasar. La sorpresa, la toma por sorpresa, es el aliciente de una clase. Nunca se sabe qué puede ocurrir, si “algo” puede ocurrir. Que un ángel pase pude ser una buena señal. O no.

La investigación, solitaria o en laboratorio, en cambio, no requiere del contacto directo con el estudiante. Si un profesor es un investigador no es porque investiga aisladamente, sino porque pone en juego sus conocimientos y se abre a recibir las impresiones y saberes que los estudiantes le pueden comunicar. 

Sin clases, sin lecciones impartidas y recibidas, la universidad es letra muerta. Un cementerio (de elefantes).


A R.A., origen de esta breve observación. Y a tantos otros. 


domingo, 16 de junio de 2024

El arquitecto y el maestro de obras

 El arquitecto ¿tiene que construir? La construcción ¿es la finalidad del trabajo del arquitecto? Construir, es decir verter el proyecto en la materia, dotar de volumen y materialidad los trazos en un plano ¿son tareas propias del arquitecto?

El siglo XVII, en Europa, aportó un cambio en las tareas del arquitecto y en la propia concepción de su papel. Las academias artísticas, aparecidas a finales del siglo XVI en Italia, primeramente para artistas plásticos y posteriormente para arquitectos, fueron agrupaciones desgajadas de los gremios medievales, porque dieron primacía al pensar sobre el hacer: se convirtieron en centros donde se debatían ideas frente a los gremios donde se aprendían técnicas constructivas. La mente empezó a imponerse sobre la mano. En cierto que los primeros arquitectos académicos proyectaban y construían. Los tratados de arquitectura que estudiaban y redactaban no eran las únicas obras que producían o sobre las que reflexionaban. Seguían dirigiendo la puesta en obra de sus proyectos, pese a que el modelo del arquitecto seguido era el que el romano Vitrubio impuso, un arquitecto o ingeniero militar, autor de un tratado (de arquitectura griega o helenística), más que un constructor (no queda claro que hubiera construido, aunque recientemente se hallan hallado restos de una posible obra suya, una basílica que no se sabía o se sabe si llegó a edificarse o fue un proyecto no materializado y que posiblemente no se proyectó para ser materializado).

Las primeras academias mutaron a mitad del siglo XVIII. Primeramente porque a su función propiamente discursiva, un lugar donde debatir sobre lo que és la arquitectura, se sumó una función educativa. Las academias abrazaron la formación de cursos reglados de arquitectura, por lo que los arquitectos dejaron de formarse en talleres gremiales -una formación eminentemente práctica- para empezar a recibir una formación teórico-histórico-práctica. Una formación que se encontró con una doble vía difícilmente armonizable: la consciencia intelectual frente a la formación material. Las ideas ante las obras, el proyecto frente a la construcción.

Fue entonces cuando la academia exigió que las obras públicas dejaran de ser ideadas por maestros de obras, es decir por constructores sin formación histórica y teórica, diestros en la obra pero desconocedores o indiferentes ante cuestiones teóricas, actuantes antes que reflexivos. Los proyectos tenían que ser pensados, ideados por arquitectos académicos. Unos arquitectos para los que se defendía una formación principalmente histórica y teórica, en la que la historia del arte y la arquitectura; la gramática -el arte del pensar bien se expresa en el arte de escribir bien-, la estética y la filosofía jugarán un papel principal en detrimento de enseñanzas científicas y constructivas, propias de ingenieros. Los académicos defendían la separación de la arquitectura de la ingeniería: ambas enseñanzas tenían cursos comunes previos a cursos específicos. La formación común inicial se debatía. Un arquitecto era concebido como un ser reflexivo, pensativo, contemplativo, distinto del activo ejemplificado por el ingeniería y caricaturizado por el maestro de obra sin conocimientos de historia y teoría. 

