Fotos: Tocho, abril de 2018
Double Bind -Mensaje Contradictorio (que puede llevar a la esquizofrenia) fue la primera gran instalación temporal que la que por el aquel entonces -principios del siglo XXI- recién inaugurada Tate Modern en Londres, encargaba a un artista (Juan Muñoz) pata el acceso al museo, la gigantesca Sala de las Turbinas.
La instalación permaneció un año -como homenaje al artista que falleció inesperadamente durante la exposición-. Desmantelada y almacenada (sus dimensiones, adaptadas a la sala central, más alta y ancha que una catedral gótica o barroca, de lo que era una central eléctrica, dificultaban su nueva presentación), la Fundación Sorigué, cabe Lérida, acaba de acondicionar una gran nave industrial para volver a presentar, durante cinco años esta instalación, que se puede visitar gratuitamente, previa cita previa, los viernes y sábado.
Dos mundos, en apariencia, un nivel superior, expuesto a la luz, cuyo piso parece horadado por escalinatas, reales o ilusorias -no se sabe bien- que se adentran en las profundidades, y que recuerda el Mar de los Hoyos de la película de animación El Submarino Amarillo, descrito en una canción de los Beatles. Dos ascensores, que no se detienen, unen el nivel superior con una cripta tan solo iluminado por la débil luz que se adentra por las oberturas cenitales, entre un bosque de pilares metálicos negros.
Entonces, es cuando se descubre que existe un tercer mundo, que se adentra hasta donde no alcanza la vista, poblado por seres retorcidos que no se sabe bien cómo han llegado hasta allí.
Una obra maestra, teatral, escenográfica, inquietante, en la que uno se convierte en sombra, bajo la mirada de pobladores de un mundo también en sombras.
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