El himno homérico a Apolo, el himno religioso más largo de la historia, es una composición, seguramente del siglo VII aC, anónima, y tradicionalmente atribuida, ya desde la antigüedad, a Homero, haya existido o no este poeta.
El final del poema, que canta las excelencias de la divinidad, destaca el abismo entre la ceguera humana y la luminosa previsión divina.
El mundo de los dioses es justo. Lo preside, o lo organiza, y lo otorga valor, la themis. Esta palabra común, emparentada con un nombre propio, el nombre de la diosa Themis, nodriza de Apolo, significa justicia o, mejor dicho, fundamento, solidez, valor, criterio lúcido y fundado, y solo está al alcance de los dioses. La themis es lo que otorga "razón" a las acciones y decisiones divinas, les da "peso" -no son decisiones tomadas a la ligera-, es la cualidad de todo lo que emprenden, que redunda en beneficio del mundo. A los mortales, solo les cabe las nomoi -las normas-, que son mudables, manejables, manipulables. Carecen del peso de las leyes divinas, inmemoriales, y están siempre sometidas a juicio y a posibles cambios.
Las normas humanas, sin embargo, no son despreciables. Gracias a ellas, los hombres logran poner coto, al menos temporalmente, a la desmesura: la hybris, un complejo concepto que se traduce por exceso -siendo el exceso condenable en la Grecia antigua-, orgullo, insolencia, falta de "piedad" (actuando despiadadamente, insensible al dolor ajeno que se causa: la hybris solo se manifiesta a través del daño, o la tortura incluso, que se inflige. La hybris es el "vicio" o el "pecado" humano. La tentativa, siempre posible, de salirse de los límites asignados a los mortales, desafiando normas y convenciones, tratando de emular a los dioses y a los héroes, pisoteando derechos ajenos, persiguiendo la vanagloria, causando desgracias sin número y sin compasión alguna. La hybris siempre acecha; tienta a los humanos, y les hace caer, anulándose la capacidad de contención y de reflexión, y llevándolos a la pérdida de sí.
Homero -o Apolo- no contrapone la hybris y la themis, sino que, sarcástica (y diríamos que certeramente) considera que la desmesura es la norma humana. La desmesura -la falta de medida- es la mesura que rige el comportamiento humano. Los hombres no se contienen, no escuchan ni atienen; la soberbia les invade; solo se guían por la ambición, el deseo de dominar al otro, de conquistar nuevos territorios, de causar el mayor de los males, embebidos por un sentimiento de superioridad que los dioses, ocasionalmente, abaten sin contemplaciones.
"ὕβρις θ᾽, ἣ θέμις ἐστὶ καταθνητῶν ἀνθρώπων"
(Himno homérico a Apolo, v. 541)
Así concluye, pues, el hermoso himno a Apolo:
"Hombres necios, desdichadísimos, que estáis ávidos de inquietudes, de graves pesares y de angustias en vuestro corazón: os diré unas gratas palabras que grabaréis en vuestra mente. Teniendo cada uno de vosotros un cuchillo en la diestra, degollad continuamente ovejas y tendréis en abundancia cuanto me traigan las gloriosas familias de los hombres; custodiad el templo y recibid las familias de los hombres que aquí se reúnan, y sobre todo cumplid mi voluntad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . sea que fuere una vana palabra o alguna obra, o una injuria, como es costumbre entre los mortales hombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . luego tendréis por señores otros hombres por los cuales estaréis fatalmente subyugados todos los días. Todas las cosas te han sido reveladas: guárdalas en tu mente. Y así, salve, hijo de Zeus y de Leto; y yo me acordaré de ti y de otro canto."
Pocas veces, un dios ha sido tan lúcido -y tan poco escuchado.