En España existen los estudios de aparejadores y de arquitectos. Aparejar significa componer parejas, es decir hallar elementos que casen de manera armónica sin causar disonancias, problemas ni rechazos; entes o materiales que se acoplen bien y se fundan en una nueva entidad indisociable. Este trabajo debe realizarse parcamente: es decir sencilla y eficazmente, sin gestos gratuitos de cara a la galería. Aparejar viene de parco, en efecto. Una persona parca es quien no pierde el tiempo en gestos inútiles, una persona de pocas palabras, que obra antes que habla, que obvia la palabrería, sino que sabe solventar tareas rápida y eficazmente, sabe responder en pocas palabras a preguntas en ocasiones difíciles, hallando soluciones elegantes y efectivas. 

La conversión del aparejador en arquitecto técnico hizo que los estudios de arquitectura pasaran a denominarse de arquitectura superior, una expresión incorrecta, gramatical y éticamente. Superior es un adjetivo comparativo. Se es superior a algo o a alguien. El arquitecto es superior ¿a qué o a quien? ¿Al arquitecto técnico? Si un arquitecto no era superior a un aparejador, sino que ambos ejercían tareas de igual importancia, incomparables, como idear y edificar, sin que medie ninguna superioridad de una sobre otra, la expresión arquitectura superior implica que existe una arquitectura inferior: la enseñanza o el conocimiento del técnico, que curiosamente queda denigrado cuando se le quería realzar a la altura del arquitecto, un movimiento impropio e inútil, pues ambos ejercen o ejercían tareas de igual relevancia en campos distintos: el campo reflexivo y el campo activo.

Si se repensara las formaciones de arquitectos y  aparejadores o maestros de obras, recuperando denominaciones justas, a los arquitectos se les formaría, como se defendía en el siglo XVIII y hasta finales del siglo XIX, en conocimientos teóricos y artísticos, mientras que los conocimientos técnicos se verterían en los estudios de aparejadores. El arquitecto idearía y reflexionaría sobre la finalidad de su proyecto, sobre las consecuencias de su gesto y de su obra construida si ésta llegara a encarnarse bajo la batuta del aparejador. Mientras éste hallaría las soluciones más adecuadas para dar cuerpo a las ideas del arquitecto, pudiendo impedir o detener su materialización si percibiera problemas éticos o técnicos.

De este modo, ambos, arquitectos y maestros de obras colaborarían en un proyecto común: habilitar, humanizar el espacio para acercarlo a las necesidades físicas y espirituales del ser humano. Mientras esto no ocurra, la arquitectura construida seguirá siendo, a menudo, un ejercicio vano -la vanidad del arquitecto desconocedor de la ética se impone- y erróneo -como vamos descubriendo en tantas obras fracasadas.

Se desactivaría, a la vez, el anacrónico omnipotente poder medieval de los colegios de arquitectos, que podrían volver a ser  en lo que fueron en Roma: centros asistenciales para arquitectos en quiebra.

La arquitectura para quien la piensa, la obra para quien la trabaja.

PS: esperemos que más pronto que tarde la Escuela de Arquitectura de Barcelona abandone el galimatías, éticamente dudoso, de su denominación con ínfulas  -Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona- para pasar a llamarse llana y precisamente Escuela o Facultad de Arquitectura de Barcelona, o Escuela Pública de Arquitectura de Barcelona, al tiempo que el delirante nombre de Escuela Politécnica Superior de Edificación de Barcelona, más abstruso o absurdo que un texto de arquitecto o crítico de arte contemporáneo, revierta, sencillamente, en la denominación, no pretenciosa e incomprensible, libre de complejos, de Escuela de Aparejadores de Barcelona. 

Amén


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lunes, 10 de junio de 2024

Sector técnico-artístico



 Dos perspectivas del llamado Sector Técnico artístico del Núcleo Universitario, que comprendía proyectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y de la Facultad de Bellas Artes, que hoy forman parte del Campus Sur ñ, obras de los arquitectos Eusebio Bona, Pelayo Martínez y José María Segarra -primer director de la por el aquel entonces (1961)  recién inaugurada Escuela de Arquitectura.
Cuando la pesadilla del nuevo edificio de la escuela de arquitectura, de José Antonio Coderch, era aún muy lejana.

Desconocía estas perspectivas halladas casualmente

Sin duda, no son extrañas para los estudiosos.


