Diversas vistas del frente moderno del río menos dañado
Fotos: Tocho, noviembre de 2025
Con dos millones y medio de habitantes, la ciudad de Mosul era, hasta 2014, la segunda más poblada de Iraq, y la urbe cristiana más importante del Próximo Oriente y una de las más relevantes del mundo.
La toma de la ciudad por parte del Estado Islámico, debido a
la huida del ejército iraquí que protegía la ciudad, fue, durante los primeros
días, celebrada por una parte de la población, que había sufrido los asesinatos
y gaseamientos del régimen de Saddam Hussein, y el desinterés o la hostilidad
del nuevo gobierno de Iraq. A poco, la crueldad inenarrable del Estado
Islámico- violaciones, asesinatos, ejecuciones, torturas- impuso un estado de
terror del que una gran parte de la población superviviente trató desesperadamente
de escapar -quien era arrestado…-. Solo quedaron trescientas mil personas,
muchas imposibilitadas de huir. Una parte de la población se enclaustró y se
escondió hasta que, en 2017, tras una devastadora batalla, el ejército iraquí
y/o kurdo -según las versiones- recuperó el control de la ciudad. Desde
entonces, células durmientes del Estado Islámico relampaguean de tanto en
tanto. De ahí, el cuidado que se tiene que tener al caminar por la ciudad.
Lo que el ejército halló superaba todo lo imaginable:
habitantes famélicos, mujeres enlutadas cuyos velos escondían historias
atroces, cadáveres por doquier, y una ciudad minada, cuyo centro histórico
había quedado reducido a escombros -que escondían minas antipersonas-, y
monumentos como una de las mezquitas más antiguas del mundo islámico,
destruida, así como las iglesias cristianas (ortodoxas), demolidas, porque
ambos tipos de santuarios contenían tumbas y lápidas que daban lugar a
peregrinajes y un culto a un ser humano -vetado en la versión extremista sunita
promovida por el Estado Islámico, y algunos países o monarquías en el Próximo
Oriente, en ocasiones favorecidas por algunos países europeos, y potencias
mundiales.
La vida ha vuelto en la parte nueva de la ciudad. Los
puentes se han reconstruido. Mosul es hoy una ciudad de la luz, al igual que
Bagdad. El casco antiguo sigue cerrado, sin embargo, y la parte más devastada,
cabe el río, ha sido desminada y liberada de escombro, mas sometida hoy al
peligro de una construcción desaforada y especulativa, sin ningún plan general,
teniendo como modelo ciudades de los Emiratos.
La reconstrucción del minarete y de la mezquita -la primera
reconstrucción emprendida, concluida desde hace un par de meses- dio lugar a
debates. Mosul no era una ciudad musulmana, sino cristiana -se han rehabilitado
las dos principales iglesias desde entonces, entre las que destaca el santuario de Santo Tomás, en uno de cuyos pilares se halló un relicario con los supuestos restos del apóstol Tomas, el patrón de los arquitectos en Occidente-, y, sobre todo, cabía preguntarse
si eran santuarios, ciertamente hitos identitarios, símbolos de barrios o de
comunidades, rehabilitados, lo que más
convenían, ante la evidencia y la extensión de la destrucción de las
infraestructuras y de las viviendas. Centros comerciales, promotores de marcas
de gran lujo, sustituyen a antiguas construcciones en piedra, y la ausencia de
transporte público en favor de una red de vías rápidas elevadas, al igual que
en Bagdad, desdibujan una ciudad ya mutilada por el terrorismo.
Queda la duda de si estas reticencias ante los planes de
rehabilitación de la ciudad tienen sentido o fuerza ante la renovada vitalidad
de la ciudad, al menos en apariencia. Mosul, o sus gobernantes, tratan de
olvidar o de hacer olvidar un pasado siniestro a través del urbanismo y la
construcción modernos salvajes, como ocurre en tantas ciudades. Al menos, en
Mosul, queda la duda de si el pasado inmediato, que solo suscita imágenes
horrísonas, merece ser rememorado -si bien una nueva modalidad de horror (estético
y ético), en apariencia mas luminosa pero despiadada, podría desfigurar para
siempre una ciudad milenaria que, hasta los años ochenta, era un modelo de
convivencia, con un tejido urbano que combinaba luces y sombras de la
planificación clásica e islámica.
Las dudas y los
temores, junto con la esperanza, se entretejen cuando uno recorre a pie las
calles y el frente del río de Mosul.
Minarete inclinado de la mezquita de al Nuri, enteramente reconstruido tras haber sido destruido con dinamita por el ISIS
Mosul renovada, iluminada, de noche
Filmaciones: Tocho


















































Las voces y los silencios reconstruidos
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