Aunque Mesopotamia significa, en griego, Tierra entre dos Ríos, hoy se sabe que los ríos Tigris y Eúfrates jugaban un papel mucho menor al pensado en las comunicaciones. Contrariamente a lo que ocurría en el valle del Nilo, que se podía navegar en ambas direcciones, gracias a corrientes regulares, y a vientos que soplaban en dirección contraria, los cursos del los ríos que atravesaban Mesopotamia eran demasiado erráticos, el del Eúfrates sobre todo, y los márgenes muy inestables, para que el transporte pudiera efectuarse por vía fluvial.
Las vías terrestres eran decisivas, como las que pasaban por la capital imperial neo-asiria de Kilizu (llamada Tueh a mitad del segundo milenio) -donde excavamos-, en un cruce entre dos grandes vías de comunicación norte-sur y este-oeste -de centro Asia al desierto siro-arabígo, convirtiéndola en la urbe más importante de toda la Mesopotamia del norte en los segundo y primer milenios.
Agradezco a la doctora Maria-Grazia Masetti-Rouault (École Practique des Hautes Études, París) esta observación.
martes, 23 de octubre de 2018
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