Véase: https://ddd.uab.cat/pub/ensayo/ensayo_a1962n14.pdf


miércoles, 3 de mayo de 2023

CARLOS III DE INGLATERRA (PRÍNCIPE CARLOS, 1948): A VISION OF BRITAIN. A PERSONAL VIEW ON ARCHITECTURE, 1989)

 



La publicación de este libro, escrito por el aquel entonces Príncipe Carlos de Inglaterra (hoy rey Carlos III en unos días) hace treinta y cuatro años, provocó rasgaduras de vestidos, pasmos y vahídos, y un considerable aumento en la venta de sales entre los arquitectos modernos. El libro fue repudiado como el Evangelio de Judas. Ponía en solfa cierta arquitectura de arquitectos estrella que pensaban más en su firma que en el impacto de sus insólitos artefactos.

Un profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, cansado de los dictados de la llamada Escuela de Barcelona, que juraba sobre el GATCPAC y tenía a los libros del arquitecto Oriol Bohigas como el catecismo o el Camino de Monseñor Balaguer    -y no un libro tan solo, sino casi una enciclopedia, tal era el número de obras escritas de este arquitecto - decidió invitar al príncipe a dar una charla en la facultad. 

Los primeros contactos fueron sencillos. El consulado inglés dio las indicaciones básicas de cómo dirigirse al príncipe (H.R. era el título que debía preceder el nombre) y dónde remitir la carta. La respuesta de su gabinete fue inmediata. El príncipe aceptaba la invitación. No ponía ninguna condición. Se pagaba el vuelo en un avión privado y llegaría con cinco personas. No pedía honorarios. Se trataba de un viaje privado. No se aplicaba ningún protocolo especial. No se requería la presencia de autoridad alguna.

Pero no se contaba con la cara de desmayo del por el aquel entonces director de la escuela. Convocó a la junta de escuela y ésta, horrorizada, rechazó la conferencia del príncipe con la curiosa excusa de la incapacidad de la universidad de atender a la seguridad del conferenciante-que nunca la pidió- y la falta de tiempo para convocar a toda clase de autoridades públicas -que el príncipe no requería, dado su papel de conferenciante y reciente fundador de una escuela de arquitectura en Inglaterra.

La conferencia no tuvo lugar. 

Hoy, arquitectos jóvenes buscan ávidamente este libro.



martes, 21 de febrero de 2023

La nueva ley universitaria y la arquitectura

 


La nueva ley universitaria española trata de resolver la precariedad laboral de los profesores asociados.

Quienes sea doctores podrán optar a un concurso de méritos para pasar a ser ayudantes de doctor con dedicación plena y sueldo acorde, quien no sea doctor pero quiere y confía serlo, podrá optar por ser profesor sustituto por tres años sin limitación de horas contratadas, cobrando por las horas contratadas, y quién quiera seguir teniendo una doble actividad, externa e interna, podrá seguir teniéndola, indefinidamente, con una reducción horaria, pero evitando tener que impartir clases en los primeros cursos, más exigentes y duras, para concentrarse en talleres, en grupos pequeños en los últimos cursos y en master. 

La ley, sin embargo, sólo podrá aplicarse si se obtiene suficiente financiación para dotar de plazas necesarias y sueldos acordes, y si las comunidades destinan a educación los fondos recibidos.

Pero no se trata de defender o condenar la ley. Sabios tiene la ley.

Las asignaturas de proyectos son centrales en los estudios de arquitectura.

Proyectar implica cierta decisión, y fuerza. Es un acto violento. Significa lanzar un ente a cierta distancia , que atrae, ordena (un verbo que conlleva una imposición, cierto sometimiento), organiza, y subordina el espacio alrededor suyo. Un proyecto es un proyectil que modifica el entorno. Un proyecto acarrea consecuencias. Y éstas deberían medirse. Con comedimiento. Medir conlleva contención, y suspensión. Detenimiento, para detener, quizá, una acción cuyas consecuencias pueden ser irreversibles. 

