miércoles, 29 de diciembre de 2021

DAVID

 



29 de diciembre: el día de David.

No podemos calificarlo de santo. Fue rey, sin embargo. Junto con su hijo Salomón es una de las figuras más importante en la arquitectura occidental y oriental; quizá la que más.

Los libros bíblicos de Samuel y de los Reyes cuentan la historia de David. Ésta, que se asemejaba a la de tantos fundadores, como la reina Semíramis, responsable de la construcción de las murallas de Babilonia, lo predestinaba a ser un arquitecto.

David era un pastor. Solía tocar el harpa mientras pastoreaba.

El rey Saúl se moría. Sus consejeros buscaban quien pudiera levantarle el ánimo. Y hallaron al niño David. Lleváronle a la corte. Tan seducido por la destreza musical de David que le alegraba los días quedó Saúl que lo acogió como un miembro de la familia real. Mas pronto se arrepintió carcomido por la envidia. Mandole a la guerra. David venció incluso al gigante Goliat. Saúl trató de que David muriera en varias ocasiones, en vano.

A la muerte de Saúl, el pueblo eligió a David como rey. Pasó du vida entregado a la guerra para engrandecer el reino. Gracias a las buenas artes del rey de Tiro, Hiram, David se construyó un hermoso palacio al tiempo que embelleció a Jerusalén. Inquieto porque gozaba de palacio mientras el dios Yahvé solo disponía de una tienda de campaña que acogía una caja con lo necesario para el culto, el arca de la alianza, pidió a Hiram que volviera a aconsejarle para edificar un templo deslumbrante. Fue entonces cuando Yahvé intervino: la decisión acerca de la obra sólo le incumbía a la divinidad, que se contentaba con un modesto tabernáculo, si bien indicó a David que si lograba levantar un templo sería con el beneplácito divino, según los planos y los planes que Yahvé le entregaría. Y así se hizo.

Ocurrió que ya en el ocaso de su vida, paseando los las terrazas del palacio, David se fijó en una hermosa mujer. Mandó que la trajeran y aquella misma noche se acostaron. Bethsabe se convirtió en la favorita de David. Pero estaba casada con un general hitita. Entonces, David le ordenó partir a la guerra, cumpliendo el general la orden sin nada sospechar, porque consideraba que un militar no podía descansar en palacio. David ya había advertido a sus soldados que acabarán con Uria, el general. Ya nadie se habría interpuesto entre David y Bethsabe, ni siquiera el hijo que tuvieron, y que David bautizó como Salomón, si Yahvé, enfurecido, no hubiera llamado a la orden a David retirándole los planos del templo, avergonzándole por el crimen a traición cometido, y exigiendo que la responsabilidad de la obra pasara a manos de Salomón, como así ocurrió a la muerte de David, obra que Salomón pudo levantar nuevamente con la pericia del rey de Tiro.

Con el tiempo, el templo de Jerusalén, al igual que la iglesia que contendría la timba del hijo de Yahvé, se convertiría en el modelo de todas las iglesias -y de algunos palacios incluso.


