(Aforismo 240: en el mar)
"Llega el día en que alcanzamos nuestra meta y entonces advertimos con orgullo el largo viaje que hicimos para llegar hasta allí. La verdad es que no nos habíamos dado cuenta totalmente de que estábamos viajando. Íbamos, así, tan lejos que en cada nueva etapa pensábamos estar siempre en nuestra casa."
(Aforismo 253. Siempre en nuestra casa)
"Sería necesario entender un día —y probablemente ese día esté cerca— qué es lo que falta en nuestras ciudades; lugares silenciosos, espaciosos y amplios, dedicados a la meditación, provistos de altas y largas galerías para evitar la intemperie o el sol demasiado ardiente, donde no penetre rumor alguno de coches ni de gritos y donde, por una sutil urbanidad, se prohíba incluso que el sacerdote rece en voz alta; en definitiva, faltan edificios y jardines que expresen en conjunto el carácter sublime de la reflexión y de la vida meditada. Ya ha pasado el tiempo en el que la Iglesia poseía el monopolio de la meditación, en el que la vida contemplativa era siempre vida religiosa; todo lo que la Iglesia ha construido dentro de este género expresa este pensamiento. No sabría decir cómo podrían satisfacernos esos edificios aunque se los despojase de su destino eclesiástico, pues hablan un lenguaje demasiado patético y sobrecogedor en tanto casas de Dios y lugares suntuosos de un comercio con el más allá Nosotros, los sin Dios, no podemos tener en ellos nuestros propios pensamientos. Nuestro deseo sería vernos nosotros mismos traducidos en la piedra y en las plantas, paseamos por el interior de nosotros mismos, de un lado hacia el otro por esas galerías y esos jardines."
(Aforismo 280. Arquitectura para los que buscan el conocimiento)
F. Nietzsche: La Ciencia jovial)
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