" La imagen considerada pornográfica no ha entrado [en los museos] o lo ha hecho solo cuando representaba la mirada colonial, masculina, heterosexual dominante"
(Paul B. Preciados -Beatriz Preciados, ex-conservador(a) del museo de arte contemporáneo de Barcelona MACBA)
Es curioso. Los museos de arqueología en casi todo el mundo (existen ciertas limitaciones en algunos países musulmanes y no todo puede contarse -por razones religiosas, que no morales- en algunos museos de Israel) coleccionan y exhiben sin problemas un buen número de tablillas mesopotámicas con escenas sexuales "explícitas" -eran "entradas" para tabernas y burdeles- (aunque es cierto que un centro de arte cercano quiso esconderlas), cerámicas griegas con escenas de diversas prácticas heterosexuales, homosexuales y de bestialismo, así como escenas de defecación (posiblemente "sexuales"), estatuillas mesopotámicas, griegas y romanas con escenas de penetración, pinturas (frescos) con imágenes de uniones entre humanos, humanos y animales, divinidades y humanos, y divinidades y animales, así como figuras profilácticas masculinas y femeninas con la ostensible exhibición de órganos sexuales a veces descomunales, amén de toda clase de amuletos con falos erectos y vaginas abiertas (como un conocido relieve cananeo de Asherat, esposa de Yahve abriéndose la vagina con las manos, del Museo de Israel en Jerusalén, expuesta en Barcelona hace años. Amen de la muy precisa iconografía esculpida, bien a la vista, y pintada hinduista, y de la desbordante imaginería japonesa, asi como de las más escondidas escenas románicas.
O estas imágenes no son consideradas pornográficas hoy (no lo eran en su momento, muy posiblemente; pornografía significa representación de la porneia: prostitución, relacionado con el verbo porneuô: tener relaciones con gentiles -paganos o miembros de clases "bajas"-, o adorar ídolos -falsos dioses, o dioses paganos-, y con porne, que significa prostituto o prostituta, pero sobre todo esclavo o esclava; el verbo pernemi no significa comprar servicios sexuales, sino adquirir esclavos. Desde luego, etimológicamente, la prostitución tenía que ver con la sumisión y con el poder, pero no con la sexualidad -dominante o sometida, ni regulada) o no son artísticas, o representan la mirada antes citada (¿qué escapa entonces a esta mirada: la inmaculada concepción? ), o los museos de arqueología no son museos, reservando ésta palabra para nombrar los que exponen arte contemporáneo.
O la frase es inexplicable. O tópica
Asherat (unida a Yahvé), Museo de Israel, Jerusalén
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