Los nombres de los dioses no son gratuitos. Revelan, sin duda, qué se espera de ellos, qué valores o funciones se les atribuye. Denotan una visión del mundo.
Pero no siempre sabemos de dónde proceden.
En Egipto, Ptah fue el dios de la arquitectura. Suya era la ciudad prototípica, que fundó y construyó, apoyada en la tierra primigenia emergida de las aguas de los inicios: Memfis. Sus relaciones con el Nun, las aguas primordiales, con el dios alfarero Khnoum, y con la divinidad tardía del ciclo vital y de la regeneración, Osiris, confirma el carácter demiurgo de Ptah.
¿Qué significa el nombre de Ptah?
Estudiosos han emitido la hipótesis que,, siendo el egipcio faraónico una lengua semita, Ptah procedería de una raíz que se halla en otras lenguas como el acadio y otras lenguas semitas mesopotámicas: babilónico, asirio, etc.
Así, Ptah podría derivar de la raíz pth. Pth, en Egipto, denominaba un verbo y un sustantivo: el verbo "abrir", y el término "escultura", lo que no sorprende ya que Ptah era considerado ya sea como un modelador -modeló, por ejemplo, al ser humano-, ya sea un grabador o un esculptor. Desde luego, Ptah era un creador de formas o entes capaces de animarse.
La raíz pth se encuentra en los verbos asirios petû y patahu. ¿Qué significan? ¿qué pueden aportar al conocimiento del imaginario que Ptah, sin duda, vehicula, imaginario del que tenemos muy escasos datos?
El abanico de significados del verbo babilónico-asirio petû es amplísimo, mas, como en un abanico, se despliega a partir de un núcleo común. Petû está relacionado con el sustantivo sumerio bad, que significa muralla, muro, y el verbo sumerio tag, que se traduce por tocar, trenzar, tejer.
Ocurre que Ptah no solo era "de" la ciudad de Memfis, sino que "era" esta misma ciudad. Ptah y Memfis eran lo mismo. Ptah encarnaba la ciudad. A esta ciudad se la denominaba metonímicamente: "La muralla blanca". La muralla de piedra calcárea resplandeciente bajo el sol deslumbrante, que refulge sobre la arena clara, era la única parte de Memfis que se descubría desde lejos. La vista de la muralla anunciaba que se estaba cerca de la ciudad. , Y Ptah, entonces, era "El-que-se-halla-al-sur-de-la-muralla-blanca".
El verbo petû significa, primeramente, abrir un elemento arquitectónico: una puerta, una casa, una tumba, un contenedor: A través de la acción de petû dos mundos, exterior e interior, se conectaban. Se daba paso a otro mundo, y se permitía que alguien accediera a un lugar hasta entonces cerrado, defendido.
Petû hacía saltar las barreras, no violenta sino graciosamente. Petû actuaba por convicción. Lograba que las defensas bajaran; que ya no fueran necesarias. Abría puertas, en todos los sentidos de la expresión.
Ptah reconocía la importancia o la necesidad de los muros y las puertas. Sabía que, en ocasiones, y de noche, el recogimiento era deseado. No arrancaba las puertas de quicio, no hacía saltar los muros, sino que abría vanos, creaba aperturas. Su gesto animaba, movía, desplazaba, no destruía. Gracias a él, se "avanzaba". Daba paso a lo que no se tenía que detener.
Petû también significaba abrir recipientes de agua para dejar que ésta fluyera, abrir pozos, ríos, etc. Fundar, inaugurar, es decir, abrir por vez primera una construcción para que pudiera ser habitada, ocupada, también quedaba dentro del registro de las acciones que petû acogía.
Desde luego, petû nada tenía que ver con el secretismo. Hablar francamente también se decía petû: hablar, no con la boca pequeña, como si se murmurara o se maldijera, sino con la boca bien abierta, a fin que las palabras se enunciasen claramente. Desvelar un secreto, echar luz sobre un tema: todas éstas eran prácticas que petû recogía, y que redundaban en beneficio del ser humano, apartando de él zonas en sombras, fantasmas, preocupaciones.
La acción que petû llevaba a cabo tenía un carácter fundacional, inaugural. La verdad, el ser se instituían a través de petû.
