viernes, 21 de octubre de 2022

Acceso a otro mundo (ayer y hoy)





Una revisión del extraordinario cortometraje de ciencia ficción de Chris Marker (1921-2012), La Jetée (El muelle, La pista), de 1962, inspirado en la película Vértigo, de Hitchcock, que narra una historia siniestra, durante la Tercera Guerra Mundial, permite fijarse en dos imágenes que representen los túneles subterráneos en los que malviven los habitantes de París, una ciudad destruida, mientras unos científicos inmisericordes tratan que unas víctimas, con gran capacidad memorística, que recuerdan sus sueños, puedan proyectarse, mientras duermen, en el pasado o el futuro que sueñan, para desde allí, habitando sus sueños, incidir en el violento presente de la guerra, deteniéndolo o presagiando la victoria.

La imagen de los conductos subterráneos deriva del célebre acceso al antro de la Sibila, bajo el templo griego  de Apolo, cerca de Nápoles, al que acudían en la antigüedad para interrogar al dios  acerca del destino -un largo acceso abovedado que aún hoy desemboca en una cueva desde la que la Sibila profetizaba. Otra imagen remite seguramente a una tumba etrusca de Cerveteri.
En ambos casos, las referencias están hermosamente escogidas. Remiten a pasos que conectan el mundo de los vivos, de los mortales, con el oscuro mundo de los inmortales, al que solo se llega en trance o tras la muerte, en un recorrido sin retorno.
Hoy, a finales de 2022, el cortometraje (que se encuentra en una entrada de este blog, hace doce años) y sus referencias iconográficos, adquiere un extraño e inquietante, lúgubre, quizá premonitorio aspecto.




 

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