"¿Alguien va a la manifestación? Si me quedo en casa, tendré mala conciencia"
Mensajes parecidos circulaban hace días por los teléfonos móviles de Barcelona.
Se iba a la manifestación en defensa de la acogida de refugiados o exiliados por parte de la ciudad -de los poderes públicos, el Ayuntamiento que remite al gobierno autónomo que remite al gobierno central que remite a la Comunidad Europea que remite a los gobiernos de los países en conflicto- para tener la conciencia tranquila.
Es un buen método, quizá ostentoso u oneroso, pero cuando ya no existen o no se cree en confesores, cualquier medida es buena para no sentirse culpable, sentirse mejor, moralmente superior, el mejor, ciudadano de la "ciudad de la esperanza".
Se ha cumplido.
Buenas noches.
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