sábado, 5 de abril de 2025

Construcción

 La palabra construcción designa un acto o una obra. La imagen de la causa final es la de una elevación, una creación, quizá marcada por la realidad imponente y la imagen impactante de los rascacielos, y por el mito bíblico de la Torre de Babel, que se alza de la tierra al cielo. La vertical parece ser el eje que guía y estructura la obra.

Cabría preguntarse si esta es la imagen que se desprende de la palabra construcción. ¿Qué evoca?

El verbo latino struo, cuyo pasado es structum -que ha dado estructura-, apunta en una dirección muy distinta. El eje gira noventa grados. Struo significa disponer por capas. La construcción es la deposición de sucesivos niveles que descansan, unos sobre otros, horizontalmente. En propiedad, el trabajo del albañil disponiendo filas de ladrillos, o del constructor de muros, apilando estratos de piedra seca, son ejemplos del acto de construir.

Aunque strues, que significa amontonamiento de leños que constituyen una pira, evoca una disposición en la que rige cierto desorden o descuido, struo significa disponer ordenadamente. El cuidado es lo que se persigue. La atención, la precisión, el interés por los objetos gobiernan el acto del constructor. Struo se puede traducir también  por conjuntar y arreglar. La armonía, la buena relación entre los componentes parecen ser finalidades que la obstrucción persigue: un conjunto bien conjuntado, sin imposiciones ni gestos forzados.

Es cierto que las sucesión de capas levanta muros que se alzan, pero la elevación no es la finalidad perseguida, sino la relación entre elementos dispuestos horizontalmente, bien trabados, sin violencia.

La construcción, sin embargo, no se libra de una cara oculta. Struo también significa tramar, urdir, maquinar: verbos que apuntan a unas intenciones secretas que no se pueden contar, y que exigen mano izquierda, cierta ocultación de los fines perseguidos. Diríamos una elevación, un apuntar al cielo, como si el gesto de lograr el descanso de los materiales de construcción no fuera inocente. Toda creación implica una ruptura con el mundo, que se ve sacudido por la irrupción de un nuevo ente, como si la creación original necesitaría de retoques o añadir, es decir, fuera imperfecta, y revelará la imperfección del Gran Arquitecto, a quien el constructor reta o emula. 

El mito de la torre de Babel resurge….

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