El plan de estudios de arquitectura de 1972 incluía una asignatura titulada deontología -que algunos estudiantes considerábamos prescindible y tratábamos de superar sin ir a clases y copiando, una prueba de la perspicacia que teníamos entonces. Deontología significa el estudio (logos) de los deberes (deontoi) que acarrea toda acción. La deontología estudia lo que falta, lo que se tiene que emprender para cubrir las faltas, sobre las faltas que se tienen que solventar, las necesidades que atender, la importancia, alcance y consecuencias de lo que llevamos a cabo para responder a lo que nos falta. La deontología tiene que ver con el deseo, y con la creación. Esta asignatura desapareció.

Aprender a proyectar es necesario. Pero aprender a valorar porque se proyecta, y qué consecuencias implica nuestra acto, también lo es. Posiblemente tenga igual importancia. La reflexión exige la suspensión de la acción. Saber no solo cómo proyectar sino si se debe proyectar y a qué precio.

Abrir los ojos sobre el impacto de nuestra acción, una tarea que incumbe tanto a la estética, que ayuda a percibir lo que nos rodea, y lo que hemos obrado, cuanto a la ética, que conlleva la valoración  -su necesidad, oportunidad, finalidad- del acto que vamos a llevar a cabo o que hemos realizado: tales deberían ser las finalidades u objetivos de unos estudios sobre la “creación” arquitectónica, sobre su oportunidad y su impunidad, sus fines y sus consecuencias.

Deberíamos aprender y enseñar a obrar y a reflexionar sobre el obrar. Quizá ante todo.

La reflexión debería ser previa a la acción, o consustancial con ésta. La teoría no es posterior sino posiblemente previa a la acción. ¿Proyectar es necesario? A esta pregunta no hemos sabido -o no hemos querido, no nos hemos atrevido quizá- responder. Hacer arquitectura podría ser reflexionar sobre los valores y consecuencias de la construcción. Enseñar si se tiene que proyectar. Aunque puede que temamos la respuesta

sábado, 28 de enero de 2023

XAVIER RUBERT DE VENTÓS (1939-2023)

 ¿Qué tienen en común los filósofos Eugenio Trías y Eduardo Subirats, los arquitectos Josep Quetglas e Ignasi de Solá Morales, los historiadores de arte Tomás Llorens y Arnau Puig, y el ensayista y novelista Félix de Azúa?

Todos fueron escogidos y nombrados como profesores de estética en la escuela técnica superior de arquitectura de barcelona por su catedrático de estética Xavier Rubert de Ventós?

¿Cabe mayor lucidez y generosidad? 

In memoriam….

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Al salir de clase

 Una mano se levanta. El estudiante plantea una pregunta en relación a lo que explico. Antes de que le conteste, otro estudiante alza a su vez el brazo y responde. Una tercera voz se anima a completar o matizar la respuesta anterior. Y, de pronto, cinco estudiantes, dispersos en el aula, relativamente llena, dialogan sobre un tema que, suscitado por las explicaciones, va mucho más lejos de lo que me hubiera imaginado. Una nueva voz se suma. Los comentarios sobrevuelan el aula. Apenas intervengo, aunque aporto una opinión u, ocasionalmente respondo, entrando a formar parte de ese círculo de voces. Y pasan las dos horas en las que la clase se ha construido con los comentarios, agudos e inesperados, a veces esperables y otros sorprendentes, que denotan experiencias que no tengo y desconozco, de unos estudiantes, que no están necesariamente en primera fila.

No, esta situación no se daba en cada clase. Acaso en un par o tres ocasiones. Pero llevan las explicaciones por caminos que desconocía.

El resto del tiempo, hablo solo. Alguna pregunta completa o matiza las explicaciones. Pero el monólogo, o el silencio entre las sillas, no es el silencio de los cementerios. Llega la hora de finalizar la clase. Los estudiantes se levantan, recogen sus cosas y van saliendo. Sin embargo, una corta fila se forma ante la tarima, frente a mi mesa, delante de la pizarra cubierta de tiza, sobre la que descansa el ordenador. Algunas preguntas son de contestación rápida. Piden datos sobre fechas de exámenes o de entrega de trabajos. Otras, en cambio, expresan visiones o experiencias personales, recordadas por el desarrollo de la clase. Las respuestas se alargan. Dan lugar a nuevas preguntas o comentarios. Pero ya los estudiantes de la siguiente clase van entrando en el aula, mientras el profesor aguarda algo impaciente a que salgamos todos. Invito a dejar el aula apresuradamente, pero no a interrumpir la conversación, que prosigue, tras saludar al profesor entrante y excusarme por la tardanza en salir, en el pasillo, o incluso en el despacho o, en función de la hora, en el bar o la terraza, quedando incluso tras la clase siguiente, para seguir comentando lo que los estudiantes inquieren. Esos diez minutos, este cuarto de hora, vale por toda una clase. Se toma el pulso de lo que los estudiantes piensan, creen y aportan. Y determinan, seguramente, cómo se organizará la clase siguiente.

