Alepo es una ciudad siria célebre por, entre otras cosas, el jabón -similar al de Marsella: fabricado con aceite de oliva virgen (con o sin aceite de laurel), verde oliva u ocre terroso, y conformado por largas barras, más o menos anchas, de sección cuadrada que se desgajan en cubos. Habitualmente, el nombre del fabricante está estampillado en una de las caras. Más raramente, algunos tienen relieves impresos. Se ha dicho a menudo que el jabón de Alepo y de Marsella es el que mejor limpia.
Se trata -o se trataba- de uno de los productos más comunes en el bazar. Lo adquirían los habitantes de la ciudad y turistas: un regalo habitual y bienvenido. Algunas tiendas estaban dedicadas a pastillas de jabón, de diversas formas y olores, para la exportación en los últimos años.
Algunas pastillas tienen forma de edificios diminutos.
En algunos barrios, cuentan, son los únicos edificios aún en pie. Hasta las primeras lluvias.
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