viernes, 27 de abril de 2018

Arquitectura, flamenco y gitanos











La prolija, profusa y confusa gran exposición itinerante sobre el flamenco, los gitanos y la arquitectura, hoy en en Palacio de la Virreina de Barcelona (Máquinas de vivir. Flamenco y arquitectura en la ocupación y la desocupación de espacios), parte de un supuesto comentario de García Lorca asociando el sonido de una guitarra española, un interior pobre granadino (Lorca, sin embargo, no utiliza este adjetivo, ni parece que pensara en él, sino que sin duda se refería a un interior austero, desnudo) y las máquinas de vivir de Le Corbusier. La exposición traza la concepción del espacio de los gitanos y cómo ésta ha tratado de ser normalizada a través de (fracasados) poblados de nueva planta, ubicados en la periferia -que por un lado evocaban campamentos nómadas pero por otra parte obedecían a leyes compositivas "modernas"-, desbordando en una concepción del espacio escénico (allí donde arquitectura y música se conjugan) que introdujo nuevas maneras de abordar y usar el espacio representativo en el teatro moderno. La muestra se detiene largamente en el análisis y el uso del espacio doméstico gitano por parte de los Situacionistas, asociando el paseo sin rumbo por la ciudad que permite descubrirla, "vivirla", fuera de las normas urbanísticas impuestas, con el nomadismo gitano.
Sin embargo, quizá quien contribuyera más al cambio de percepción de los gitanos fue el autor de cómics Hergé, en la que es posiblemente su mejor obra, Las joyas de la Castafiore, publicada en 1961. Hergé, que utiliza el término romanichel (que significa agrupación de hombres, sin ninguna connotación racial ni racista) antes que tzigane (nombre que deriva de una secta herética paleo-cristiana y que significa "intocable", como el nombre de la casta inferior india, acarreando lo que este término evoca) y gitan, opone la normalizada vida en el palacio de Moulinsart, en el que Tintín y sobre todo el Capitán Haddock (heredero de este palacio) no parecen sentirse a gusto, pasando los días en los jardines y sobre todo los bosques circundantes, con la vida en carromatos de un grupo de gitanos. Obligados a vivir en los márgenes, en un basurero, el Capitán Haddock, en contra de la opinión escandalizada de cuantos le rodean, indignado por las condiciones de vida impuestas, invita a los gitanos a instalarse en los jardines de la mansión. La desaparición de una joya de la diva operística Castafiore, lleva a que las sospechas recaigan en los gitanos, que prefieren partir ante la presión social, en contra de la opinión de Tintín y del Capitán que dudan que sean unos ladrones, lo que les lleva a buscar a los culpables.
El cómic -de un impacto y alcance sin duda mayor que los textos de los Situacionistas- ha sido considerado un elemento clave que contribuyó a cambiar la imagen que los franceses tenían de los gitanos y de sus modos de vida y de utilizar el espacio. El cómic no obvia lugares comunes o previsibles (y quizá inevitables): desde la relación entre los gitanos y el flamenco hasta el tipo facial acentuado, pero retrata bien la vida sometida a la mirada denigrante y los prejuicios ajenos.





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