lunes, 5 de abril de 2021

Urbanismo táctico

 


Foto: Tocho, marzo de 2021


Urbanismo táctico: una expresión habitual en Barcelona desde hace un año, y que designa una transformación del espacio público -calles, plazas y cruces- consistente en delimitar espacios segregados para peatones, vehículos motorizados y vehículos de tracción física o animal (bicicletas, patines, etc.),  dando mayor espacio a los primeros en detrimento de los segundos, por medio de motivos pintados de colores, bloques de hormigón pintados, mojones metálicos y gruesos bloques paralelepipédicos de hormigón que hacen las veces de asientos y, por fin, casi paradójicamente, una transformación del espacio público en privado, convirtiendo aceras y calles en terrazas de bares y restaurantes, delimitadas por muros de hormigón pintados de amarillo. 

El resultado está a la vista.

Pero más allá de los aciertos y/o los errores del urbanismo táctico -fui atropellado en un estrecho paso para peatones confundido a menudo con una pista para bicicletas-, ¿qué significa la expresión? ¿No es una redundancia, o, curiosamente, un oximorón?

El adjetivo táctico viene directamente del griego taktikos. Este adjetivo designa o califica movimientos militares, la organización y la disposición de una tropa, quieta y en movimiento. Se trata de armonizar cuerpos y gestos, formando un conjunto comprensible a la vista, en el que las relaciones entre miembros sea evidente. La táctica facilita el gesto y su percepción, buscando que todos vayan a una, logrando formar un todo que forme y se desplace como un organismo, sin roces ni desconciertos. Este significado se extendió a cualquier tentativa lograda de ordenamiento. Así, taktikos significa también arreglado, lo que presupone que la acción logro deshacer entuertos y devolver orden y claridad a lo que se había desarreglado.

El adjetivo taktikos deriva del verbo griego tassô. Éste verbo tiene resonancias arquitectónicas e incluso urbanísticas. Significa emplazar; hallar el lugar adecuado y pertinente a cada cosa; que cada cosa encuentre su sitio, el que le corresponde. El asignar un lugar no implica ejercer una fuerza que vaya en contra de la "voluntad" del objeto, sino que, por el contrario, se trata de descubrir a qué lugar aspira "naturalmente". Consiste en devolverle lo que le pertenece, su espacio propio, del que ha quedado desplazado, a fin de lograr un todo armónico. Tassô, por tanto, obliga a simplificar, clarificar, desbrozar, y nunca añadir, a fin que las líneas de fuerza, la estructura interna de un conjunto se descubra nítidamente, y cada elemento pueda moverse libremente, sabiendo lo que tiene que hacer junto con los demás elementos. Tassô no implica necesariamente que la decisión sea externa, que le venga impuesta, como una orden, a un ente o un ser. Por el contrario, cada elemento es libre de encontrar su lugar, de acuerdo -este matiz tassô lo precisa- con las decisiones de los demás elementos. Cada parte juega con las demás, y el conjunto no chirria sino que se mueve "naturalmente", siguiendo su "naturaleza", porque nada está fuera de lugar; nada canta.

El urbanismo -el arte de ordenar la vida en la urbe- que se practica hoy en Barcelona ¿es táctico?

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