Petû era revelar, mostrar, exponer a la luz: abriendo puertas y ventanas, dejando que la luz y el aire circulasen. Las puertas solo se cierran cuando se quiere mantener algo en secreto, impidiendo su libre conocimiento.
Por su parte, el verbo patahu significa abrir un agujero, expulsar. Nombra la acción de alumbrar. Un ente, en germen, escondido, se ve, de pronto, expuesto. También significa abrir un muro, un recipiente, no para entrar sino para lo que contiene o retiene pueda salir y ser contemplado.
El verbo denota que la concepción del trabajo del esculptor es similar a la que tres mil quinientos más tarde Miguel Ángel enunciará: el escultor es el que libera un ente encerrado en un bloque, similar a un cuerpo embalsamado del que se plegaran las vendas que lo envuelven o lo retienen.
Desde luego, la apertura a la que el verbo petû alude era ambién la de la boca de la momia y de las estatuas, una acción ritual gracias a la cual esos entes se animaban o se reanimaban.
De algún modo, petû y patahu nombran acciones antitéticas, pero que persiguen un mismo fin: llegar a la verdad, ya sea porque se llega a ella, o porque aquélla se muestra.
Desde luego, ambos verbos implicar el levantamiento o la destrucción de barreras, siempre con vistas a facilitar o permitir la vida.
Aunque se discute si el verbo egipcio pth, documentado en época tardía, existía en el Imperio antiguo, o poseía estos significados, y si, por tanto, Ptah y pth estaban relacionados desde los inicios de la cultura faraónica, lo cierto es que el dios Ptah aparece, no como el que levanta muros y defensas (acciones que el arquitecto bíblico practica, lo que revela una visión negativa del entorno del que cabe protegerse), sino el que los desmantela. Su sola presencia ya garantiza la seguridad.
Pero no solo ésto. Ptah no es solo un fetiche o un amuleto de la buena suerte. Sabe que para vivir en armonía, los muros ciegos deben ser demolidos, deben ser franqueables. El levantamiento de barreras solo es un testimonio de miedo, y de impotencia: denota que al otro se le percibe como un enemigo, del que me tengo que esconder, o que tengo que encerrar.
El imaginario del muro es complejo. El muro aporta seguridad, sin duda. Pero implica la existencia (de la creencia) de un peligro. Lo que impide la buena vecindad.
Ptah favorece la convivencia porque elimina el miedo. Como veremos en otras entradas, Ptah era un dios recto: imagen de la justicia. Justicia que impedía que nadie viviera acorralado, encerrado tras unos muros reales, o metafóricos: los muros de nuestros propios miedos.
Ptah era luz, conocimiento, ante el que los muros caen, o se vuelven resplandecientes, transfigurados, translúcidos, aureolando lo que contienen.
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"El muro aporta seguridad, sin duda. Pero implica la existencia (de la creencia) de un peligro."
ResponderEliminar¿No es cierto, que viene a ser el que, casi a modo del a-letheia griego, descubre del velo, destapa lo que se oculta, lo cierto pero no-reconocido públicamente, pues?
¿No se teme, pues, Ptah, en este sentido, en cierta medida? Me refiero, a nivel de 'desmantelar, de abrir surcos, brechas allí donde no las había'
(¡nos vemos el martes!)
Hola Ángel
ResponderEliminarMuy aguda tu observación.
Supongo que Ptah, como toda divinidad, tenía que inspirar respeto o temor.
Por otra parte, su asociación con dioses infernales, como Osiris (aunque en época tardía) tenía que otorgar (pese al supuesto optimismo egipcio ante la vida en el más allá) un lado inquietante a Ptah.
Sin embargo, el que abriera puertas y huecos en los muros es posible que no fuera percibido como una novedad, lo que pondría a los humanos ante lo desconocido -que asusta- sino como o un gesto lógico y esperable: las puertas tenían que abrirse y los muros no tenían que ser ciegos. De algún modo, Ptah completaba la creación.
Hasta pronto
Pedro
Cuidado con las etimologías! Ptah puede significar “formar, crear” (egipcio ptḥ), vd. H. te Velde, Lexikon der Ägyptologie 4 p. 1178: “the name of Ptah may signify ‘fashioner’”. M. Heerma van Voss, Dictionary of Deities and Demons in the Bible p. 669: “The god is creative, a master craftsman, identified as Hephaistos in the interpretatio graeca. His high-priest is the ‘greatest of those who direct crafts’. His cap, and perhaps his name, point in the same direction.”
