jueves, 15 de julio de 2021

Sebastián






San Sebastián: Museo Nacional de Arte de Cataluña & Museo Marés, Barcelona 



Convento de san Sebastián, Barcelona


Estamos en 1506. Barcelona acaba de pasar por una espantosa epidemia de peste -que no parece sino la continuación de la peste negra que se desató a mitad del siglo XIV, y apenas ofrecía breves periodos de recesión.

La ciudad parecía haber sobrevivido, sin embargo. Era necesario dar gracias a lo que la había aliviado, incluso curado, un gesto de agradecimiento que deberá repetirse innumerables veces a lo largo de los siglos, hasta finales del siglo XVIII.

El remedio era milagroso. Se trataba de invocar a San Sebastián. Este santo fue un soldado romano, real o imaginario, quien, en el siglo III dC, se enfrentó al emperador Diocleciano proclamando la divinidad de Cristo en detrimento de la del emperador. Fue condenado a una lenta, agónica muerte. Atado a un árbol, desnudado, los soldados que debían ajusticiarlo recibieron la orden de lanzarse flechas que evitaran órganos vitales, para que se fuera desangrando.

La actitud estoica del santo, con su cuerpo expuesto a las flechas, marcado por las profundas y negras llagas, y sin embargo, de pie con entereza, se convirtió en un ejemplo. El cuerpo de los apestados presentaba heridas parecidas. Pero lejos de quejarse o rebelarse, Sebastián se mantuvo incólume.

Barcelona posee numerosas efigies del santo. En 1506, se se dedicó una capilla en lo que hoy es el solar de Correos, en agradecimiento por haber puesto (temporalmente) fin a la peste. En el siglo XVIII, dicha iglesia se convirtió en un monasterio. Éste acogería la Escuela de Ingenieros Industriales en la segunda mitad del siglo XIX: de la fe a la ciencia, con o sin razón.

Lecturas modernas de la iconografía del santo, como la de María Madalena, ambos desnudos y mostrando su cuerpo joven sometido a toda clase de torturas, reflejaba el gusto de los comanditarios. Estas lecturas posiblemente digan más de los intereses de los intérpretes, porque la difusión de las efigies de Sebastián y de sus lugares de culto, revela más bien el terror ante la peste negra que asoló Europa entre los siglos XIV y XIX, y su impotencia ante ella. Barcelona no se libró del mal ni de la fe en la intervención milagrosa del santo.


Hoy, la quinta ola avanza.... 

miércoles, 14 de julio de 2021

Comisión municipal

 Consejo sobre cómo proceder cuando un tema arde:

En 1451, el Consejo de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona accedió finalmente a fundar unos Estudios Generales (una Universidad), fundación que hasta entonces había sido imposible por la negativa de dicho Consejo a aceptar una orden real -las universidades europeas, que convalidaban títulos y permitían la movilidad de estudiantes y docentes entre ellas, eran prerrogativas reales o papales, y siempre necesitaban una bula papal.

El rey Alfonso V el Magnánimo, cansado, sugirió -no ordenó- la fundación de una universidad, en 1453, confiada al Consejo de Ciento.

Éste aceptó. Mas, ¿quien iba a financiar la universidad? El rey no lo haría: no era una fundación suya. El ayuntamiento (el Consejo de Ciento) trató que fuera la Tabla de Cambio, es decir, la Banca Municipal, la que asumiera el coste. Sin éxito.

El Consejo nombró entonces una Comisión deliberativa pero no ejecutiva, confiándole el problema. Sabía que cuando existe un problema, el poder público forma una comisión, y el problema se eterniza y no se resuelve nunca.

Como así fue.

Habrá que esperar al rey Fernando II (el Católico) para que la Corona de Aragon volviera a imponerse, logrando la creación de la Universidad de Barcelona, aunque habría que esperar hasta Carlos V para que aquélla se consolidara y dispusiera al fin de una sede en la Rambla de los Estudios.

El control del Consejo de Ciento era tal que un siglo más tarde el Estudio General se puso bajo la advocation de la Inmaculada Concepción que reemplazaría al Consejo de Ciento.

La Virgen y la Universidad





No creo que se haya abolido por decreto, en estos últimos años -por lo que el patronazgo debe de seguir vigente, aunque desvanecido-, una curiosa relación entre la Universidad y lo sagrado. Tampoco parece que la Constitución de Bayona -la primera en España, instaurada por Napoleón Bonaparte en 1808- cancelara la orden.

