lunes, 21 de julio de 2025

Le Corbusier y los automóviles






 

Hace cien años, en 1925, se inauguraba la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales Modernas en el Campo de Marte y en el Grand Palais de París.

El Pabellón del Espíritu Nuevo, proyectado por el arquitecto suizo Le Corbusier, presentaba el nuevo plan urbanístico de París que Le Corbusier había ideado y que hubiera arrasado la ciudad como ninguna guerra lo había conseguido aún.

Dicho demoledor plan estaba financiado por Gabriel Voisin -de ahí el nombre Plan Voisin con el que se conoce esta atrocidad. 

Voisin fue uno de los primeros diseñadores, constructores y pilotos de aviones a principios del siglo XX. La historia de la aviación no se entiende sin él. 

La fabricación de aviones militares durante la primera guerra mundial le enriqueció hasta tal punto que, al acabar la guerra, enriqueció 1919, decidió cambiar de objetivo. 

Se dedicó, hasta la Segunda Guerra mundial, al diseño y fabricación de coches de lujo, muy exclusivos, con la marca Avions Voisin: automóviles de gran tamaño y cilindrada, al alcance de la realeza y unos pocos. Se fabricaron once mil coches. Hoy son casi imposibles de encontrar y el precio de los escasos ejemplares supera todas las previsiones.

Quien poseía un Avions Voisin fue Le Corbusier.

Fue también el diseñador de tres modelos de esta marca a finales de los años veinte.

Las villas de Le Corbusier se caracterizaban por accesos a través de rampas que conducían a la planta noble, en el primer piso. Estas rampas eran propias del espacio automovilístico. Las villas, siempre de estancias reducidas, solían poseen un único gran espacio: el garaje, pensado habitualmente para acoger a tres automóviles. Las medidas eran las de los Avions Voisin. Son estos coches que siempre aparecen en las fotografías de las villas de La Corbusier, en los años 20 y 30, con los que Le Corbusier también gustaba retratarse.

Tras la Segunda Guerra mundial, Avions Voisin cambió de registro. Suyo es el diminuto Biscuter de la postguerra.

Tras el cierre de la marca en 1956, el ingeniero principal entró en la fábrica de coches Citroen donde diseñaría el vehículo más popular de los años 50, muy alejado de los haigas que tanto fascinaban a Le Corbusier y que marcaron la historia de la arquitectura moderna occidental y colonial, el mítico Dos Caballos -que Le Corbusier nunca adquirió-, algunos de cuyos ejemplares aún circulan en villorrios franceses.






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