ResponderEliminarLa atestación de ptḥ en egipcio con el significado de “abrir” parece que es tardía.
Otra cosa sería intentar ver la relación entre el semítico ptḥ “abrir”, el egipcio ptḥ “formar, crear”, el acadio patāqu “crear, confeccionar” (muros, ladrillos, estatuas, etc) i el dios egipcio Ptah. Pero ahí ya entraríamos en el muy resbaladizo campo del protoafroasiático; resbaladizo y muy poco recomendable para interpretar el perfil de algo tan delicado, poliédrico y en ocasiones arcaico como una divinidad.
Respecto a la relación del acadio petû con el sumerio, hay que puntualizar que el sumerio bad significa “abrir” y el sumerio bàd significa “muro” y corresponde al acadio dūrum. Son, pues, dos palabras distintas, parece que homófonas (nuestro conocimiento de fonología sumeria es muy limitado), pero distintas y representadas por dos signos cuneiformes diferenciados. La relación entre el acadio petû y el sumerio tag para mi es desconocida ya que tag significa “tocar”, ciertamente, pero corresponde al acadio lapātum.
Saludos!
Lluís Feliu
Cuidado con las etimologías! Ptah puede significar “formar, crear” (egipcio ptḥ), vd. H. te Velde, Lexikon der Ägyptologie 4 p. 1178: “the name of Ptah may signify ‘fashioner’”. M. Heerma van Voss, Dictionary of Deities and Demons in the Bible p. 669: “The god is creative, a master craftsman, identified as Hephaistos in the interpretatio graeca. His high-priest is the ‘greatest of those who direct crafts’. His cap, and perhaps his name, point in the same direction.”
ResponderEliminarLa atestación de ptḥ en egipcio con el significado de “abrir” parece que es tardía.
Otra cosa sería intentar ver la relación entre el semítico ptḥ “abrir”, el egipcio ptḥ “formar, crear”, el acadio patāqu “crear, confeccionar” (muros, ladrillos, estatuas, etc) y el dios egipcio Ptah. Pero ahí ya entraríamos en el muy resbaladizo campo del protoafroasiático; resbaladizo y muy poco recomendable para interpretar el perfil de una cosa tan delicada, poliédrica y en ocasiones arcaica como una divinidad.
Respecto a la relación del acadio petû con el sumerio, hay que puntualizar que el sumerio bad significa “abrir” y el sumerio bàd significa “muro” y corresponde al acadio dūrum. Son, pues, dos palabras distintas, parece que homófonas (nuestro conocimiento de fonología sumeria es muy limitado), pero distintas y representadas por dos signos cuneiformes diferenciados. La relación entre el acadio petû y el sumerio tag para mi es desconocida ya que tag significa “tocar”, ciertamente, pero corresponde al acadio lapātum.
Hola Lluis
ResponderEliminar¡Tú por aquí! ¡qué sorpresa! ¡Entre ladrillos!
La etimología es peligrosa y fascinante. Abre puertas, puede dar entrada a lo que uno busca, y también da pie a descubrimientos 8que pueden ser fraudes, también).
Estoy en la ETSAB y no tengo la monografía más completa sobre Ptah -cuyos datos enviaré más tarde- conmigo, pero existe todo un estudio etimológico, de 1946, muy prudente, en que emite diversas hipótesis, entre las que sa halla ésta, si bien el autor menciona que tanto el significado de formar o grabar (más que de esculpir), y de abrir, son aceptaciones, como tú bien dices, tardías y que, en el fondo, sabiendo o asumiendo que el nombre de Ptah tenía que significar algo, no se sabe bien qué quería decir en el Imperio antiguo, ya que todas las posibles etimologías son recientes.
También es cierto que la Teología Menfita de la que se extrae la mayoría de los datos sobre la actividad demiúrgica de Ptah se conoce a través de un texto grabado en piedra muy tardíamente, pero que se supone reproduce un texto muy anterior, algo que en el reciente congreso sobre el Egipto Greco-Romano celebrado en la Universidad Rovira Virgili de Tarragona se ha cuestionado (sin llegar a ninguna conclusión. De algún modo, los juicios se basan en prejuicios, a falta de datos objetivos que, al parecer, no se alcanzan). Podría ser una especulación casi filosófica, tardía, por tanto, de sacerdotes del culto a Ptah.