Fue en el siglo XVII cuando el Estudio General (la Universidad) de Barcelona se puso bajo la protección de la Virgen María -aún patrona de la Universidad, por tanto. Una manera de escapar al férreo control del Consejo de Ciento.

Unos pocos años más tarde, el rey Carlos III decretó que la Virgen María era la patrona de España.

Se enunció también -aún no era un dogma de fe- que la Virgen María había nacido sin mácula. Se proclamó la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora.

Dicha proclama tuvo consecuencias. Todos los docentes tuvieron que comprometerse a defender la inmaculada concepción de María, y nadie podía obtener la licenciatura ni el título de doctor sin proclamar la permanente defensa de lo que pronto iba a convertirse en un dogma de fe decimonónico.

Desde entonces, un gran tapiz dedicado a la Inmaculada Concepción preside, desplegado como una grandes alas -una aparición, flotando en lo más alto, entre las ondas del tejido-, el rellano que da acceso al Rectorado en el edificio histórico de la Universidad de Barcelona -también decorado con otras imágenes de la Virgen María.


martes, 13 de julio de 2021

Más madera (o: El origen de la madera)

 (El uso de ) la madera y la "sostenibilidad" se han convertido hoy en los dos caballos de batalla de los estudios de arquitectura. La lista de asignaturas, cursos, seminarios sobre ambos temas es inabarcable. 

Pero, ¿qué es la madera?

Curiosamente, se trata de un material que se dice de maneras muy diversas, sin relación alguna entre ellas, en algunas lenguas modernas, como si cada una tuviera una mirada propia sobre este elemento: madera, fusta, legno, bois, wood, holz.

Madera viene del latín materia, la cual,. a su vez, procede de mater. Este encadenamiento de etimologías produce un cortocircuito. Por un lado, materia, en latín, puede significar madera para la construcción, madera cortada; pero, en tanto que derivada de mater, la madera aparece como un material vivo -no separado ni tallado-, como el primer material, el material básico, originario, que da lugar a las obras fundamentales. De algún modo, no hay vida si no existe la madera. La madera es el sustento de la vida, el origen de la misma. De la madera nace todo lo que vive en la tierra. Un material generoso -palabra emparentada con generación- que alumbra, sustenta y alimenta lo que se halla alrededor. Una madre que se sacrifica, que da su vida en favor de la vida de una comunidad.

El catalán fusta procede también del latín, mas de una palabra muy distinta, aunque quizá con un mismo matiz, a la que alumbra madera. Fustis, en latín, significa tronco y, sobre todo, bastón. Un bastón puede ser una rama trabajada: cortada, pulida, conformada: un obra humana. Pero un bastón es algo más: se trata de un soporte, un elemento vertical que brinda apoyo. Recordemos el enigma que la esfinge planteaba a las puertas de Tebas a todo aquel que intenta acceder a la ciudad: ¿qué era lo que nace con cuatro miembros, vive con dos y muere con tres? La respuesta al acertijo, que halló Edipo, era "anthropos" que, en efecto, en la senectud, se apoya en un bastón, convertido casi en un miembro, una parte indisoluble del cuerpo. 

Legno, en italiano, procede del latín lignum, relacionado con el verbo lego: escoger, y recoger. La madera es un árbol caído. Un material básico, dejado caer, propio de la tierra, que devuelve la luz y el calor a quien lo cuida. El legno (leño) podría ser visto como un desperdicio, pero, en verdad, es también un fruto de la tierra, dispuesto que pueda ser utilizado fácilmente por los humanos. Un material transportable y apilable, que se conserva, que se lleva del suelo a la carbonera, listo para cuando lo necesitamos, un material atento, que se ofrece para dar vida (luz, calor).

Holz, en alemán, evoca las mismas virtudes que el legno posee, aunque el origen de las mismas sea distinto. Sin embargo, holz introduce un matiz propio, un sello distintivo. Una raíz proto-germánica significa cortar, derribar. La madera conlleva un cuerpo a cuerpo con el árbol. Éste debe ser aserrado, mutilado al menos. La madera no aguarda al ser humano. Se tiene que obtener o ganar de un enfrentamiento con el árbol. La madera es el fruto de una sangría, de un daño o una herida -no mortal-  que se inflige al árbol. Aquélla se obtiene directamente del árbol. No se recoge lo que ha caído, lo que ha perdido la vida, sino que se gana directamente de la fuente. Se trata de un bien preciado que exige un doble sacrificio: el esfuerzo humano y la mutilación del árbol. La obtención de la madera no se logra sin un sentimiento de culpa. Se trata de un elemento o un ser vivo que requiere un corte: la separación definitiva de la madera del ente del que forma parte.