Eso ocurría hasta el fatídico trece de marzo pasado.

Desde entonces, sentado ante la pantalla, llegada la hora, tras alguna pregunta o comentario dentro del horario, acerco el índice al signo de teléfono que aparece abajo de la imagen, y aprieto la tecla. En un abrir y cerrar de ojos, la imagen de los estudiantes se esfuma. Y se pierde, no se sabe hasta cuando, lo que daba sentido a la clase. La interacción con los estudiantes fuera de hora, en la que participaban hasta quienes, tímidos o reservados, no se atrevían a levantar la mano en medio de la clase plena.

Nunca la expresión educación a distancia a adquirido un significado más punzante. Queda por saber si se puede aun utilizar el sustantivo educación.  

lunes, 20 de julio de 2020

Al acabar la carrera de arquitectura...



Filmación, montaje y edición: Lucas Dutra
Julio de 2020

Uno de los vídeos de despedida de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona para los estudiantes que acaban de obtener el título en junio de 2020; o de bienvenida a una nueva vida.

viernes, 3 de julio de 2020

¿Qué es la teoría del arte?




Montaje y edición: Lucas Dutra

La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, a final de curso, en el mes de Junio, organizaba una exposición, titulada OpenEtsab, con una selección de documentos gráficos y escritos producidos por o representativos de las distintas asignaturas de cada curso.
Este año, como medida de seguridad, se ha sustituido la exposición por una página en Instagram, en la que se "cuelgan" imágenes, textos y vídeos que "dan una idea" de las características, objetivos y resultados de las asignaturas de la carrera.
Con este video, la asignatura troncal (u obligatorio) cuatrimestral de Teoría II, en quinto curso, se intenta resumir lo que se ha podido hacer, y cómo, durante este cuatrimestre confinado, tratando de atender al programa de la asignatura, que consta de clases teóricas y prácticas.
Los vídeos grabados que han sustituido a las clases teóricas y a una parte de las prácticas presenciales se han ido presentado en este blog entre mediados de marzo y finales de mayo.

jueves, 21 de mayo de 2020

Castillos en el aire y moradas interiores: Santo Tomás, patrón de los arquitectos



Montaje y edición: Ignacio Urbistondo


Última sesión del curso sobre el Imaginario arquitectónico antiguo (Mito y arquitectura), del Departamento de Teoría e Historia de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (MBArch, UPC-ETSAB).

En esta sesión, se estudia la figura del apóstol Tomás, patrón de los arquitectos, desde la Edad Media hasta hoy, a partir de lo que se cuenta en La Leyenda Dorada, de Santiago de la Vorágine (s. IX dC), y en los Evangelios y las Actas de Tomás, textos apócrifos siríacos del siglo II dC.

Se comenta qué obra construyó Tomás, porqué se convirtió en el protector de los constructores, y qué imagen se desprende del arquitecto y de su obra a través de la vida y obra del apóstol, así como de otras figuras imaginarias como el fabulista Esopo, un asesor de Licurgo, el rey de Babilonia, llamado Ahikar, o un patriarca antediluviano llamado Enoch, personajes con más de una relación con el apóstol, célebre por su carácter escéptico.

viernes, 15 de mayo de 2020

El arte y el olvido (el arte como símbolo, el arte y la verdad)



Primeras escenas, montaje y edición: Lucas Dutra

Fin de curso.

Último vídeo que clausura las clases "virtuales" de grado, de quinto curso, de Teoría y Estética (Teoría II), de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB).

