De entrada, en la entrada, el director advertía: no se trata de una exposición histórica, sino poética.
Una exposición sobre esculturas modernas occidentales que no quieren ser esculturas, que no buscan ser consideradas ni apreciadas como esculturas. Esculturas que se despojan de su condición escultórica junto con obras hasta entonces percibidas como no escultóricas que quieren cambiar de género. Esculturas de artistas nacionales e internacionales que son dibujos, fotografías, objetos de uso diario, elementos naturales, que no pretenden o se contentan con ser confundidas con dibujos, fotografías, objetos de uso diario ni elementos naturales, sino que quieren ser esculturas siendo al mismo tiempo lo contrario, obras bidimensionales, o materiales no tocados por la acción humana, que buscan mostrar que un dibujo o una fotografías puede ser una escultura porque así lo desea, lo afirma y así se presenta, sin que éste deseo implique renuncia alguna sino que enriquezca su naturaleza, su naturaleza doble.
La exposición, por tanto, es un acto de fe. Está pensada para conversos, y para quienes tienen fe en que estas dobles naturalezas existan y puedan ser apreciadas. Fuera de la iglesia, solo cabe el escepticismo o la indiferencia.
Los textos explicativos también producen cortocircuitos, como insólitas revelaciones que van en contra de los lugares comunes, las acepciones convencionales. Yuxtaponen y enlazan frases, conceptos sin solución de continuidad, que chocan y desconciertan buscando el fulgor del encuentro inesperado. Se pasa, en un abrir y cerrar de ojos, del espacio que abraza la escultura y en la que la escultura se ubica, el espacio que la escultura crea o modifica, a las vistas de la tierra desde el espacio, a la escultura minimalista que no quiere ser sino lo que es, un cuerpo en el espacio concreto, tangible, cercano, sin perderse por el espacio imaginario y de los sueños, para concluir con esculturas minimalistas que se oponen al minimalismo, que lo desmontan desde dentro, sabiendo lo que hacen y lo que exponen porque son minimalistas.
Los textos desconciertan, sacuden porque toman la realidad a contrapelo. La estatuaria de terracota y de bronce sólo se puede realizar mediante moldes. La casi totalidad de la estatuaria antigua, anterior al siglo XIX, así como la estatuaria moderna no occidental, nace, como un ser vivo, del vientre de un molde que imprime sus rasgos en el rostro y el cuerpo de la estatua. La retratística escultórica a menudo ha recurrido a máscaras mortuorias para reproducir la faz de la persona figurada o duplicada, el doble de la persona multiplicada a través y por sus imágenes petrificadas. Las máscaras mortuorias se moldean directamente sobre el rostro del difunto, una técnica inmemorial. Pero la exposición parte del presupuesto que la escultura moderna asume como propio, como rasgo característico, distintivo, para afirmar su singularidad, un rasgo o una técnica comúnmente utilizada por la estatuaria no moderna; una técnica que se asumía como inevitable -no se podían fundir esculturas de bronce sin moldes, ni se podían reproducir los más mínimos rasgos de un rostro cansado o envejecido, arrugado, plegado, doblado, vencido por el tiempo, sin el recurso de la máscara mortuoria- y que ahora la escultura moderna reivindica como una elección, una opción, el uso de moldes que se supone eran denostados (pero que se utilizaban comúnmente, quizá con vergüenza, sin afirmarlo) entre otras opciones, un gesto que denota libertad y no sometimiento a la técnica.
Una exposición que desmonta asunciones, afirmaciones que se daban por sentadas, que proclama la fe en otras maneras de crear esculturas, que defiende la voluntad de escultura de dejar de serlo, y de obras -que hasta hoy no eran esculturas- de serlo (de ser din dejar de ser escultura), y que concluye, tras esta singular metamorfosis, ante y con un dibujo, un dibujo de trazo fino que sugiere rostros o máscaras mortuorias, un dibujo de Lorca que nunca realizó ninguna escultura .
Una exposición iniciática sobre la paradójica, trágica condición de la escultura moderna, desgarrada entre lo que es y quiere ser, sobre los enigmáticos sentidos de la escultura moderna, que exige amplitud de miras y buena fe.
https://www.fmirobcn.org/es/exposiciones/5772/el-sentido-de-la-escultura
Obras de On Kawara, Beuys y Garcia Lorca en la muestra sobre escultura moderna
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