Bois y wood, en francés y en inglés, proceden respectivamente del bajo latín boscus y del germánico. Aunque ambas palabras originarias no tengan relación entre ellas, ofrecen una mirada similar a lo que es la madera, que quizá puede tener que ver con las imágenes que holz evocan. Bois y wood nombran la madera, ciertamente, pero también el bosque, de donde la madera se extrae. Son palabras que no designan a un árbol -como en algunas ocasiones lignum hacía- sino a una comunidad de árboles: un conjunto vivo que define un lugar que simboliza la naturaleza virgen, primera. El bosque es la morada de las bestias, de lo que aun no ha sido civilizado, de los primeros seres, "primitivos". El bosque nos retrotrae al origen, al mundo de los inicios cuando la tierra no estaba habitada, en la que ninguna comunidad, cuyo establecimiento exige un claro en el bosque, el desbroce del mismo (lo que proporciona "leña"), se halla instalada. En los inicios., érase un bosque, que puebla nuestros temores. En el bosque no se ve nada, no se puede circular, no existen caminos. Es imposible orientarse. Se trata de un lugar del que no se puede salir -si no se es astuto y previsor como Pulgarcito. El bosque se asocia a la noche. En el bosque uno se desorienta para siempre. El bosque se relaciona con la muerte. Los seres que viven -las brujas y los ogros- se oponen a la vida: son criminales, comen seres vivos, niños. El bosque puebla las pesadillas. 

Pero, en tanto que lugar originario, el bosque también brinda la materia primera, la madera, como la misma palabra evoca. La vida y la muerte, los inicios y las postrimerías, la noche y la luz (el fuego, la lumbre) se recogen y se articular en la madera, un material sin el cual la vida no se concibe ni puede darse (xylon, en griego -que encontramos, por ejemplo, en la palabra xilografía- significaba madera muerta, trozo de madera; instrumento de tortura y, ya intuimos, cruz, la cruz para crucificar, tal como se cita en los Evangelios). La madera da y es vida. Y la puede quitar.    

Warhol donde tiene que estar (la papelera)


 Foto: Tocho, camión de transporte de arte, calle Balmes, Barcelona, Julio de 2021

lunes, 12 de julio de 2021

Pandemia y política

 "Pro Studio medicine.

Lo rey"


El 9 de abril de 1402, el rey de la Corona de Aragón Martín I el Humano, envió, desde la ciudad de Valencia, una carta al Consejo de Ciento, el gobierno municipal que mandaba en la ciudad de Barcelona, pidiéndole de aceptara una propuesta real -cuya autorización el rey ya había solicitado al Papa Benedicto XIII: la fundación de unos Estudios superiores de medicina -lo que posteriormente se convertiría en la facultad de medicina-, a imitación de los estudios de Montpellier, los mejores de Europa por el aquel entonces. El rey argumentaba que dicha institución sería muy beneficiosa para la población de la ciudad.

El Consejo de Ciento, sin embargo, rechazó la petición. Veía con malos ojos la petición real que consideraba que se oponía a los poderes del Consejo. Barcelona contaba con estudios de Medicina. Pero no estaban reglados, Y, sobre todo, carecían del estatuto universitario (que, en Europa, eran una prerrogativa real o imperial y papal): es decir, ningún estudiante europeo no podía matricularse libremente en dichos estudios, y el título que Barcelona ofrecía no estaba reconocido en otros países, por lo que un médico formado en Barcelona solo podía ejercer en dicha ciudad. La propuesta real elevaba el nivel de los estudios médicos barceloneses que hubieran podido contratar a los mejores profesionales europeos. Sin éxito. El Consejo no quiso tener en cuenta que la ciudad estaba azotada por la peste, como escribía Martín I: "és ara per divinal juhí de pestilència epidemial vexada"


(Archivo de la Corona de Aragón, reg. 2175, 89)

   

JEAN-FRANÇOIS LAGUIONIE (1939): L´ARCHE DE NOÉ (EL ARCA DE NOÉ, 1967)



Por desgracia, películas de animación como ésta, de director de cine de animación francés Laguionie, no suelen llegar a las salas de cine comerciales.