En 1967, se inauguró la facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales, obra de los arquitectos Xavier Subías (1926-2014), Guillermo Giráldez (1925) y Pedro López Íñigo (1926-1997), activo hasta finales del siglo XX.
Su primera obra, la Facultad de Derecho, deslumbró, y aún hoy es el mejor edificio universitario de Cataluña, quizá de España -junto con las obras de Miguel Fisac en Madrid-, y desde luego uno de los más hermosos edificios de Barcelona. Obtuvo el Premio FAD.
La Facultad de Económicas, diez años más tarde, no desmerece. En perfecto estado, encapsula un espacio, hecho de pasos y estancias, escaleras y patios, en los que uno se encuentra a gusto. Pasó desapercibido.
Tildados de arquitectos del régimen franquista -Subías fue arquitecto municipal-, fueron desacreditados por algunos colegas, y apeados de la historia de la arquitectura moderna española. Mientras edificios mediocres del estudio MBM o la postrera obra de Coderch, la Escuela de Arquitectura de Barcelona -un edificio inservible- obtuvieron Premios Fad de Arquitectura, la Facultad de Económicas, frente a la Escuela de Arquitectura fue juzgada con suspicacia, aunque arquitectos como Helio Piñón la defendieron fervientemente.
Los juicios estéticos sobre las obras están por desgracia contaminados por juicios morales sobre sus autores, que alaban o denigran obras en función de criterios que nada tienen que ver con el obrar.
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