Una de las novedades de la nueva presentación de la colección permanente del arte moderno del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) ha sido la retirada de cuadros de Modest Urgell, como ha destacado la crítica.
Esta decisión es comprensible. No existe comedor de la alta burguesía que no exponga un cuadro alargado y de grandes dimensiones de este pintor. La escena es casi siempre la misma. Un atardecer desolado y melancólico, en el que un árbol solitario recortado en el horizonte y una puesta de sol incendiaria convierten la escena en un motivo digno de una caja metálica de galletas variadas. Esta repetición de motivos hasta la nausea también ha lastrado la obra de artistas tan distintos como Luis de Morales, El Greco, o Zurbarán.
Sin embargo, Miró opinaba de manera distinta. Tomó notas de las composiciones de Urgell. Y escribió:
"Hubo la influencia de dos primeros maestros [en mi obra]: Urgell y Pasco. La influencia de Urgell fue muy importante. Incluso hoy[escribía en 1948] reconozco formas que constantemente aparecen en mi obra y que me impresionaron de su pintura desde el principio... Recuerdo dos cuadros de Urgell en particular ambos caracterizados por horizontales largos, rectos y su penumbra que dividían los cuadros en dos mitades: uno es una pintura de una luna sobre un ciprés, el otro era una luna creciente en la parte inferior del cielo. Tres formas que se han convertido en obsesiones para mí y que representan la huella de Urgell: un círculo rojo, la luna y una estrella. Estas formas continúan regresando, cada vez ligeramente diferentes."
Miró enumera las formas básicas de su "vocabulario" plástico, todas tomadas de su "lectura" de la obra de Urgell.
Es cierto que los préstamos de obras (y menos de Miró, sobre todo si se tratan de dibujos, siempre frágiles a la luz) no siempre son fáciles, incluso con la Fundación Miró a un tiro de piedra del MNAC. Mas, quizá una reproducción, o una cita, habría permitido exponer y mirar la obra de Urgell con otros ojos, mostrando filiaciones, a veces inesperadas, entre artistas. ¿Urgell moderno? Palabra de Miró.
No sé si estoy muy de acuerdo con usted. El hecho de que abunde en los comedores de la alta burguesía catalana no entiendo que sea motivo (pensé que las obras que más abundaban eran la de Meifrén y Tàpies). Tampoco que su estilo y temática se repita, ahí tenemos a Nonell y sus gitanas, a Sorolla y sus playas, etc., etc.).
ResponderEliminarVa a gustos, pero el sentimentalismo en la pintura es tan legítimo como su ausencia.
A mí los mejores cuadros de Urgell me gustan mucho, como el de la niña triste y solitaria apoyada en el muro a la entrada del cementerio.
La mayoría de los artistas están escribiendo, componiendo o pintando la misma obra durante toda su vida.
Un saludo.
Me temo que me he explicado mal. No quería juzgar la obra de Urgell.
ResponderEliminarQuería comentar que aunque su obra tenga el interés que pueda tener (es repetitiva, ciertamente, como la de muchos artistas, y buscaba gustar, como tantos), y que se pueda estar de acuerdo en que no se exponga permanentemente en el MNAC (si bien se exponen obras peores), el que esté en la base del arte de Miró (tenga o no interés ésta), sería un buen argumento para devolver la obra de Urgell a la luz, y verla con nuevos ojos, ya que Miró vio o supo ver en aquélla aspectos de la realidad, una concepción del mundo, que a primera vista n se descubre y que le inspiró. De este modo, el Museo establecería puentes con la colección de la vecina Fundación Miró, y podría mostrar que el arte puede explicarse no en referencia solo al mundo externo, como si fuera un reflejo de relaciones sociales y políticas, sino en referencia al propio mundo del arte. Urgell, en este caso, no se explicaría relacionándolo con el gusto burgués (que también) sino sobre todo en relación a otros artistas que le inspiraron y, en este caso, a los que inspiró y que supieron ver en la obra de Urgell aspectos quizá desconocidos y, sin embargo, importantes.
Muchas gracias por el comentario