Fotos: Tocho, agosto de 2025
La Ciudad de los Periodistas fue -y es- el anverso, la cara lavada del barrio de chabolas de Can Baró, comentado en la “entrada” anterior.
Ambas, cara y cruz, reflejan bien cómo se urbanizó la parte alta de la ciudad de Barcelona, ubicada en las siete colinas que pautan las estribaciones de la Sierra de Collserola y, en este caso, el monte Carmelo.
Mientras las mansiones de la Ciudad de los Periodistas, rodeadas de jardines, en amplias parcelas bien defendidas por altos muros, se ubicaron en la parte baja de las laderas del monte Carmelo, fácilmente accesibles, constituyendo una ciudad-jardín, dispuesta en demi-círculo rodeando la base del monte, el barrio de chabolas del padre Alegre se emplazaró en la parte superior del monte, inaccesible, con fuertes pendientes y ninguna planificación: la ciudad-descampado.
La construcción de la ciudad de los periodistas, a cargo del arquitecto del gremio, sucedió a numerosas irregularidades. El proyecto logró acogerse a la reciente ley de las casas baratas que promovía construcciones económicas, con ayudas del estado, para las clases más desfavorecidas. Gracias a la complicidad del político millonario de derechas Cambó y del populista Lerroux, se levantaron mansiones de varias plantas a precios económicos, algunas ocupadas por directores de periódicos, y otras por personas ajenas a la profesión, en solares adquiridos al alcalde de la ciudad, de la familia del banquero Manuel Girona.
Se ha mantenido una parte de estas villas, cerca de la plaza Sanllehy, donde la carretera del Carmelo inicia el laborioso ascenso que conduce al parque Güell, ubicado en una de las laderas del monte Carmelo, que la familia Güell adquirió a la familia Turull, una de las más ricas de España en el siglo XIX.
Constituyen uno de los mejores ejemplos de ciudad-jardín en España, surcada por calles que culebrean por la ladera del monte, bien mantenidas, con sus luces y sombras originarias.
Agradecimientos a Xavier Justes, que nos comunicó la existencia y la historia de este conjunto, y a Joan Roig, por las numerosas indicaciones y reflexiones. Los errores son solo imputables al blog.












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