Tras estudiar el arte como imitación, y como representación o sustitución, y comentar los efectos, buscados por la obra o no, que su contemplación nos produce, esta sesión final se plantea qué se pretende, o qué se descubre con la creación artística entendida como un símbolo.

viernes, 8 de mayo de 2020

La representación y la re-presentación (décima sesión del curso virtual de Teoría y Estética de la UPC-ETSAB)



Carátula, montaje y edición: Lucas Dutra


El curso académico llega a su fin, por desgracia, tras dos meses, aún virtualmente.
Ya solo queda una semana antes de los parciales y exámenes (virtuales)

Ésta es la penúltima sesión de las clases virtuales de teoría del arte o estética de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB).

Se comenta el arte y la obra de arte como una representación, en las artes plásticas -que reproducen ya sea la apariencia de las cosas, como acusaba Platón, ya sea su estructura interna, según alababa Aristóteles-, y en las artes "performativas" (amén de la política y el comercio) que suplen la ausencia de una figura con un representante, dotado de todas las características de la persona o el personaje que representa, personaje, como ocurre en el teatro, que solo puede cobrar vida gracias a la actuación o representación, a la siempre nueva presentación que acaece cuando el representante (el actor, el intérprete) entra en escena, una vida que solo dura el tiempo de una representación.


Nota: el prólogo incluye una célebre escena de la película de Georges Franju: Los ojos sin rostro, de 1963, que Pedro Almodóvar interpretó en La piel que yo habito, un juego de máscaras.

viernes, 1 de mayo de 2020

Momento para la publicidad

Este blog no acepta publicidad -tampoco la recibe- ni acepta dinero.

Sin embargo, haré una excepción desinteresada.

Quienquiera esté interesado en contactar al editor y montador de los vídeos que reemplazan las clases presenciales de grado de la asignatura de Teoría 2 de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB) que escriba en este blog y lo pondré en contacto con el joven arquitecto Lucas Dutra.

Muchas gracias

El genio y la posesión



Imagen, primera escena, montaje y edición: Lucas Dutra

Octava sesión correspondiente a una clase virtual de la asignatura de Teoría 2 de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB).

Dicha clase está dedicada a la noción manierista de genio artístico y su efecto en la creación y el juicio de la obra de arte.
Esta noción está ligada al previo concepto de posesión, definido y alabado tanto por Platón como por Aristóteles, si bien éste asoció la posesión o inspiración divina, que escapaba al control del artista, con la noción de humor melancólico; un humor casi desagradable, pero fértil, propio de los artistas ensimismados, solitarios, como el "ángel", la personificación del arquitecto, que Durero retratara en su célebre grabado Melancolía.

Apolo, el organizador del espacio (parte 3): Apolo y los apestados



Montaje y edición: Ignacio Urbistondo


Tercera sesión de la clase del curso sobre Arquitectura y Mitología, del Máster del Departamento de Teoría e Historia de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB), dedicada a la figura de Apolo, dios de la arquitectura en la Grecia antigua, con un destacado protagonismo en los mitos de fundación de ciudades, cuyos héroes estaban alentados o guiados por el dios.

lunes, 27 de abril de 2020

Una visita virtual al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), parte 1



Diseño de las dos primeras escenas: David Mesa
Carátula, montaje y edición: Lucas Dutra
Agradecimientos por toda la labor creativa realizada


Primera de las dos últimas sesiones de clases prácticas de la asignatura de Teoría II de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB), dedicadas a una visita "virtual" comentada de algunas obras de la colección permanente del Museu d´Art Contemporani de Barcelona (MACBA), actualmente expuestas.

Estas dos últimas visitas -la segunda: 8 de mayo- completas las realizadas al Museu de les Cultures del Mòn y al Museu Nacional d´Art de Catalunya, ambos de Barcelona.

viernes, 24 de abril de 2020

Melancolía (I)



Edición, montaje y escenas introductorias: Lucas Dutra


Nueva grabación para la asignatura de Teoría II de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB).

Este séptima sesión continúa la que se "colgó" la semana pasada y seguirá en la de la semana que viene.