Entonces, es muy posible que la presentación de Ptah como dios arquitecto sea reciente (pese a su antigua asociación con las piedras de ángulo y la hoz que porta como atributo, y a su descripción como divinidad que tiende el cielo concebido como una tela o una tienda -función demiúrgica que compartiría con Amón), pero creo que, en el fondo, no fuerza lo que posiblemente Ptah fuera, sino que desarrolla virtudes, potencias o aspectos de esta divinidad, reflexionando sobre éstas.
¿Dios creador, formador, conformador, abridor? En parte se trataría de actividades parecidas o complementarias que componen la imagen de una acción compleja que tiene como fin la creación y preservación de la vida. Creo que, ya en el Imperio Antiguo, Ptah tuvo que ser (concebido) tal como los Ptolomeos lo describieron. Aunque, ciertamente, ésta es otra especulación.
Tal es, me parece, la bondad de la mitología. Permite soñar (sobre bases más ignotas y, quizá, más certeras).
Recuerdos
Tochazo
Lluis
ResponderEliminarLa monografía sobre Ptah a la que me referí es:
Maj SANDMAN HOLBERG: The God Ptah, Lund, 1946, ps. 9-10
La relación entre petû y bad la menciona el Diccionario Conciso de Acadio, p. 273.
Ciertamente no lo relaciona con tag (tejer) sino con tag4 (no recuerdo si leí mal, lo más seguro, o lo leí en otro sitio), que puede llegar a significar "abrir". Volvemos al punto de partida, a Ptah amo-de-llaves.
Muchas gracias por los comentarios, observaciones y correcciones
Ya, quise consultar la monografía de Sandman-Holmberg pero aquí en el IPOA no la tenemos.
ResponderEliminarLo de bad y petû es simplemente que el verbo acadio petû se puede escribir mediante el sumerograma bad en los textos acadios, es decir, se podía utilizar la palabra sumeria bad para escribir el verbo petû, pero este uso de los sumerogramas está muy generalizado en el cuneiforme acadio. Por esta razón lo menciona el CDA, pero de ningún modo implica que haya una relación etimológica entre ambas palabras.
Elaborar interpretaciones sobre el perfil de una divinidad en base a su etimología (por muy certera que sea) es peligrosísimo, y por norma creo que deberíamos evitarlo.
Eso sí, de vez en cuando soñar está bien.
Lluís Feliu
Hola Lluis
ResponderEliminar¡Gracias por la aclaración!
Por suerte, la etimología, en este como en otros casos, interviene después de leer sobre Ptah (divinidad y sacerdotes), tanto ensayos como fuentes (por desgracia, en traducción. Pero la filóloga de egipcio faraónico Chloé Ragazzoli me ha pasado un manual para aprender en casa jeroglíficos con el que... ella misma se formó).
Es decir, busco en la etimología aquellos datos que corroboran lo que las fuentes (si están bien traducidas, sobre todo la Teología Menfita tan debatida -del imperio Antiguo o una construcción arcaizante del Imperio Nuevo; Ragazzoli opina, en contra de Sandman, que se trata de una elaboración filosófico-erudita tardía-) dicen o sugieren. La relación de Ptah con la verticalidad, el pilar, la apertura de surcos y las puertas parece clara (si me fío de las traducciones), en las fuentes, lo que la etimología real o inventada, corrobora. En este caso, la etimología, fantasiosa o no, apoya -y amplía algo- lo que los sacerdotes de Ptah, antiguos o tardías, habían escrito.
De todos modos, es cierto que el Ptah de la Teología es distinto -o más pobre- que el Ptah de época Ptolomea, cuando se le asocia con Osiris, y se le dota de un carácter funerario (abriendo la... última puerta).
Sí, los mitos permiten soñar: al menos el resultado es más satisfactorio y complejo que los sueños que la modernidad suscita -si es que son sueños y no pesadillas.
Bajaré la fotocopia del texto de Sandman al IPOA
Hasta muy pronto, y gracias de nuevo
Tochosobretocho