Un asesor seleccionó a una joven arquitecta de Barcelona quien, sorprendida, propuso exponer un mueble que acababa de proyectar. Sugerencia bien recibida.
No bien la directora del festival vio el mueble comentó que lo quería para su finca de veraneo. Una situación embarazosa toda vez que el mueble tenía que ser mostrado también en una sala de exposiciones en Barcelona.
La arquitecta comentó tímidamente lo que ocurría. Tras la devolución del mueble al concluir la bienal, escribió para comunicar que lo reenviaría tal como pedía la directora, una vez cerrada la exposición en Barcelona.
Apenas había enviado el mensaje que recibió una dura contestación del asesor. ¿Cómo se atrevía a remitir por escrito semejante propuesta?. Lo que tenía que hacer era comunicar que regalaba voluntariamente el mueble.
La arquitecta imprudentemente no hizo nada.
Nunca más supo de los dos encargos de exposiciones en el museo de la ciudad.
Esto es una minucia al lado de la última y vergonzosa edición de premios de arquitectura de Ibiza y Formentera. El jurado repartió los premios a sus amiguitos, ex-alumnos y otros colaboradores pelotas, que además se fueron a comer con ellos durante las visitas del jurado a las obras (algo poco pulcro, eso de que algunos participantes puedan acompañar al jurado de juerga y otros no), y a tomar unas copas. El resto de participantes fue obviado. Los ganadores (tres de ellos en la junta del colegio, que eligió a los miembros jurado, que casualidad), abrieron las actas de los resultados antes que los comisarios, que eran quienes debían hacerlo. Uno e los comisarios, cabreado, pregunto "Que, ¿no estábais seguros de haber ganado, o que? La calidad de una de las obras ganadoras ex-aequo es absolutamente sonrojante. Es una chapuza sobre una intervención bastante buena de Raimon Torres en sa Peña, en Ibiza. Pero que más da.
ResponderEliminarNunca sin tus amigos.
Todos los colegiados sabemos como fueron los premios, y que se puede esperar. Pero nadie (yo tampoco) los ha impugnado. No se podía. Los premiados estaban en la junta.
Yo escribí un correo electrónico pidiendo explicaciones a uno de los "vencedores". Jamás contestó. A ver si este año se presenta y con qué joya.
Lo que cuentas recuerda lo que le ocurrió al jurado de los Premios Fad hace unos pocos años cuando se encontraron con un candidato que no solo no paraba de enviar mensajes a los números de los móviles de los miembros del jurado sino que, contraviniendo las bases del concurso, esperaba al jurado en la obra en Barcelona que tenían que valorar
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