Casi ninguna grabación coincide con la duración de una clase de dos horas, sino que se conciben como un único texto fraccionado, lo que implica -esperando que no sea un problema- la visión de sesiones anteriores y posteriores, si bien, en cada grabación se realiza un resumen de lo explicado hasta entonces y se enuncia el contenido de la sesión siguiente.

miércoles, 22 de abril de 2020

Virtual, viral

¿Por qué a las “clases” virtuales, a través de filmaciones en directo o grabaciones divulgadas por internet en ordenadores y móviles, las seguimos considerando como sistemas o métodos educativos en vez de calificarlos de lo que, en verdad, son, recreativos -casi siempre aburridos, es cierto?
Distraen, no centran.

La enseñanza exige comunicación verbal y visual en un mismo espacio, la posibilidad mutua de verse las caras (a los ojos), a una cierta distancia que evite la pérdida de atención a la vez que la molesta sensación de estar bajo el ojo avizor de una cámara. La enseñanza se da a cara limpia, sin máquinas intermedias, lo que permite centrar la atención en un rostro, un cuerpo de quien explica o de quien escucha, insertos en un espacio acotado y acogedor, rodeados por un espacio por el que resuenan, se expenden las palabras, que resuenan en nosotros, en íntima comunión con nosotros. En un diálogo, en un intercambio de ideas, los silencios valen al igual que las palabras. En un aula, los alumnos se dan cuenta de lo que el profesor sabe y de lo que duda, de lo que busca, encuentra y cavila cómo transmitir; mientras el profesor percibe cómo sus palabras rebotan, caen o son aceptadas.
Todo lo demás es distracción.
¿Inevitable en esos meses? La lectura y la escritura, la reflexión en silencio, suplen mucho mejor el desfile luminoso y vagamente cegador de imágenes parpadeantes en pantalla. Ésta disocia la imagen y la palabra; la primera se desdibuja casi patéticamente, la segunda  adquiere un sonido de lata vacía.
Pero aquéllas, la lectura y la escritura, las líneas y las notas, angustian.
No somos capaces de concentrarnos en un texto para aprender de él. Necesitamos las pantallas para no tener que pensar, porque no podemos pensar.


viernes, 17 de abril de 2020

Arte precolombino (en el Museo de las Culturas del Mundo de Barcelona: última visita)



Montaje y edición: Lucas Dutra


Esta filmación concluye un recorrido de seis horas y media por las tres plantas del Museu de les Cultures del Mòn de Barcelona, a través de ocho vídeos -ya presentados en este blog.

Esta larga visita virtual forma parte de las prácticas de la asignatura de Teoría II de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB).

El recorrido tiene, primeramente, como fin contemplar obras de arte de culturas no occidentales, de diversas épocas, que no suelen mostrarse en unos estudios de arquitectura centrados en la creación occidental, a menudo desde el Renacimiento.

Pero también quiere invitar a "teorizar" o reflexionar no solo sobre el posible significado de estas obras y su papel en el seno de comunidades que las crearon y vivieron con, bajo o para ellas, sino sobre nuestra relación con ellas, desde la primacía que concedemos al contacto visual hasta la manera cómo las mostramos, en qué lugares y en compañía de qué otras obras, encuentros que nada tienen que "ver" con los que acontecían en las comunidades originarias -si es que dichos contactos eran posibles o deseables, ya que algunas de estas creaciones -o autocreaciones, creaciones que se habían hecho a sí mismas, se pensaba- no estaban destinadas a los sentidos humanos.

Ante los ojos de Dios (Pantocrátor de Taüll, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona)



Edición y vaporwave de la primera escena: David Mesa
Montaje y edición: Lucas Dutra


Breve comentario del fresco románico con la figura del Pantocrátor de la iglesia de Santa María de Taüll, en el Museu Nacional d´Art de Catalunya (Barcelona), a partir del texto de teoría de la imagen más importante del Renacimiento, El icono o la visión de Dios, de Nicolás de Cusa, destacando también la relación entre la imagen románica del Hijo de Dios y los retratos funerarios romano-egipcios del Fayum, que tanto influencia tuvieron en la representación de Cristo (el Pantocrátor).

Este comentario, o visita virtual de una obra del Museo, forma parte de las prácticas de la asignatura de Teoría II de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB)