lunes, 11 de febrero de 2019

¿Hace falta ser ruso para hacer una buena ensaladilla rusa?

.... o ¿francés para una tortilla bien hecha, renacentista florentino para pintar un cuadro naturalista, griego antiguo para tallar la efigie de un dios olímpico, norteamericano para pintar un cuadro abstracto de grandes dimensiones, inglés -y quizá violento- para recitar a Shakespeare, negro para cantar el blues, o polaco y decimonónico para tocar bien una Polonesa de Chopin?

El artista -pintor, poeta o músico- ofrece una visión del mundo, su visión. Ésta es libre y personal: refleja sus gustos, sus limitaciones, sus curiosidades, sus preocupaciones, sus ideas, conocimientos, deseos y temores. Refleja la imagen que quiere dar del mundo y de sí.
El artista, como cualquier persona, es una amalgama de influencias, experiencias, decepciones y superaciones. Es lo que quiere y puede ser. La afecta el tiempo, la miradas ajenas, lo que quiere ver y saber y lo que rechaza. Posee múltiples facetas, que muestra y que oculta, que conoce y desconoce, no es (un ser monolítico), sino una multitud de miradas propias y ajenas, de voces y normas asumidas, impuestas y proclamadas. Somos de nuestro tiempo, y de los tiempos que nos precedieron que nos contaron y que quisimos conocer -tiempos muertos de los que solo logramos datos librescos.
El arte es una construcción, un artificio: moldeamos el mundo según cómo queremos y podemos verlo, según cómo queremos mostrarlo. Si el arte nos denota, denota las capas, las marcas, los recuerdos y los olvidos que nos configuran.
En los años sesenta, cuenta una película reciente, un pianista negro de formación clásica no estaba autorizado a tocar composiciones románticas, porque no era blanco: solo le cabía interpretar "música de negros", entre el blues y el jazz.
Hoy, en 2019, se le niega el pan a una joven cantante de la provincia de Barcelona que cante flamenco porque no es gitana. O dicho de otro modo: una gitana solo puede cantar flamenco. No puede expresarse, sino solo proclamar lo que le dictan, sin salirse de lo establecido, la norma trazada impuesta, so pena de.... 
El dictado de la raza. 
Platón condenaba a muerte a los artistas desobedientes -quienes no cumplían con lo que se esperaba de ellos, quienes sorprendían, desconcertaban- pero nunca exigió que la pena fuera aplicada. Hoy...
 

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