A David A, C, LG y M






La mujer en la Roma imperial











 Fotos: Tocho, Museo de la Romanidad, Nîmes (Francia), diciembre de 2021







Una exposición sobre la mujer en Roma, precisamente  hoy, huele excesivamente a servidumbre bien pensante a los tiempos que corren.
Pero la muestra que el Museo de la Romanidad de Nîmes (Francia) y la Galería de los Oficias de Florencia han organizado y presentado ahora en la ciudad francesa ofrece una escueta pero excelente selección de bustos femeninos romanos -algunos restaurados en el siglo XVII, lo que da pie a incluir  espléndidos álbumes de dibujos de estatuas antiguas por artistas barrocos- y de altares y monumentos funerarios,  acompañados de largas, precisas y esclarecedoras explicaciones acerca de la suerte de las mujeres, desde emperatrices hasta esclavas, durante el imperio romano. La figura de la matrona, devota esposa y madre, relegada al espacio doméstico, sin incidencia en el espacio público y político, era la defendida (por la sociedad masculina), contrapuesta a la denostada figura de las adúlteras y las “mujeres publicas”, sin que estas clasificaciones fueran estancas ni definitivas, una mujer alabada como matrona bien podía “caer” a ojos de la sociedad, a menudo por su intento decidido de salir a la luz pública y no quedar encerrada en el cuidado de la casa o el palacio. La figura de la emperatriz, una matrona con real poder político, siempre a la merced de traiciones, ascensos y destierros en la convulsa, violenta, sediciosa y ambiciosa sociedad imperial, hallaba un eco en la figura de la esclava que ascendía, por vía matrimonial con uno de sus dueños, y lograba el reconocimiento y el respeto públicos. En todos los casos, los intentos, logrados o fracasados, de las mujeres por abrirse camino en el espacio público y ejercer derechos políticos, parecen haber marcados la suerte de la mujer en la Roma imperial, una lectura, quizá novedosa, de la sociedad Romana, a través que la imagen femenina (imagen proyectada por la mujer y deseada por ésta), idealizada a veces, pero casi nunca complaciente, imágenes de figuras seguras y conscientes de su poder o de su suerte, que intentaban, en el caso de la familia imperial, de desligarse de ésta para hallar un mejor y merecido encaje. 










martes, 28 de diciembre de 2021

El día de los inocentes

 

Nicolas Poussin: Matanza de los inocentes, s. XVII


28 de diciembre: día de los inocentes.

Una celebración cristiana  que rememora la matanza de los inocentes.

Dicha matanza, que recuerda o revive la que el faraón ordenó, un milenio antes cuando, temiendo un exceso de población hebrea en el Imperio, mandó  que los recién nacidos judios fueran eliminados, tan solo salvándose Moisés porque su madre lo entregó al Nilo en un moisés que, mecido por las aguas, llegaría hasta el palacio del faraón, enterneciéndolo, es un hecho oscuro solo narrado por el evangelista Mateo en un texto escrito casi un siglo después del supuesto sangriento acontecimiento: la furia de Herodes, sintiéndose engañado por los Reyes Magos que no le habrían dado cuenta del lugar del nacimiento del supuesto Mesías a quien visitaron y honraron, y su decisión de acabar por las malas con el peligro del descendiente de David, ordenando la ejecución de todos los recién nacidos, escapando el niño Jesús a la degollacion huyendo a Egipto -en un viaje inverso al del pueblo elegido saliendo de las tierras del faraón. 

¿Inocentes? 

El evangelio de Mateo fue redactado en griego, traducido posteriormente en latin. La palabra, griega o latina, que se traduce por inocente, en verdad, significa niño (paidos , en griego, puer, en latín). Inocente, que no aparece en el Evangelio, existía en latín, y significa literalmente : no-nocivo, daño causado por un olor pestilente; de algún modo, inocente evoca el olor de santidad propio de los éticamente puros. Inocente es pues una interpretación de las cualidades propias de los niños, pero no refleja con exactitud lo que el original griego dice. 

¿Matanza?

La vulgata latina no deja lugar a dudas sobre lo que ocurrió  (occidere), así como las traducciones modernas basadas en el texto latino.

Mas, el origen griego es más ambiguo. El verbo anaireoo significa en primer lugar prender, apartar; de ahí que en alguna ocasión se traduzca por encerrar o aprisionar; y, excepcionalmente, por eliminar, ejecutar. La gama de acciones que habría podido emprender Herodes era mucho más amplia y matizada, sin que la matanza haya podido ser el destino fatal de los recién nacidos, que hubieran podido haber sido secuestrando, si bien el carácter del Herodes histórico tiende a que se piense que su acción habría sido más drástica, una suposición, que no una certeza, sin embargo. 

¿Matanza, pues? Quizá 

Pero, teológicamente necesaria para destacar la divinidad  de Jesús, la inmortal condición de su persona -hoy diríamos personalidad- divina.

La matanza era una necesidad textual, imprescindible en el relato sobre la humanidad y divinidad del sucesor de David, y no necesariamente un hecho histórico, ajeno al texto.




lunes, 27 de diciembre de 2021

Un nuevo zigurat (Philipp Schaefer, 1885-1952: Karstadt am Hermannplatz, 1927-1928)




















Poco antes de la caída de Berlín en 1945, las tropas alemanas de las SS dinamitaron los mayores almacenes de Europa, cuyos sótanos almacenaban alimentos que no debían caer en manos soviéticas. 
El inmenso edificio estaba coronado por dos pirámides escalonadas o zigurats, que actuaban de base de dos altas lámparas cilíndricas verticales, a cuyos pies, en la terraza superior, se ubicaba un jardín colgante público que acogía un bar y un restaurante al aire libre. Ascensores, escaleras mecánicas, y la presencia de bienes de todo el mundo, expuestos en plantas descomunales, convirtieron los almacenes en una imagen de Babilonia que los volúmenes del conjunto acentuaban.
Esta obra maestra art decó de inspiración entre norteamericana y asiria, fue parcialmente restaurada en varias fases a partir de los años 50 y reconstruida, perdiendo su imponente aspecto, que el arquitecto David Chipperfield derribará y volverá  a levantar tal como lucía a principios de los años treinta (aunque añadiendo un gymnasia y un hotel, lo que está generando polémica tanto por el coste como por la consideración del pasado, polémica que por desgracia otras reconstrucciones actuales de edificios desaparecidos, a menudo construcciones temporales, como el pabellón Barcelona de Mies van der Rohe, o el pabellón de la República de José Luis Sert, ambas de los años treinta (1929, 1937), levantadas de nuevo en los años ochenta del siglo pasado, no han suscitado. 


Agradecimientos a la estudiosa alemana, especialista en la recepción moderna de la arquitectura mesopotámica, Brigitte Pedde por la comunicación. 



domingo, 26 de diciembre de 2021

ESTEBAN

 




Stephoo, en griego, significa rodear, enrollar, por ejemplo, una cuerda o una rama flexible, así de laurel. Por tanto, stephoo también se traduce por coronar.

El griego stephanos significa coronado o uncido: ente o ser sobre cuya testa se ha depositado una corona, o se ha vertido una libación, de aceite.

Esteban es el Uncido o el Coronado.

Figura histórica o legendaria, de la que sólo los Hechos de los Apóstoles (6, 7), Esteban, posiblemente un judío helenizado, murió lapidado por haber sostenido que Jesús no fue un judío herético, sino que cumplió la promesa de Moisés de guiar al pueblo elegido ( es decir por defender que Jesús era judío y no un hereje, un cristiano), y que como todo judío desconfió de las representaciones divinas hechas por el hombre. Así, la legitimidad del Templo de Jerusalén se fundaba que no era la obra de un arquitecto sino del mismo Arquitecto Divino:

“el Dios altísimo no vive en templos hechos por la mano de los hombres. 

Como dijo el profeta: “El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies.

¿Qué clase de casa me construirán?, dice el Señor: ¿cuál será mi lugar de descanso, si yo mismo hice todas esas cosas?”” (HA, 7)


Nota: Entre las reliquias más apreciadas, aparecida en el siglo XV, una de las piedras con las que Esteban fue lapidado.








TANSY DAVIES (1973): SPIRAL HOUSE (2004)


 


https://soundcloud.com/marco-blaauw/tansy-davies-spiral-house



Sobre esta destacada compositora inglesa, véanse su página web: 


https://tansydavies.com/, y este  enlace: 


https://brahms.ircam.fr/works/work/44777/





El origen del retrato








 A diferencia de los dioses páganos que se disfrazaban de seres terrenales, humanos o animales, pero que no lo eran -eran seres invisibles sin forma (conocida), puro éter- el dios cristiano sí poseyó una forma humana propia -que llevó consigo cuando ascendió a los cielos. En tanto que humano podía ser retratado, y los retratos daban cuenta de quién era. Por el contrario, los dioses páganos solo podían ser simbolizados a través de seres que poco tenían que ver con su naturaleza divina. En sí, los dioses páganos eran invisibles y, por tanto, irrepresentables sin un disfraz que los visualizara, un disfraz que no los escondía sino que los exponía, sin que su rostro propio -si es que tenían un rostro- se descubriera tras la máscara adoptada.

Mas, para que el retrato del dios cristiano fuera un verdadero retrato que diera cuenta del rostro divino -o, mejor dicho, de su persona o personalidad humana-, era necesario que el dios cristiano hubiera posado ante un pintor o se hubiera autorretratado. Ambos retratos modélicos acontecieron. Jesús produjo mágicamente varios autorretratos, imprimiendo su rostro directamente sobre una tela, y posó, recién nacido, con su madre, un veinticinco o un veintiséis de diciembre, ante el evangelista Lucas (nombre que significa Luz). Lucas, experimentado pintor -es el patrón de los pintores- realizó un retrato convincente de María y Jesús aún en pañales.

Ambos tipos de imágenes, retrato por Lucas y autorretrato (el velo de la Verónica), se convirtieron en retratos modélicos, paradigmáticos, que todos los pintores tuvieron que copiar  cuando tuvieron que realizar imágenes religiosas que mostraran el verdejo rostro de la divinidad. 

Fue en Bizancio, a partir del siglo VIII, cuando se difundió la copia de los retratos realizados en vida de la divinidad cristiana. Ésta ya no estaba presente en la tierra. Cabía dudar de su existencia, si no fuera por las huellas impresas y pintadas que quedaban de su vida terrenal. 

Pero, dichas imágenes mostraban a un ser humano: ¿daban realmente cuenta de una divinidad? La lucha entre defensores y opositores acerca de la capacidad de la pintura de ser un testimonio veraz de la existencia de una divinidad entre los hombres, que se desató en Bizancio, alcanzó niveles de crueldad, pero también de finura teológica, difícilmente concebibles. Por un lado, se destruían imágenes (iconos, frescos, estatuas, mosaicos) y se asesinaban a pintores, y por otro se debatía con hondura acerca de la incomprensible doble naturaleza, humana y divina, encapsulada en un cuerpo humano, del dios cristiano, y de la capacidad de las imágenes de reproducir un rostro humano que no dejara de lado la naturaleza divina del retratado. El hecho que la divinidad cristiano hubiera asumido una forma humana y todas las limitaciones y condiciones de un ser humano, desde el nacimiento hasta la muerte, impedía creer que la divinidad hubiera tenido una doble vida, humana y divina, y que las penalidades que sufrió como humano hubieran sido simuladas y no le hubieran afectado, que la agonía en la cruz hubiera sido una larga representación teatral. Por tanto, si la naturaleza o condición divina estaba íntimamente asociada a la humana, la imagen de ésta debía remitir o aludir a la divina, por lo cual un retrato no hubiera reflejado solo la personalidad humana del dios cristiano, sino que también  hubiera evocado su condición sobrenatural.

Pero quienes destruían las imágenes, sostenían, por el contrario, que una imagen solo reproduce lo visible y, que, por tanto, ofrece una imagen distorsionada, escindida y, en fin, falsa, de la doble naturaleza del dios cristino, dando a entender, y haciendo creer que el dios cristiano era un falso dios, que solo había sido un ser humano. 

Fue la existencia de testimonios pintados o producidos en vida de la divinidad, cuidadosamente reproducidos desde entonces, la que permitió salvar la pintura como un medio para llegar hasta la divinidad. Si ésta había aceptado posar y dejar huellas impresas en la tierra, era porque aceptaba a la pintura como un testimonio válido de su vida terrenal. 

El cuestionamiento de los retratos no concluyó en Bizancio. El protestantismo, en el siglo XVI, asustado por el renacido poder de las imágenes, les declaró la guerra. Otras culturas, hasta hoy en día, han seguido con la guerra contra la supuesta capacidad del retrato de reflejar la apariencia y la esencia de las cosas y los seres.

Pero si en Bizancio, en el siglo VIII, no se hubiera forjado o divulgado las leyendas del velo de la Verónica y del primer retrato pintado de la Virgen y El Niño, por el imaginado evangelista Lucas, el retrato hubiera desaparecido y la pintura hubiera quedado relegada a una función secundaria decorativa.

La supervivencia del arte bien valía la invención de un par de hermosas y misteriosas leyendas.